Ventanillas cerradas
Moody's amenaza a la deuda espa?ola mientras los bancos europeos clausuran el interbancario
Europa no logra infundir tranquilidad en los mercados financieros ni reducir los temores sobre la deuda p¨²blica de Espa?a. La agencia de calificaci¨®n Moody's anunci¨® el mi¨¦rcoles que ha puesto en revisi¨®n con expectativas de rebaja la calificaci¨®n de la deuda espa?ola (triple A). Las razones de Moody's son tan viejas como la crisis y se resumen en la previsi¨®n de que la econom¨ªa espa?ola no tiene expectativas de recuperaci¨®n a corto y medio plazo, circunstancia que complicar¨¢ el cumplimiento de sus objetivos fiscales. Moody's hizo algo m¨¢s: rebaj¨® la calificaci¨®n de deuda de cuatro autonom¨ªas (Madrid, Castilla y Le¨®n, Castilla-La Mancha, Extremadura y Murcia), por el deterioro de su situaci¨®n financiera. La advertencia de Moody's tiene una interpretaci¨®n inmediata, y es que las comunidades aut¨®nomas no se han tomado en serio que la crisis financiera tambi¨¦n les exige un esfuerzo de austeridad.
Es evidente que la solvencia p¨²blica espa?ola ha perdido credibilidad ante los inversores y que ese deterioro se explica en gran parte por la espiral perversa en la que han ca¨ªdo los pa¨ªses con un d¨¦ficit p¨²blico elevado y una pol¨ªtica econ¨®mica de ajuste r¨¢pido impuesta por la Comunidad Europea. Para combatir el d¨¦ficit, se proponen ajustes presupuestarios dr¨¢sticos, que incluyen recortes importantes en la inversi¨®n; la debilidad presupuestaria retrasa la recuperaci¨®n econ¨®mica y, por tanto, resta credibilidad a los objetivos de reducci¨®n del d¨¦ficit. Las agencias de rating se limitan a acelerar este c¨ªrculo vicioso. Esa es una de las razones por las cuales no parece in¨²til del todo poner en pie una Agencia Europea de Calificaci¨®n que tenga en cuenta las condiciones objetivas de cada econom¨ªa y su situaci¨®n financiera.
La otra gran fuente de inquietud para las autoridades europeas es la situaci¨®n de la banca. Ayer mismo se desvanec¨ªan los temores, agitados desde algunos centros de inversi¨®n, que aseguraban que la banca europea (en particular, la espa?ola) no estaba en condiciones de devolver los 442.000 millones inyectados por el BCE en 2009 como medida excepcional de liquidez. No hubo sorpresas y los bancos devolvieron el dinero tomado al 1%. Pero la normalidad es solo aparente. El mal que atenaza a las instituciones financieras europeas no es el temor por la prolongaci¨®n o no de las medidas de liquidez del BCE, sino la desconfianza patol¨®gica que se ha adue?ado del mercado interbancario. Ayer, los bancos del euro depositaron casi 310.000 millones en el BCE, porque prefieren obtener una remuneraci¨®n del 0,25% (o adquirir deuda de sus pa¨ªses) a arriesgarse en operaciones de mercado aunque sean m¨¢s rentables.
No hay que minusvalorar el riesgo de colapso, porque la desconfianza se agrava con cualquier pretexto. Hasta mediados de 2009, las instituciones restring¨ªan por la situaci¨®n de sus balances, agujereados por los activos basura; ahora se resguardan tambi¨¦n ante la hip¨®tesis de impuestos excepcionales a sus pasivos o beneficios.
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