Y Rufus se dej¨® querer
El artista norteamericano sorprende al p¨²blico de Vigo con un concierto solo a piano en el que s¨ª admiti¨® aplausos
Quiz¨¢ fuese este sol de verano o la alegr¨ªa futbolera que a Rufus Wainwright le ha tocado vivir desde que puso pie en la Pen¨ªnsula Ib¨¦rica, el caso es que, tanto en su concierto de Valencia como en el de Vigo, el pasado mi¨¦rcoles, el artista norteamericano contradijo sus propios planes, difundidos a trav¨¦s de su p¨¢gina web oficial y transmitidos por las promotoras de sus actuaciones, que anunciaban un espect¨¢culo en dos partes con el recogimiento del luto y la furia de una banda.
De hecho, los equipos t¨¦cnicos contratados para la cita viguesa preve¨ªan un recital con mayores necesidades de luz y sonido que las que precisan un piano y dos m¨²sicos. El pianista Stephen Oremus, director musical del homenaje a Judy Garland que el canadiense organiz¨® en el Carnegie Hall de Nueva York, acompa?¨® a Wainwright en la adaptaci¨®n a su estilo grandilocuente y arrebatado del cancionero estadounidense del siglo XX. Fue toda su compa?¨ªa durante un pu?ado de temas y en el segundo y ¨²ltimo bis.
El factor sorpresa es otra baza con la que llevar de calle a un p¨²blico que llen¨® por completo el Teatro Caixanova y que, mayoritariamente, esperaba una puesta en escena con exigencias de silencio y prohibici¨®n de aplauso. Nada de eso hubo y es de esperar que el programa de esta noche en Girona sea otra vez un calco de las ocasiones precedentes. El levantamiento del veto fue acogido con gran alborozo desde el minuto cero, en cuanto Wainwright, vestido con pantalones vaqueros grises, chaleco del mismo color, camisa rosa y zapatillas deportivas, cruz¨® por primera vez las tablas hacia el majestuoso piano de cola que reluc¨ªa bajo los focos de un escenario sobrio, decorado tan solo con una iluminaci¨®n compacta que fue cambiando del rojo intenso del inicio hacia el azul cobalto del tramo final.
Imaginando a Madonna
Desde los primeros instantes de Beauty Mark (incluida en su primer disco, Dreamworks, 1998) hasta el final con Going to a town (del disco Release the Stars, 2007), el artista desgran¨® temas de todo su repertorio, agradeci¨® los v¨ªtores casi tras cada interpretaci¨®n y pulveriz¨® distancias con la desnudez de sus sentimientos, sobre todo cuando agradeci¨® el cari?o de sus fans para superar sus amargas circunstancias personales tras el fallecimiento de su madre.
Tambi¨¦n mucha simpat¨ªa. "?Qu¨¦ teatro tan bonito! Cuando llegu¨¦ esta tarde, enseguida me imagin¨¦ a Madonna, vestida como una diva, descendiendo por la escalinata", revel¨® a su auditorio. La estrella es humana y, adem¨¢s, buen negociante. Antes de sumergirse en la composici¨®n que abre su ¨²ltimo disco, All Days Are Nights: Songs for Lulu (2010), Who Are You in New York?, puntualiz¨®: "Toca ponerse tristes porque vamos a entrar en el territorio de Lulu, pero pod¨¦is aplaudir si quer¨¦is. Hay cierta confusi¨®n alrededor del tipo de espect¨¢culo con el que voy de gira. Regresar¨¦ a Europa despu¨¦s del verano con el Lulu Show y seguro que, para entonces, querr¨¦is verlo".
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