El autismo europeo
Si algo ha sabido crear esta Europa hoy en crisis ha sido un modelo de bienestar econ¨®mico y jur¨ªdico -por m¨¢s que hoy est¨¦ amenazado- que ha ido extendi¨¦ndose por el continente a lo largo de m¨¢s de medio siglo. Ese ha sido el "efecto llamada" para las sucesivas incorporaciones de pa¨ªses y para las expectativas de otros que llaman a sus puertas.
Efecto llamada tambi¨¦n para ciudadanos de terceros pa¨ªses, algunos hoy ya en el jir¨®n europeo y otros sin una expectativa pr¨®xima (y quiz¨¢s ni lejana) de incorporaci¨®n, que han emigrado hacia los pa¨ªses europeos en busca de esa seguridad econ¨®mica y jur¨ªdica de que ha hecho gala Europa en la segunda mitad del siglo XX y el arranque del XXI.
La deriva autoritaria de Marruecos en los ¨²ltimos tiempos no parece preocupar a la Uni¨®n Europea
T¨²nez acosa a sus disidentes incluso fuera de sus fronteras
En 1995, con el proceso de Barcelona, se crey¨® llegado el momento de exportar dicho modelo, y los valores democr¨¢ticos que lo sustentaban, a los pa¨ªses de la orilla sur del Mediterr¨¢neo, aun cuando la perspectiva de uni¨®n pol¨ªtica no estuviera contemplada. La ca¨ªda del muro de Berl¨ªn hab¨ªa permitido la apertura hacia el Este de la Comunidad Europea y el clima de paz que entonces reinaba en Oriente Pr¨®ximo permiti¨® pensar en una apertura hacia las fronteras del Sur de Europa, aunque, eso s¨ª, estableciendo una barrera dif¨ªcilmente salvable por imperativo de la geograf¨ªa.
La esperanza de un Mediterr¨¢neo de paz y estabilidad que incluyera la democracia en sus presupuestos se ahog¨® por razones pol¨ªticas con el recrudecimiento del conflicto palestino-israel¨ª desde el a?o 2000.
La ya Uni¨®n Europea imagin¨® otras f¨®rmulas de apertura hacia sus vecinos de la cuenca mediterr¨¢nea consistentes en incentivar las reformas en los pa¨ªses que aspirasen a una convergencia con los valores y el modelo europeo, con un trato especial, privilegiado, el estatuto avanzado, que permitiera una proximidad en muy diversos ¨¢mbitos, aunque sin un acceso pleno a las instituciones de la UE.
Entre esos pa¨ªses se destac¨® a Marruecos, que hab¨ªa puesto en marcha ciertas reformas, aunque al ritmo homeop¨¢tico marcado por los lastres de unas estructuras sociales y pol¨ªticas arcaizantes que han trabado y traban dicha convergencia institucional y jur¨ªdica con Europa.
Pero el logro de ese estatuto se ha usado por las autoridades de Marruecos como aval y carta blanca para reforzar las derivas autocr¨¢ticas de un sistema pol¨ªtico que se ufana en su singularidad y en su especificidad para no sintonizar con los valores que han permitido la construcci¨®n europea.
La deriva de los ¨²ltimos meses resulta preocupante, hasta el punto de que uno de los pocos peri¨®dicos independientes que van quedando en el pa¨ªs, Tel
Quel, considera que Marruecos va encamin¨¢ndose hacia una burda dictadura a la tunecina, donde toda disidencia es perseguida. Las cr¨ªticas que, desde el primer ministro hasta una cohorte de partidos oficialistas, se han cebado en la Asociaci¨®n Marroqu¨ª de Derechos Humanos (AMDH) por disentir de la unanimidad forzada en la cuesti¨®n del S¨¢hara (en su reciente congreso se core¨® la autodeterminaci¨®n para el S¨¢hara), los ataques a las libertades individuales m¨¢s esenciales cometidas contra los periodistas Ali Amar (uno de los ex directores de la suprimida Le Journal hebdomadaire) y Zineb El Rhazoui (cofundadora del MALI, Movimiento Alternativo por las Libertades Individuales), las expulsiones de religiosos cristianos por supuestos "delitos" de proselitismo, las censuras cada vez m¨¢s frecuentes de radios y medios de comunicaci¨®n por la expresi¨®n de opiniones que no pasar¨ªan en otros contextos de meras bromas, por poner solo unos ejemplos recientes, deber¨ªan ser considerados incompatibles con ese estatuto avanzado que Marruecos pregona como el premio a sus "avances democr¨¢ticos".
El riesgo de "tunificaci¨®n" de Marruecos es tanto m¨¢s preocupante cuanto que tambi¨¦n T¨²nez parece que va a ser "agraciado" con dicho estatuto avanzado por una Europa que hace cada vez m¨¢s o¨ªdos sordos a las cr¨ªticas por las violaciones de los derechos humanos de sus socios privilegiados. La banalizaci¨®n de esa "vecindad privilegiada" aumentar¨¢ a¨²n m¨¢s el recelo con que miran a Europa ciertas ¨¦lites ilustradas que luchan en sus pa¨ªses por construir un Magreb en sinton¨ªa con los valores que dice afirmar la Uni¨®n.
Recientemente, tuvo lugar en Madrid un acto p¨²blico de diversas asociaciones tunecinas de derechos humanos que vinieron a advertir a las autoridades espa?olas, en ejercicio de la presidencia de la UE, de los riesgos del apoyo incondicional a un Gobierno como el tunecino, que persigue toda disidencia sin que ello le impida negociar el estatuto avanzado. El acto p¨²blico, celebrado en el Ateneo madrile?o, fue "reventado" literalmente por un buen n¨²mero de miembros de una "sociedad civil" a las ¨®rdenes del Gobierno, tra¨ªda ex profeso desde T¨²nez a cargo de su erario p¨²blico, para desacreditar el acto con los m¨¢s burdos m¨¦todos -y argumentos- concebibles. Fui testigo.
Pocas semanas m¨¢s tarde, el Gobierno tunecino, no contento con coartar la libre expresi¨®n de opiniones incluso fuera del pa¨ªs, ha presentado un proyecto para modificar un art¨ªculo del C¨®digo Penal que prev¨¦ sanciones de hasta 20 a?os de prisi¨®n contra quienes contacten con "agentes de una potencia extranjera con el fin de da?ar la situaci¨®n militar o diplom¨¢tica de T¨²nez". El contexto en que esta modificaci¨®n va a ser aprobada y el historial de una justicia a las ¨®rdenes del poder ejecutivo no hacen sino prever lo peor de una aplicaci¨®n que puede servir para reprimir a quienes osen hablar cr¨ªticamente de la situaci¨®n del pa¨ªs fuera de sus fronteras.
Una Europa contraria a sus valores, que se muestra autista ante estas derivas autocr¨¢ticas, ya sea en T¨²nez, en Marruecos o en cualquier otro pa¨ªs, no pasar¨¢ de ser m¨¢s que un holding de pa¨ªses interesados en su propio beneficio, alej¨¢ndose de d¨ªa en d¨ªa de cuantos creyeron que pod¨ªa ser una esperanza para el cambio democr¨¢tico en los pa¨ªses de su entorno.
Bernab¨¦ L¨®pez Garc¨ªa es catedr¨¢tico de Historia del Islam Contempor¨¢neo en la UAM y miembro del Comit¨¦ Averroes.
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