Sese?a: un bofet¨®n de realidad
Un grupo art¨ªstico propone que los j¨®venes arquitectos revisen la obra de El Pocero
Empezar la carrera de arquitectura con "una hostia de realidad": una visita guiada a la urbanizaci¨®n de El Pocero en Sese?a. Esa fue la idea del grupo Mmmm cuando recibi¨® el encargo de la Universidad Europea de Madrid para su inauguraci¨®n del curso 2008. "Normalmente los j¨®venes arquitectos visitan edificios emblem¨¢ticos, obras de arte... nosotros quer¨ªamos sumirles en la realidad m¨¢s brutal del oficio, decirles: 'chicos, esto es lo que hay", explica el arquitecto Alberto Alarc¨®n, uno de los cuatro miembros de este grupo de "proyectos art¨ªsticos y sociales". Mmmm lleva 11 a?os realizando acciones "interdisciplinares", es decir, dif¨ªciles de etiquetar: una excursi¨®n de abuelos al Festimad, la invasi¨®n de besos que paraliz¨® el centro de Madrid en 2002 o la reciente instalaci¨®n de un coche de ladrillo frente al Matadero. "M¨¢s que en galer¨ªas, exponemos en los medios", dice Eva Salmer¨®n, la periodista del grupo, refiri¨¦ndose a la alta repercusi¨®n medi¨¢tica de sus acciones. Han salido en la BBC y en la tele japonesa.
El Residencial Francisco Hernando -bautizado en nombre de su promotor, Paco El Pocero- tampoco anda mal de repercusi¨®n medi¨¢tica. El pasado 12 de mayo la urbanizaci¨®n lleg¨® a la portada de The Washington Post: era la met¨¢fora perfecta de la crisis inmobiliaria en Espa?a. Antes de sonar en Estados Unidos, el manhattan de Sese?a, construido en un secarral en la frontera de Toledo con Madrid, ha llenado cientos de titulares patrios sobre especulaci¨®n, corrupci¨®n y tribunales (por la guerra de demandas entre el alcalde de Sese?a y El Pocero). Tambi¨¦n conocemos el lado humano del asunto. Por un lado, los vecinos, los que adoran al promotor y los que no pueden pagarse el piso. Por otro, El Pocero que de la miseria de las alcantarillas lleg¨® a los cielos en un jet privado como el de Bill Gates -se le ha visto azuzando periodistas con una se?al de obra y llorando de emoci¨®n cuando prest¨® su ayuda a la chica burbuja, una enferma de sensibilidad qu¨ªmica-.
De lo que casi nunca se habla es de Sese?a como arquitectura. "Esto es lo que te sale cuando tu ¨²nica gu¨ªa son los par¨¢metros especulativos", opina el arquitecto de Mmmm en las calles desiertas de la urbanizaci¨®n. "Troceas el solar de la forma m¨¢s rentable, sac¨¢ndole la mayor edificabilidad posible, colocas una ret¨ªcula, haces tres tipos de bloques id¨¦nticos, aplicas est¨¢ndares caducos de lo que debe ser una vivienda (sal¨®n, cocina, dos o tres dormitorios) para que sean f¨¢ciles de empaquetar y vender... Arquitect¨®nicamente todo esto se puede dibujar en tres horas, basta con dise?ar un par de pisos por manzana y repetir el m¨®dulo". Resumiendo: "No se han comido nada el coco". El resultado, seg¨²n Alarc¨®n, es una arquitectura que no es flexible ("las nuevas familias ya no necesitan tres dormitorios"), ni funcional ("no hay lugares de encuentro"), ni sostenible ("?c¨®mo riegas todo esto?, ?cu¨¢ntas farolas hacen falta para iluminarlo?"), ni especialmente barata ("puestos a hacer algo as¨ª, en vez de ladrillo colocado a mano, habr¨ªa sido mejor una soluci¨®n prefabricada"). Las palmeras est¨¢n "claramente deprimidas" y la escultura de los padres de El Pocero en una rotonda es "cutre y egomaniaca". "?Una palabra para describir el lugar? Absurdo", zanja Alarc¨®n.
Quiz¨¢s por ello su visita con alumnos no estuvo exenta de cierto surrealismo. El rector deb¨ªa dar el discurso inaugural por la megafon¨ªa del autob¨²s como un gu¨ªa tur¨ªstico (al final no se pudo, por la afluencia). Tambi¨¦n hubo humor involuntario: terminado el tour, muchos alumnos admitieron que no les importar¨ªa acabar haciendo algo parecido a Sese?a.
Las gr¨²as han desaparecido de la urbanizaci¨®n pero la mayor¨ªa de las persianas siguen cerradas. Hay calles enteras cortadas con vallas de obra. Casi nadie usa los pasos de cebra, el carril bici, el parque, los columpios, las canchas, el embarcadero... "Tiene un punto posnuclear", dice Salmer¨®n y en eso surge de la nada un desfile de motos: "?Es Mad Max!". La comparsa de alta cilindrada saca a la gente a las terrazas y los pocos vecinos se saludan de bloque a bloque.
Al fondo de la urbanizaci¨®n, la vida: el bar est¨¢ lleno. Tras las ca?as y la morcilla, los Mmmm reflexionan: "Siempre se habla de Sese?a como un horror, que lo es, pero la poca gente que vive aqu¨ª pone geranios en el balc¨®n, cuelga la bandera del mundial y en el bar sirven buenas tapas". "A pesar de la mala prensa del lugar", dice Salmer¨®n, "los pocos que se atrincheran aqu¨ª intentan que sea un sitio acogedor... Es la naturaleza humana". Esa que puede hasta con el ladrillo m¨¢s duro.
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