Pionero de una est¨¦tica gay
De su mano e imaginaci¨®n brotaron esos vigorosos cowboys, latin lovers, operarios de torsos escult¨®ricos y culo prieto que pueblan el imaginario homosexual? Cualquier marcha del Orgullo Gay deber¨ªa detenerse siempre un minuto para rendir homenaje a este virginiano que dio las primeras puntadas en una est¨¦tica homo que inunda hoy las calles del mundo. As¨ª, cuando usted se encuentre a lomos de una carroza luciendo m¨²sculo, botas de puntera, jeans ajustados y mucho paquete? ah¨ª mismo estar¨¢ Georges Quaintance bien representado aunque tal nombre ni le suene. Con momentos as¨ª, inimaginables en su tiempo puritano, debi¨® ¨¦l so?ar mucho.
La fama y el prestigio retratista del erotismo masculino se la llevaron m¨¢s tarde otros artistas como Tom of Finland, Harry Bush o Etienne. Ellos tuvieron suerte con la ¨¦poca en que nacieron. Quaintance, no. Pero ¨¦l fue pionero. ?Estilo Brokeback mountain de vaqueros curtidos acampados en un valle id¨ªlico? ?l lo dibuj¨® hace ya m¨¢s de 70 a?os. ?Sensibilidad y ternura masculina? Tambi¨¦n. Hombres que nadan y se rozan; hombres que beben juntos desnudos; aquel que domina al caballo; un tercero abroch¨¢ndose el pantal¨®n mientras otro yace boca abajo en el canap¨¦; toreros al estilo Valentino de Sangre y arena, que rezan, lucen traje y desmesura. Y los titula Pyramid builders, Hercules, Orpheus in Hades? "Fundador del estilo bollycao masculino", dir¨¢ de ¨¦l luego la revista gay In Touch.
"De su arte en su adolescencia quedan huellas, como un mural con un Cristo muy apuesto rodeado de disc¨ªpulos cachas"
"Durante cuatro a?os se retir¨® a su Rancho Siesta y fue ese un tiempo muy creativo, cuando su obra alcanz¨® el c¨¦nit"
Quaintance cre¨® y trabaj¨® con pasi¨®n estos temas mucho antes siquiera de que se pudiera creer que entre hombres pod¨ªa haber algo m¨¢s que charlas de machotes sobre el precio de las cabezas de ganado y las batallitas de guerra. Y su vida entera -en un tiempo de homosexualidad reprimida donde mostrar un desnudo era ilegal, y un pene, verdadero sacrilegio- transcurri¨® cual paradigma de ese mundo que a?os despu¨¦s ser¨ªa normal, cool, homoest¨¢ndar digamos.
Vivi¨® entre 1902 y 1957. Naci¨® en Virginia entre ganado y desde ni?o estuvo dotado para el dibujo. Es f¨¢cil visualizar Virginia y mucho m¨¢s un rancho en ese lugar y aquel tiempo. "Mis antepasados fueron todos granjeros", dijo ¨¦l en una revista antes de morir. Pero su familia no censur¨® nunca su talento y le dejaron hacer, a pesar de que el padre necesitaba una mano masculina (solo tuvo una hermana, Nannie, que muri¨® pronto) para una hacienda en la que hasta hubo esclavos un d¨ªa. George, al parecer abiertamente afeminado desde ni?o, carne de cotilleo del valle durante toda su vida, realiz¨® su traves¨ªa particular desde lo rural hasta lo metropolitano.
De su arte ya en la adolescencia quedan huellas, en objetos caseros o en un mural religioso para su comunidad en el que pint¨® un Cristo apuesto rodeado de disc¨ªpulos bien cachas. Se march¨® muy joven a estudiar arte en una Nueva York efervescente (en la Art Students League), pero acab¨® en la danza. Desde el principio impact¨® en su entorno con su talento, su vitalidad, su particular est¨¦tica, sus novios latinos e indios (con idas y venidas, el puertorrique?o V¨ªctor Garc¨ªa, al que conoci¨® a finales de los a?os treinta, fue su compa?ero y asistente hasta el final de su vida), su amor por lo multicultural y multidisciplinar, por el cambio, como si alguien le hubiera indicado que cuando algo marchaba bien, deb¨ªa dejarlo atr¨¢s y comenzar de nuevo. "Tuvo tantas carreras como vidas tiene un gato", dicen de ¨¦l. Fue adem¨¢s profesor de danza y de bodybuilding, actor de vodevil, escultor, director esc¨¦nico, siempre dibujante y, al final, pintor de esa sorprendente colecci¨®n de 55 lienzos repletos de sensualidad masculina, de sujetos poderosos y l¨¢nguidos en poses y entornos buc¨®licos, de los cuales 18 se han perdido. Durante un tiempo incluso trabaj¨® con seud¨®nimo: Quentan (en dos portadas de Art D¨¦co de 1933, en las que se aprecia ya su estilo figurativo y su facilidad para plasmar el movimiento).
Pocas veces se le ha rendido homenaje. Pero ahora la casa Taschen, de mano de su editora m¨¢s provocativa, Dian Hanson, le dedica un libro titulado sencillamente Quaintance, uno de cuyos textos ("Vagabondage") est¨¢ escrito por el fot¨®grafo, autor y editor Reed Massengill, candidato al Pulitzer en 1994. "Si hubiera nacido cuando muri¨®", dice Massengill, "quiz¨¢ le conocer¨ªamos como uno de los m¨¢s famosos estilistas todoterreno de celebridades, como un profesor de baile de una academia de televisi¨®n o como el gran artista que aspir¨® a ser". La obra de Taschen (que ha restaurado 24 lienzos para este proyecto) pone adem¨¢s en circulaci¨®n esas pinturas ¨²ltimas m¨¢s coloristas, neocl¨¢sicas y kitsch. El suyo es un arte er¨®tico que subsisti¨® "al filo de la legalidad en una era anterior a los disturbios de Stonewall, la revoluci¨®n sexual, los derechos gay y la crisis del sida". El texto ilustra sobre las publicaciones y contextualiza el ambiente de la ¨¦poca, y recorre la trayectoria del artista, centr¨¢ndose en la aparici¨®n de sus trabajos en las primeras revistas del universo del m¨²sculo y m¨¢s all¨¢, desde Physique Pictorial, Your Physique (de la que fue director de arte de 1946 a 1948), Body Beautiful, etc¨¦tera.
Y si Tom of Finland (Touko Laaksonen) mostr¨® en los a?os setenta con osad¨ªa y gran calidad todos los juegos sexuales expl¨ªcitos posibles entre hombres (tumbados, de pie; por delante, por detr¨¢s; en cualquier ambiente, posici¨®n u ocasi¨®n) en un universo gay pensado para excitar mostr¨¢ndolo todo, en las obras de Quaintance, sin embargo, no se muestra nada abiertamente. Su juego es otro. ?l sugiere todo. Y ah¨ª es donde, paradojas, reside su valor. Porque, al mirar, uno se convierte en espectador anonadado de hombres recios con torsos, culos y otras cosas bien firmes entre los que pasa mucho sin que parezca que pasa nada. En sus primeros trabajos pintaba hombres id¨ªlicos solos. Al final de su vida, eran piezas de relaciones el¨¦ctricas entre varios, de las que ten¨ªa gran demanda. Hombres con hombres entre los que hay relaci¨®n sentimental, no solo sexo. Sus personajes se miran, se ofrecen y prometen uno al otro, se desean? "Al contrario de lo que dictaba la cultura pre Stonewall, que el romance nunca era una opci¨®n para homosexuales, Quaintance demostr¨® que era tan posible como entre heterosexuales". Sus piezas no solo nos invitan a disfrutar con hombres desnudos, sino que nos permiten verlos disfrutando unos con otros, sigue Massengill. Ah¨ª est¨¢ el punto Q.
De Nueva York se hab¨ªa marchado Quaintance a Los ?ngeles en 1947, donde fund¨® junto a su compa?ero V¨ªctor el estudio Quaintance Fine Arts. "Antes de dedicarse a los desnudos masculinos, se gan¨® una reputaci¨®n como retratista de ricos y famosos, incluyendo diplom¨¢ticos de Washington, luminarias de Hollywood y otros notables", dicen de ¨¦l en GlbtG (encyclopedia de gay, lesbian, bisexual, transgender and queer culture). All¨ª, adem¨¢s, transmut¨® en peluquero, y aunque nunca toc¨® un pelo a nadie (¨¦l ten¨ªa poco y luc¨ªa un tup¨¦ llamativo), se hizo famoso creando peinados (con denominaciones como Rhumba, Armament o Medusa), llegando a tener entre sus clientes hasta a Marlene Dietrich.
Fue all¨ª donde conoci¨® al fot¨®grafo gay Bob Mizer, que retrataba hombres semidesnudos (su Athletic Model Guild, AMG, es legendario). Y quer¨ªa explotar el mercado gay. "Sac¨® en mayo de 1951 el primer ejemplar de Physique Photo News. Quaintance supo que hab¨ªa encontrado un hogar para su talento". Y le dio a la publicaci¨®n empuje art¨ªstico. Una explosi¨®n de t¨ªtulos (Tomorrow's Man; Vim, Men and Art; Star Models; Adonis; Body Beautiful; Grecian Guild Pictorial?) que ya no ten¨ªan tanto que ver con una exhibici¨®n de musculitos, sino con la belleza masculina, sigui¨® a aquella iniciativa. La demanda de tales revistas entre los hambrientos gays sac¨® del armario la obra de Quaintance. Y cuando muri¨® de repente por infarto en 1957, tras su periodo m¨¢s f¨¦rtil en Rancho Siesta, su obra poco a poco se olvid¨®. Para sus fans: en el Forest Lawn Memorial Park, Glendale, California, secci¨®n Eventide, Lot 2116, espacio 1, est¨¢n enterradas las cenizas del artista.
'Quaintance'. Editorial Taschen. A la venta a finales de verano en formato XL.
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