Sin milagro en Wall Street
El 'lobby' bancario no logra suavizar la reforma financiera en EE UU
Incluso cuando faltaba poco para el amargo final, los grandes bancos esperaban que el Congreso se reservara sus mejores golpes. Pero la ley de reforma regulatoria que acordaron el viernes los negociadores de la C¨¢mara de Representantes y el Senado de Estados Unidos asesta unos buenos mazazos. Aunque no les deja KO, s¨ª parece que limitar¨¢ los riesgos, y los beneficios, de Wall Street.
Naturalmente, seg¨²n la manera de ver las cosas de los reformadores m¨¢s radicales, los bancos se han hecho las v¨ªctimas y les ha salido bien. Pese a la crisis financiera m¨¢s grave desde la Gran Depresi¨®n, no se les ha disuelto como se hizo con los carteles estadounidenses de principios del siglo XX. Y seguir¨¢n estando autorizados a hacer cosas que van mucho m¨¢s all¨¢ de los pr¨¦stamos a negocios y consumidores. Pero ser¨¢ mucho m¨¢s complicado convertir eso en un derroche de beneficios y primas.
Los bancos no tendr¨¢n totalmente prohibido gestionar lucrativas plataformas de derivados. Pero para variedades de instrumentos m¨¢s arriesgadas, tendr¨¢n que delegar las contrataciones en una filial con capitalizaci¨®n separada. La mayor¨ªa de los derivados tambi¨¦n tendr¨¢n que autorizarse centralmente. Es probable que ambos cambios afecten a bancos como JPMorgan.
La Regla de Volcker tambi¨¦n ha sobrevivido las m¨¢s de 20 horas de negociaciones a la desesperada. Los bancos tendr¨¢n prohibido en gran medida hacer operaciones por cuenta propia. El sector financiero s¨ª ha obtenido una concesi¨®n en el frente de los fondos de cobertura y de capital riesgo, al obtener permiso para realizar peque?as inversiones en relaci¨®n con su capital, en lugar de ninguna, como se hab¨ªa propuesto inicialmente. Los grandes bancos y fondos de cobertura tambi¨¦n tendr¨¢n que pagar la aplicaci¨®n de la ley con una inesperada cuota basada en los riesgos. Esto les costar¨¢ 19.000 millones de d¨®lares a lo largo de cinco a?os, nada catastr¨®fico, pero s¨ª un lastre m¨¢s.
El efecto que estas y otras medidas tendr¨¢n en los beneficios no est¨¢ claro. Un analista de Citigroup ha probado a hacer un pron¨®stico y calcula que los ingresos de Goldman Sachs y Morgan Stanley podr¨ªan disminuir un 20%. Pero estos c¨¢lculos hay que verlos con reservas. Llevar¨¢ un tiempo asimilar del todo las repercusiones de la ley de 2.000 p¨¢ginas. Y los detalles de otros cambios clave, como el incremento de los requisitos de capital en EE UU y en todo el mundo, a¨²n est¨¢n por concretar.
Fij¨¦monos en la Regla de Volcker. Aunque la relativamente estricta versi¨®n definitiva parece ser una derrota para el sector financiero, el proceso de aplicaci¨®n es complicado. Los bancos quiz¨¢ tengan hasta siete a?os para adaptarse. En t¨¦rminos pol¨ªticos, esto significa varias elecciones al congreso y miles de oportunidades para suavizar los l¨ªmites. De modo que, a lo mejor, cuando las medidas entren en vigor, los letrados y cabilderos ya habr¨¢n conseguido hacer que la ley sea menos dolorosa para los bancos, aunque esto no ocurriera durante su tr¨¢nsito por el Congreso. Por ahora, los banqueros pueden consolarse pensando en que su negocio sigue m¨¢s o menos intacto y en que saben con mayor certeza qu¨¦ reglas lo gobernar¨¢n.
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