Primer paso: 24 horas sobrio
Los alcoh¨®licos en terapia se marcan plazos de un d¨ªa sin probar una copa - Aumenta la cifra de mujeres adictas y la media de edad baja a 39 a?os
"Mi problema es la primera copa, no la ¨²ltima. El primer trago te lleva al infierno y no puedo controlarlo porque soy alcoh¨®lico. Llevo 30 a?os bebiendo, degradado, viviendo en la mentira y el enga?o, haciendo mucho da?o. Pero hace 10 a?os dej¨¦ el alcohol. Ese d¨ªa volv¨ª a nacer y empec¨¦ a hacer frente a mis miedos. Aqu¨ª y ahora, decido no beber porque es la ¨²nica medicina para controlar mi enfermedad". Mikel, de 53 a?os, aunque podr¨ªa ser Juan o Carlos porque el anonimato es una tradici¨®n que deben salvaguardar en Alcoh¨®licos An¨®nimos (AA), se dirige con esta declaraci¨®n de intenciones a un grupo de 16 alcoh¨®licos en proceso de recuperaci¨®n durante una de las dos reuniones semanales que celebran en el centro social Villa Mirentxu, situado en Lasarte-Oria.
La colaboraci¨®n de Osakidetza logra un 11,5 % m¨¢s de gente en las reuniones
Compartir vivencias ayuda a dominar la dependencia del alcohol
Mujeres y hombres, de entre 30 y 60 a?os, escuchan con atenci¨®n a un veterano que dirige la reuni¨®n mientras los compa?eros se van identificando con los testimonios de las experiencias que van narrando uno a uno. S¨®lo un alcoh¨®lico puede entender las pesadillas que vive un adicto al alcohol. Coinciden en que compartiendo vivencias es m¨¢s f¨¢cil dominar la dependencia de la bebida. "Las reuniones han conseguido que yo no caiga de nuevo. Te recuerdan que eres alcoh¨®lico para toda la vida y que no puedes bajar la guardia", cuenta Marta, de 55 a?os, que lleva siete seca y esta semana es la encargada de atender por tel¨¦fono las emergencias.
El alcoholismo no entiende de clases sociales ni de sexos. Es una enfermedad progresiva, cr¨®nica y mental seg¨²n la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS). Aunque el perfil del alcoh¨®lico est¨¢ cambiando en el Pa¨ªs Vasco con el incremento de mujeres adictas y el descenso de la media de edad a 39 a?os, seg¨²n datos del Gobierno vasco y de AA, la asociaci¨®n que el pasado 10 de junio celebr¨® el 75? aniversario de su fundaci¨®n.
El 21% de las personas de entre 15 y 75 a?os consume alcohol a diario y el 30% de los consumidores admiten que les ha acarreado m¨¢s perjuicios que beneficios. "Un alcoh¨®lico est¨¢ metido en un mundo de fabulaciones y enga?os porque no vive la realidad. Despu¨¦s de tres d¨ªas vomitando y acabar tirado tras beberte lo que no est¨¢ escrito, te repites que no volver¨¢s a hacerlo hasta que pruebas otra vez la primera copa", confiesa uno de los participantes en la terapia colectiva.
Desde que Alcoh¨®licos An¨®nimos -tiene cuatro millones de miembros en el mundo y unos 1.500 en Euskadi- colabora con Osakidetza se ha incrementado un 11,5% las personas que acuden a la asociaci¨®n de forma permanente. Precisamente, los m¨¦dicos de atenci¨®n primaria son quienes aconsejan a los enfermos que vayan a AA para dar el primer paso hacia la sobriedad.
El grupo reunido en Villa Mirentxu arropa a tres alcoh¨®licos en su segunda sesi¨®n terap¨¦utica. Son m¨¢s fr¨¢giles que el resto. Creen que no va a ser f¨¢cil dejar de beber, pero est¨¢n contentos a la vez que asustados tras haber dado el primer paso. Es en ese momento cuando el plan de las 24 horas se pone en marcha para ellos. Consiste en decir: "S¨®lo por hoy no voy a beber".
Se trata de vivir el presente y conseguir estar un d¨ªa sobrio, y luego otro, y otro. As¨ª consecutivamente. El resto del grupo expone su propia experiencia y reconoce que es duro pero funciona, porque hay que evitar las tentaciones. Seg¨²n los testimonios de los miembros de AA, un alcoh¨®lico no disfruta del presente, s¨®lo vive el pasado atorment¨¢ndose de lo que ha hecho o ve en el futuro la pr¨®xima borrachera. "No he tenido ganas de beber porque toqu¨¦ fondo con la bebida y quer¨ªa salir como fuera. No entend¨ªa lo que me pasaba y quer¨ªa morirme. Por eso, ahora no volver¨ªa al trago. Tengo mucho que perder", explica el veterano.
El espejismo de la 'nube rosa'
Los alcoh¨®licos la conocen como nube rosa. Casi todos la viven hacia el primer a?o de haber dejado la bebida. Se sienten felices, creen que se han curado, empiezan a dejar atr¨¢s las lagunas mentales y a disfrutar del presente. Muchos empiezan entonces a recuperar a su familia y amigos si los hab¨ªan perdido en el camino. "Quieres salir a la calle y gritar al mundo que eres alc¨®holico pero que has encontrado una salida. Est¨¢s tocando el cielo con las manos y te das cuenta de d¨®nde has salido y d¨®nde est¨¢s", explica un alcoh¨®lico que lleva diez a?os sin beber y sigue aplicando la f¨®rmula de las 24 horas d¨ªa tras d¨ªa.
Pero son sensaciones ficticias. En el segundo paso del programa de desintoxicaci¨®n vuelven a tocar tierra y los alcoh¨®licos se encuentran de cara con su propia realidad. "Asusta mucho. ?Y este soy yo? Entonces te dicen: "Bienvenido al club. Esto es el alcoholismo, no es s¨®lo la borrachera, sino las obsesiones y los miedos que est¨¢n en tu cabeza".
Todos los alcoh¨®licos se preguntan lo mismo: "?Por qu¨¦ no podemos beber una copa como los dem¨¢s?" La respuesta es que no hay control, una vez que se enciende la mecha del primer trago el cerebro se activa y no se puede parar. Muchos lo ven como una enfermedad de las emociones, "del alma", dicen algunos. "Somos un pozo sin fondo y bebes lo que sea, qu¨¦ m¨¢s da, buscas el efecto que produce en ti. Cuando est¨¢s tirado es la ¨²nica forma de que tu cabeza y tu boca est¨¦n calladas y s¨®lo quieres reventar", confiesa un miembro de Alcoh¨®licos An¨®nimos.
Lo peligroso es que la enfermedad arrastra tambi¨¦n a las familias. Los mismos alcoh¨®licos lo ven como una especie de tornado que engulle todo lo que est¨¢ a su alcance hasta el punto de que todo el entorno acaba afectado por el alcohol. Jos¨¦ tiene 65 a?os y lleva 22 sin probar un trago. El d¨ªa que lleg¨® a la asociaci¨®n fue acompa?ado por su mujer y sus tres hijos.
Mikel cuenta que llam¨® por tel¨¦fono un s¨¢bado de borrachera a Alcoh¨®licos An¨®nimos seguro de que nadie iba a contestar al otro lado. Pero se equivoc¨®. "La primera frase no se me olvidar¨¢ nunca y es la que me ha motivado a venir a las reuniones. 'No est¨¢s solo' me dijeron, y eso, para una persona miedosa, solitaria e introvertida fue decisivo a la hora de dar el primer paso para dejar de beber".
Las reuniones dan pie a las an¨¦cdotas. Hay risas y tambi¨¦n broncas. El caf¨¦ y los dulces inundan la sala. Los alcoh¨®licos pasan una bolsa verde de fieltro para las contribuciones. Es la s¨¦ptima tradici¨®n de la asociaci¨®n: la independencia econ¨®mica por encima de todo.
Muchos quieren madurar, aprender a gestionar el tiempo, respetarse m¨¢s y ser respetados, recuperar sus vidas. Otros comparten trucos: alejarse de los bares y no tener alcohol en casa. Hay quienes son cautos hasta con los bombones de co?ac, los enjuagues bucales o el vinagre de J¨¦rez. "Prueba el de manzana", le anima una mujer a otra.
75 a?os de trabajo
- Alcoh¨®licos An¨®nimos. Naci¨® en 1935 en Akro (Ohio, EE UU) por iniciativa de Bill W. y el m¨¦dico Robert Smith (Dr. Bob). Ambos eran enfermos alcoh¨®licos pero se dieron cuenta de que al compartir sus experiencias
controlaban el impulso de beber.
- Cifras. El 21% de las personas de entre 15 y 75 a?os consume alcohol a diario en Euskadi. Cada vez son m¨¢s mujeres y la edad media baja a los 39 a?os.
- Enfermedad. La OMS la cataloga como una enfermedad cr¨®nica, progresiva y mental. El alcoholismo parece ser producido por la combinaci¨®n de diversos factores fisiol¨®gicos, psicol¨®gicos y gen¨¦ticos.
- Recuperaci¨®n. Los especialistas recomiendan evitar "a toda costa" la primera copa para mantenerse sobrio y darse plazos de 24 horas o incluso menos sin ingerir alcohol.
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