Don Niceto, objeto de deseo
Los papeles de Alcal¨¢-Zamora, en manos de Cultura desde hace dos a?os, siguen secretos
Cosas del destino. La sublevaci¨®n militar del 18 de julio de 1936 le pill¨® a Niceto Alcal¨¢-Zamora camino del Polo Norte. El hombre que hasta abril de ese a?o ocupara la presidencia de la Segunda Rep¨²blica, se hab¨ªa decidido a realizar un viejo sue?o: ir al ?rtico con su familia. No lleg¨® a cumplirlo. Se qued¨® en Par¨ªs, donde le concedieron asilo pol¨ªtico. Regresar a Espa?a le hubiera costado, probablemente, la vida, porque Alcal¨¢-Zamora (Priego de C¨®rdoba 1877-Buenos Aires 1949) hab¨ªa conseguido ser casi tan odiado por las fuerzas del Frente Popular, cuyo Gobierno le depuso nada m¨¢s tomar el poder, como por los sublevados. Pero si el ex presidente y prestigioso jurista salv¨® la vida, no consigui¨® salvar los documentos que hab¨ªa ido acumulando para preparar sus memorias. Guardados en el banco Cr¨¦dit Lyonnais de Madrid, sus papeles volaron junto al dinero y las alhajas de la familia, nada m¨¢s estallar el conflicto. "Las cajas fueron saqueadas, se supone que por orden de la junta de orden p¨²blico de Madrid, aunque hay una cierta nebulosa sobre ese punto", dice Julio Gil Pecharrom¨¢n, profesor de Historia de la UNED y autor del libro Niceto Alcal¨¢-Zamora. Un liberal en la encrucijada.
Un matrimonio de Valencia act¨²a como propietario y lleva tiempo intentando vender el material
?Qu¨¦ conservaba el pol¨ªtico cordob¨¦s, testigo de tantas cosas como presidente de una Segunda Rep¨²blica ahogada por la violencia pocos a?os despu¨¦s de nacer? Todo lo que se conoc¨ªa de este material eran los extractos de su dietario, publicados en 1937, en Valencia, en una revista dirigida por camaradas de Santiago Carrillo. "Pero aquellos extractos fueron manipulados", dice Pecharrom¨¢n. "El propio Carrillo en sus memorias lo reconoce". Este historiador cree que a Alcal¨¢-Zamora le perdi¨® su posici¨®n centrista en una Espa?a de extremismos furibundos. "Era una especie de Adolfo Su¨¢rez de la ¨¦poca, pero al contrario que en caso de Su¨¢rez su proyecto fracas¨®". Alcal¨¢-Zamora se consideraba a s¨ª mismo un representante de la tercera Espa?a. Un centrista ajeno a los excesos de izquierda y derecha. Cat¨®lico a ultranza, terrateniente y liberal, uno de sus seis hijos, Jos¨¦, morir¨ªa defendiendo a la Rep¨²blica, mientras otros dos, Niceto y Teresa, le emparentar¨ªan respectivamente con el general Queipo de Llano, uno de los protagonistas de la sublevaci¨®n, y con el coronel de la Guardia Civil Jos¨¦ Navarro, tambi¨¦n del bando nacional.
Alcal¨¢-Zamora muri¨® en Buenos Aires, segunda y definitiva escala de su exilio, y sus papeles quedaron en el olvido. Pero en diciembre de 2008, inesperadamente, la Guardia Civil los recuper¨®. Un matrimonio de Valencia, Aurora Lara y Mariano Soria Giner, de los que se sabe poco, actuando como due?os efectivos, llevaba tiempo intentando vender el material. Primero, al Patronato Municipal Alcal¨¢-Zamora, creado en Priego en 1993. "Nos llegaron por correo electr¨®nico varios PDF con documentos. Una modificaci¨®n del testamento, la factura del entierro de su suegra, y una carta de Unamuno. Nos ped¨ªan 90.000 euros". Lo cuenta Francisco Dur¨¢n, director del patronato. Luego hicieron la oferta al historiador C¨¦sar Vidal. Vidal, en contacto con los herederos de Alcal¨¢-Zamora, que hab¨ªan intentado en vano recuperar los documentos desde finales de los a?os noventa, env¨ªa a un historiador amigo a la cita, Jorge Fern¨¢ndez-Coppel, y a la Guardia Civil, que incauta el material.
?Qui¨¦nes son los Soria Giner? ?C¨®mo llegaron hasta ellos los papeles del ex jefe del Estado? Una pareja an¨®nima hasta ese momento. Se sabe que han tenido negocios hoteleros y que son aficionados al golf. La mujer, Aurora Lara, declar¨® al diario P¨²blico hace semanas que los documentos estaban en poder de su suegro desde 1941. Al morir este, en 1978, ellos los heredaron. ?Qu¨¦ relaci¨®n ten¨ªa su suegro con los que saquearon las cajas de seguridad del banco Cr¨¦dit Lyonnais, en el Madrid republicano? Lara declin¨® responder a este peri¨®dico. "Hablaremos cuando llegue el momento", declar¨®.
Jos¨¦ Alcal¨¢-Zamora y Queipo de Llano, historiador y portavoz de los seis nietos del pol¨ªtico, cinco de los cuales viven en Espa?a, se muestra dolido con la actitud de la familia con los documentos. "Incluso quer¨ªan venderlos a una editorial. Mi abuelo era un dem¨®crata, con una ¨¦tica acrisolada que vivi¨® en el exilio de lo que ganaba escribiendo art¨ªculos". Convencida de sus derechos, la familia Alcal¨¢-Zamora recurri¨® a la justicia para encontrarse con que un juzgado de Valencia dictaminaba en 2009 que el robo de estos documentos como caso jur¨ªdico ha prescrito. "Pero nos asisten razones morales", se lamenta Jos¨¦ Alcal¨¢-Zamora.
El examen del material por los expertos de Cultura ha concluido, pero no las negociaciones con los Soria, due?os de los papeles por usucapi¨®n [adquisici¨®n por uso]. Con el consiguiente retraso en el env¨ªo de la documentaci¨®n al archivo de Salamanca donde podr¨¢ ser consultada. Aunque solo la familia Soria (y los expertos de Cultura) conoce el contenido de estos papeles, se han desatado rumores sobre su supuesto car¨¢cter explosivo. Se habla de que incluyen actas de las elecciones que gan¨® el Frente Popular y documentos de la sublevaci¨®n de Asturias de 1934. Dur¨¢n, director del Patronato Alcal¨¢-Zamora, se queja de que se prolongue tanto la situaci¨®n. "Lo ideal ser¨ªa que cualquier investigador tuviera ya acceso a ese material, aunque sea a una copia", dice.
Rogelio Blanco, director general del Libro Archivos y Bibliotecas, se declara tambi¨¦n interesado en que la situaci¨®n se desbloquee "y yo pueda abandonar el inc¨®modo papel de guardi¨¢n de esta documentaci¨®n". Gil Pecharrom¨¢n no cree que contenga nada explosivo, pero est¨¢ deseando poder consultarla. "Los dietarios pueden ser muy ¨²tiles porque ofrecer¨¢n una visi¨®n contrastada de acontecimientos importantes que vivi¨® directamente Alcal¨¢-Zamora. Sus memorias (publicadas en Espa?a en 1977) est¨¢n escritas echando mano de los recuerdos, a?os despu¨¦s, en fr¨ªo, con la experiencia del exilio, y su valor es muy inferior. Como todas las memorias, parecen m¨¢s bien una justificaci¨®n".
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