Ley prescindible
El Gobierno proyecta una norma que avala a todos los credos y no avanza en el laicismo
Es esperable que el prometido proyecto de ley de libertad religiosa que env¨ªe el Gobierno socialista al Parlamento profundice en la aconfesionalidad del Estado. El borrador que maneja el Ejecutivo contiene, sin embargo, mensajes contradictorios que indican que no hay una voluntad real de emprender ese camino. Se proh¨ªben los crucifijos en las escuelas y establecimientos p¨²blicos y, al mismo tiempo, se mantiene la garant¨ªa de la ense?anza religiosa en la escuela, adem¨¢s de pedir a los centros docentes que procuren adecuar la alimentaci¨®n a las confesiones de los alumnos. Se dictamina que los actos oficiales organizados por los poderes p¨²blicos se lleven a cabo sin ceremonias religiosas y, al tiempo, no se abre la puerta a la objeci¨®n de conciencia para aquellos funcionarios p¨²blicos que deban participar en ellas.
El Gobierno se comprometi¨® a sacar adelante una ley de libertad religiosa en esta segunda legislatura y todo parece indicar que ni las circunstancias ni el alcance de su propia convicci¨®n aconsejan un cambio legislativo que puede quedarse muy corto y abrir, sin embargo, un agrio debate. Tras un a?o de trabajo ha vuelto a aplazar su proyecto, pero su falta de convicci¨®n lo demuestra, fundamentalmente, el contenido de ese primer borrador publicado por EL PA?S. Dicho borrador proclama la neutralidad de los poderes p¨²blicos respecto a la religi¨®n o las creencias, pero no se baraja la derogaci¨®n de los dos acuerdos (el de 1979 y el de financiaci¨®n de 2007) que deparan a la Iglesia cat¨®lica una situaci¨®n privilegiada frente al resto de las confesiones. Tampoco se proyecta retirar de la Constituci¨®n la alusi¨®n directa a la Iglesia cat¨®lica, una mera cita que la Conferencia Episcopal utiliza en su beneficio.
En vez de profundizar en el laicismo del Estado, este proyecto parece querer convertirlo en multiconfesional. Algunos de los cambios que se proponen no est¨¢n relacionados con nuestro ordenamiento jur¨ªdico, sino con tradiciones que en ocasiones no respetan la actual ley vigente de 1980. Para eliminar los s¨ªmbolos religiosos quiz¨¢ no ser¨ªa necesario legislar, sino provocar su retirada bajo el aval de una sentencia del Tribunal de Estrasburgo que ha declarado incompatible el crucifijo en la escuela p¨²blica con la libertad religiosa. Para eximir a un militar de participar en un acto religioso basta aplicar la ley actual, que la condiciona a la voluntariedad; y para dejar de organizar funerales cat¨®licos de Estado, bastar¨ªa con no programarlos.
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