Medell¨ªn es una cumbia sin freno
Ocho mil participantes y 250 artistas se dan cita en la ciudad colombiana dentro del Congreso Iberoamericano de Cultura, dedicado este a?o a la m¨²sica
Es muy probable que no haya nada m¨¢s bajo en la escala de la evoluci¨®n sonora que un himno nacional, sea el que sea. Y, sin embargo, las trompetas del de Colombia fueron las primeras notas que se sintieron en el Congreso Iberoamericano de Cultura. En su tercera edici¨®n y hasta ma?ana se dedica en Medell¨ªn al a ratos sublime, siempre inasible e inagotable asunto de la m¨²sica.
Por suerte, la ilusi¨®n de oficialidad termin¨® con la cacofon¨ªa de abucheos y silbidos con la que un auditorio de centro de convenciones de unas tres mil personas recibi¨® el discurso inaugural del presidente en funciones y orador ilusionista ?lvaro Uribe: "Colombia ha permanecido unida a lo largo de su historia y a pesar de la violencia gracias a la cultura", dijo. Y qued¨® abierta una cita que ha convocado a 8.000 participantes en 170 eventos (entre charlas, mesas redondas y conciertos) y cuenta con la participaci¨®n de m¨¢s de 250 artistas.
Uribe: "Colombia se ha unido a pesar de la violencia gracias a la cultura"
Jorge Drexler, Susana Baca y Silvio Rodr¨ªguez, entre los m¨²sicos invitados
Faltaba poco para que Puerto Candelaria, una de las bandas m¨¢s relevantes de esa revoluci¨®n iconoclasta colombiana que llaman cumbia underground y en cuyos inicios estuvo Eka, que tambi¨¦n cant¨®, proclamase sobre ese mismo escenario el advenimiento de un saludable "desorden", concepto escasamente uribista. Fue hacia el final de un concierto de presentaci¨®n que sirvi¨® de viaje por la riqueza sonora de Colombia, con paradas en la negrura del palenque, la melancol¨ªa de la m¨²sica llanera o la aguda emoci¨®n del vallenato.
A eso precisamente est¨¢ dedicado tanto alarde organizativo; a remontar un inabarcable r¨ªo musical que parte de Los Algodonales, en el cielo norte M¨¦xico, desemboca en la Pen¨ªnsula Brunswick, abismo meridional chileno, y recibe afluencias portuguesas y espa?olas. Y eso que hasta el momento la aportaci¨®n peninsular no ha pasado de testimonial: qui¨¦n sabe si porque un asunto ministerial dej¨® a ?ngeles Gonz¨¢lez-Sinde indispuesta para viajar a Medell¨ªn o porque a la legaci¨®n art¨ªstica espa?ola (Antonio Carmona y Rosario) no se la espera hasta hoy.
Las conclusiones hasta el momento dejan claro que la m¨²sica latinoamericana resulta de la gozosa suma de tres influencias: la europea, la ind¨ªgena y la africana (hay una notable exposici¨®n tra¨ªda por el SEACEX espa?ol al Museo de Antioquia que refrenda esta tesis). Tambi¨¦n, que el musical es un sector en una encrucijada de adversidades y virtudes y que la profesi¨®n, sobre todo la secci¨®n folkl¨®rica, se caracteriza por su "resistencia" (as¨ª se comprob¨® ayer en una madrugadora mesa redonda con la cantautora afroperuana Susana Baca).
Qued¨® igualmente demostrado que el p¨²blico colombiano es uno de los m¨¢s agradecidos e informados que quepa imaginar. Las conferencias se llenaron incluso cuando quedaron enfrentadas en directa competencia con el Mundial ("estamos tristes por no participar", admiti¨® el alcalde Alonso Salazar, "pero metemos goles con Juanes y Shakira") o cuando la violencia que azota la regi¨®n devolvi¨® a los congresistas la tozuda realidad.
La masacre, en la madrugada de ayer y por asuntos de narcotr¨¢fico, de ocho personas en una discoteca del vecino municipio de Envigado a?adi¨® algo de tensi¨®n al encuentro. Y poco m¨¢s, porque cuesta imaginar un despliegue policial m¨¢s apabullante como el exhibido en el congreso. Hay mucho en juego; Medell¨ªn conf¨ªa a eventos como ¨¦ste (o los recientes Juegos Suramericanos o la pr¨®xima Bienal Iberoamericana de Arquitectura) la demostraci¨®n definitiva de que la ciudad ha superado los traumas de los 90, cuando el Estado casi claudic¨® ante el empuje del narco y Pablo Escobar campaba a sus anchas como el vecino m¨¢s famoso.
Esas ganas de normalidad se hab¨ªan citado en la noche del jueves en el primero de los tres conciertos multitudinarios y gratuitos que pretenden acercar el congreso al pueblo. Con permiso del inteligente cantautor uruguayo Jorge Drexler y del rockero argentino Le¨®n Gieco, un ensimismado Silvio Rodr¨ªguez protagoniz¨® una velada que congreg¨® a unas 30.000 personas. Hac¨ªa 25 a?os que Rodr¨ªguez no comparec¨ªa en Medell¨ªn. Y el p¨²blico reaccion¨® con fervor, hasta el punto del conato de disturbio, cuando las vallas de seguridad cedieron ante el empuje de los jovenc¨ªsimos aficionados.
Despu¨¦s, los conciertos (especialmente el de ayer, de Los Van Van) dejaron paso a la noche medellinense, a los locales de salsa donde la m¨²sica de Ismael Rivera es un asunto serio y uno puede discernir la procedencia de los bailarines (de Cali, "ciudad salsera", del propio Medell¨ªn o de Bogot¨¢) por el modo en el que (asombrosamente) mueven los pies.
El ejercicio que se antoj¨® la puesta en pr¨¢ctica de la estimulante palabrer¨ªa diurna. ?Y de qu¨¦ se habla? Desde disquisiciones sobre la sempiterna crisis musical hasta asuntos de severa meloman¨ªa, como escuchar a la l¨ªder de Aterciopelados Andrea Echeverry hacer justicia al veterinario, cantautor y originador de la carranga colombiana Jorge Velosa. O al escritor colombiano David S¨¢nchez Juliao sentenciar: "Nos quitaron la historia de Am¨¦rica Latina; pero nunca lograr¨¢n arrebatarnos la m¨²sica".
La cosa contin¨²a hoy con m¨¢s charlas, encuentros y conciertos. A cuyo t¨¦rmino, no estar¨ªa de m¨¢s, deber¨ªan surgir conclusiones pr¨¢cticas o, por qu¨¦ no, pol¨ªticas comunes de la defensa de un patrimonio tan inmaterial como imprescindible.
Sea como fuere, quedar¨¢ a los asistentes el consuelo de haber hablado incansablemente de m¨²sica, ya se sabe, algo tan contradictorio como bailar de arquitectura. Un s¨ªmil que, como todas las frases demasiado redondas y repetidas, tiene varias paternidades. Como record¨® el brillante cr¨ªtico argentino Diego Fischerman, cuentan que dijo Elvis Costello que dijo Frank Zappa que la acu?¨® Thelonious Monk.
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