?ngel culpable
Esperanza Aguirre dijo el otro d¨ªa, cuando los verbos del metro se tornaron lanzas, que la culpa era de Zapatero.
Fue un silogismo muy interesante: los del metro le hac¨ªan una huelga a ella porque no se la sab¨ªan hacer a Zapatero.
No s¨¦ si ya est¨¢ en las enciclopedias, pero seguro que est¨¢ en la prensa m¨¢s proclive a Esperanza Aguirre, es decir, esa prensa esperanzada que ella misma ha colocado en los primeros sitios del vocifer¨ªo de la TDT. En esas enciclopedias se dice que el culpable es Zapatero. Puede haber otras acepciones inmediatamente despu¨¦s, pero esa es la premisa.
As¨ª que le falt¨® tiempo a la l¨ªder popular para arrojarle al culpable, y jefe de todos los culpables, la culpa de todo lo que se mueve.
Fue casualidad que al tiempo que la presidenta de Madrid consegu¨ªa colocar a Zapatero en la diana del metro, el ministro de Educaci¨®n le dijera en el Congreso a los diputados populares que para culpable ¨¦l mismo. La cosa fue como sigue: le buscaron al ministro todas las culpas de las recientes desavenencias que hicieron imposible un pacto por la educaci¨®n, y como no sal¨ªan de ese enredo, ?ngel Gabilondo, que domina las met¨¢foras casi como Enrique Tierno Galv¨¢n, les lanz¨® este desaf¨ªo:
-Consid¨¦renme culpable. Teniendo ustedes un culpable ya nos podr¨ªamos poner a trabajar como es debido.
La cosa est¨¢ as¨ª: de pronto se incendia el porvenir, viene la econom¨ªa con un lastre enorme de miseria, y en medio del desbarajuste la gente busca culpables. No s¨¦ qui¨¦n dijo que en lugar de buscar culpables lo que habr¨ªa que hacer es buscar caminos. Pero no est¨¢ el humor para esos senderos.
Ha habido de todo en esta cosecha reciente de culpables. Los sindicalistas del metro tampoco anduvieron demasiado finos, ni en su lenguaje ni en la defensa de sus derechos, y la gente termin¨® con la lengua fuera, reclam¨¢ndoles una sensatez que ellos desmintieron con un verbo que merec¨ªa un limpiado de calderas. Pero, claro, si uno dice esto es que est¨¢ con Esperanza Aguirre, y as¨ª vamos construyendo una conversaci¨®n paup¨¦rrima en la que o tienes un culpable o no eres nadie en la vida.
Esto de las culpas es internacional, pero en Espa?a le estamos dando un envoltorio que parece el envoltorio del pan cuando ¨¦ste escaseaba. Un papel de estraza que raspa hasta vi¨¦ndolo. Cuando ?ngel Gabilondo se ofreci¨® como culpable en las Cortes me acord¨¦ de aquel cuento del memorable Julio Cort¨¢zar, No se culpe a nadie. Claro, aqu¨ª no culpas a nadie y tienen que cerrar las TDT esperanzadas. Por eso es tan interesante la propuesta del ministro: buscas a un culpable y ya la gente empieza a tirarle chinitas hasta que habla ingl¨¦s, como el mono.
No se van a conformar con un ¨²nico culpable, que se desenga?e el ?ngel culpable. Van a seguir buscando con esta ret¨®rica de comentaristas de la TDT que se le ha puesto a los pol¨ªticos y a los sindicalistas, que en lugar de pensar hacia los lados piensan hacia el frente, como si quisieran derribar al contrario con ideas que a veces parecen las piedras picudas de las que hablaba Ganivet, un colega de Gabilondo.
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