Phil Collins en clave negra... pero menos
El ex de Genesis abraza con desigual fortuna el 'soul' y el 'funk' en el festival de Montreux
Un a?o m¨¢s Claude Nobs, fundador y director del Montreux Jazz Festival, se ha llevado el gato al agua. El veterano promotor cultural suizo logr¨® lo que para otros hubiera sido imposible: inaugurar la 44? edici¨®n de su beb¨¦ con un concierto exclusivo de Phil Collins. Una velada ¨²nica que es ya casi especialidad de la casa. Si el a?o pasado el milagro lo protagonizaba Prince, ahora el elegido ha sido el ex baterista de Genesis, reconvertido en baladista pop de ¨¦xito planetario y retirado de los escenarios desde 2003.
Phil Collins se present¨® dejando claro desde el primer minuto por d¨®nde iban los tiros. Una mirada nost¨¢lgica al pasado en toda regla, con big band y m¨²sicos entrados en a?os sentados ante atriles. Lleg¨® vestido con un sobrio traje negro y gafas para dar inicio a su particular visi¨®n del Motown, del rhythm & blues, del funk y del soul. Abri¨® el fuego con cl¨¢sicos del calibre de Dancing in the Streets o Papa was a rollin' stone.
Hablando franc¨¦s, Collins explic¨® a las 4.000 personas que abarrotaron el inmenso auditorio que las canciones elegidas eran aquellas con las que creci¨® y que forman "la banda sonora de una vida". La (relativa) fluidez de Collins en la lengua de Voltaire se explica porque es residente en Suiza por razones fiscales y estuvo casado con una ginebrina.
Tras presentar a una nutrida banda de 20 m¨²sicos entre metales, cuerda y coristas, el autor de In the air tonight continu¨® con una actuaci¨®n a la que le cost¨® remontar hasta bien pasados 45 minutos de concierto. Y es que medirse a monumentos de la m¨²sica negra americana no est¨¢ al alcance de cualquiera, por muchos millones de discos que uno haya vendido.
Con las entradas m¨¢s caras a un precio prohibitivo cercano a los 250 euros, el respetable parec¨ªa dispuesto a aplaudir incluso las carencias vocales del ex baterista. Tras continuar versionando piezas de Smokey Robinson o Stevie Wonder y encadenando temas como si de un cantante de crucero se tratara, lleg¨® un fin de fiesta protagonizado por You can't hurry love, el cl¨¢sico de las Supremes que Collins reconvirtiera en hit planetario en 1982.
El broche de oro lo puso Quincy Jones, que subi¨® al escenario para bendecir con su imperial presencia esta apertura del festival. El legendario productor de Michael Jackson o Frank Sinatra habl¨® as¨ª de Collins: "Es un gran m¨²sico, por el que solo siento respeto". La opini¨®n general, en cambio, es que no fue la mejor noche del ex de Genesis.
Una de las novedades del Festival de Montreux es que el mencionado Claude Nobs cede el tim¨®n y se retira de la escena. Aunque quienes le conocen dudan que pueda jubilarse, lo cierto es que su salud flaquea y todo parece indicar que ha llegado la hora del relevo en la lujosa cita musical suiza. Por el Auditorio Stravinski y el Miles Davis Hall pasar¨¢n a lo largo de dos semanas artistas para hacer felices a todos. Desde el esquivo Keith Jarrett hasta Paco de Luc¨ªa pasando por Pat Metheny, Norah Jones o Elvis Costello y se?ora, la diva canadiense del jazz Diana Krall. Siguiendo con magos de las teclas, se ver¨¢ tambi¨¦n a Chick Corea o Brad Mehldau.
Para los amantes de sonoridades m¨¢s actuales habr¨¢ lugar para The Dead Weather, Vampire Weekend, Massive Attack, Tori Amos o las divas francesas Charlotte Gainsbourg y Vanessa Paradis. M¨¢s el glamour pop de Bryan Ferry y Roxy Music...
Babelia
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