C¨®mo sobrevivir al ¨¦xito
Dec¨ªa Andy Warhol que todo el mundo tiene sus 15 minutos de gloria, aunque el psic¨®logo Malcolm Gladwell ha a?adido unos cuantos minutos, nada m¨¢s y nada menos que 10.000 horas, para convertirse en un experto que brille por su excelencia. Mozart deslumbraba ya a los cinco a?os, mientras que Vincent van Gogh muri¨® sin saborear las mieles del ¨¦xito de sus pinturas, y menos a¨²n los millones que hoy se llegan a pagar por ellas. Stieg Larsson falleci¨® antes de ver c¨®mo sus Millennium inundaban las librer¨ªas de todo el mundo, con la Salander y el Blomkvist saltando a las pantallas cinematogr¨¢ficas. Algo parecido le sucedi¨® a otro Larson ilustre, de nombre Jonathan, autor del musical Rent, que mor¨ªa de sida poco antes del estreno de su obra. A John Lennon lo asesinaron. Michael Jackson y Elvis Presley desaparecieron v¨ªctimas de sobredosis de ¨¦xito, y Leonardo da Vinci sigue a¨²n en boca de nuestros contempor¨¢neos como maestro de la creatividad.
"El ¨¦xito es ser y conducirse a uno mismo. El resto son derivaciones, consecuencias del desarrollo de las capacidades de cada cual"
M¨¢s all¨¢ del ¨¦xito
He fallado una y otra vez en mi vida, por eso he conseguido el?¨¦xito (Michael Jordan)
Llegar a triunfar, a tener un ¨¦xito reconocido por los dem¨¢s, es una tarea nada f¨¢cil, dejando al margen al ej¨¦rcito de freakes que merodean y alimentan muchos programas televisivos. Se suele decir que llegar al ¨¦xito cuesta, aunque lo verdaderamente dif¨ªcil es mantenerse en ¨¦l. Me voy a permitir una a?adidura m¨¢s a esos grados de dificultad: a¨²n es m¨¢s complejo sobrevivirlo.
Los ejemplos citados nos dan cuenta de al menos dos condiciones para alcanzar la gloria eterna: un talento sin igual, irrepetible, o morir justo en la cima. Y si las dos variables se dan a la vez, entonces se adquiere la categor¨ªa de mito. Por el contrario, la inevitable decadencia de lo que alg¨²n d¨ªa se fue permite contemplar la ef¨ªmera y fugaz ilusi¨®n de convertirse en lluvia de estrellas. Arremete contra cualquier intento de pretender alzarse divinamente de entre el resto de los mortales.
Abandonar los escenarios
No, el ¨¦xito no se lo deseo a?nadie. Le sucede a uno lo que a los alpinistas: cuando llegan a la cumbre, ?qu¨¦ hacen? Bajar con la mayor dignidad posible (Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez)
?Se han fijado en c¨®mo lloran los que abandonan la pr¨¢ctica deportiva, sea por la edad o por lesiones? ?No les apena ver a artistas contando miserias para seguir teniendo un hueco en el aparador de la tele? ?Y esos pol¨ªticos que ya no lo son, provocando titulares para que se siga hablando de ellos? Una vez que se han saboreado las mieles del poder, del ¨¦xito social o se ha gozado del afecto que produce ser un personaje popular, cuesta horrores renunciar a todo ello, diluirse en el anonimato y tener una vida discreta y rutinaria. M¨¢s all¨¢ del ¨¦xito hay vida, sin embargo hay que aprender a vivir en ella, deshacerse del personaje e irse desapegando de la obsesi¨®n por el triunfo personal.
La primera dificultad para las personas que durante un tiempo han estado en el ojo del hurac¨¢n popular, gozando de una vida de privilegios, consiste en saber cu¨¢ndo deben abandonar el escenario. Llega un momento en que por coyunturas pol¨ªticas, por modas, por el mero paso del tiempo, se esfuma esa magia que a uno le encumbr¨® al Olimpo de los dioses. Es el momento de saber hacer mutis por el foro. Y hacerlo con elegancia, gratitud y aceptaci¨®n. Lo contrario ser¨ªa como negarse a envejecer, encerrar el tiempo en un cuadro como hizo Dorian Gray.
En efecto, no es ese un ejercicio sencillo. Despu¨¦s de estar en primera l¨ªnea conviene una etapa de descompresi¨®n, de permitirse alejarse progresivamente de los escenarios que afaman. Los ¨¦xitos sociales se desarrollan en contextos sociales. Entonces hay que limitar su presencia en ellos. Hay que saber armonizar tanto las apariciones como las desapariciones. Hay que aprender, en definitiva, que cada uno est¨¦ en el sitio que le toca estar, en este caso, iniciando una nueva vida. Un ejercicio, sin duda, de humildad y de sabidur¨ªa a la vez. Debe de ser por eso por lo que cuesta tanto.
La esclavitud del personaje
Un tonto nunca se repone de un ¨¦xito (Oscar Wilde)
Vivimos en tiempos de exaltaci¨®n del triunfo personal y colectivo. Llega a ser apetecible convertirse en alguien conocido y reconocido. Sin embargo, dicha pretensi¨®n conlleva un alto peaje: la creaci¨®n y encumbramiento del personaje. Uno se acaba creyendo ese rol social, se apega a ¨¦l, lo explota y, por desgracia, lo puede pervertir hasta prostituirlo. Es la esclavitud del personaje, al que siempre se recurre cuando uno anida en el vac¨ªo, cuando necesita que le quieran un poco o cuando mendiga la atenci¨®n de los dem¨¢s.
Por eso es de admirar que mientras dura el ¨¦xito del personaje, logre darse a conocer m¨¢s all¨¢ de su puesta en escena; que llegue a ser amado o admirado por s¨ª mismo adem¨¢s de por la fortuna de tener determinados talentos o dones.
Volver a la normalidad es volver a uno mismo, quit¨¢ndose la m¨¢scara que ha ido interpretando durante un tiempo de su vida. Una de las peores amenazas para sobrevivir al ¨¦xito es identificarse con una autoimagen, construida solo por la apariencia, convertida ahora en caricatura. Adem¨¢s de vivir una vida nueva, ser¨¢ necesario reinventarse.
El ¨¦xito es de quien no lo desea
El ¨¦xito es f¨¢cil de obtener. Lo dif¨ªcil es merecerlo (Albert Camus)
El ¨²ltimo paso para sobrevivir al ¨¦xito es abandonar la creencia de necesitar el triunfo personal. Definir el ¨¦xito siempre es inc¨®modo, ya que no vale lo mismo para todos, siendo adem¨¢s muy contextual, es decir, dependiente de la cultura y del momento hist¨®rico en el que se eval¨²e lo que es o no exitoso. Abandonar la pretensi¨®n de vivir para triunfar es algo que casi se deber¨ªa ense?ar en las escuelas, a¨²n m¨¢s en las de negocios y de las artes.
El ¨¦xito es ser y conducirse a uno mismo. El resto son derivaciones, consecuencias del desarrollo de las capacidades de cada cual. Los dones son regalos de la vida que no son para uno, sino para los dem¨¢s. Eso es lo que confunde a tanta gente que pasa media vida en la enso?aci¨®n de triunfar. Sin ganas de desilusionar a nadie, creo que el camino puede ser otro. Puede asemejarse a la invitaci¨®n del Tao, que propone que el sabio no se exhibe, y por eso resplandece. No trata de alcanzar la gloria, y por eso se distingue. No se vanagloria, y por eso se le honra.
Quiz¨¢ lo que nos falta sea m¨¢s sabidur¨ªa y menos candidatos al ¨¦xito que luego malviven de aquella gloria que un d¨ªa retuvieron. Se puede sobrevivir al ¨¦xito si se deja atr¨¢s, para construir el ahora y el aqu¨ª en el que seguir siendo, por encima de todo, personas.
Para fueras de serie
1. Libros
- 'Las 7 leyes espirituales del ¨¦xito', de Deepak Chopra. Edaf.
- 'Fueras de serie', de Malcolm Gladwell. Taurus.
- 'Tao Te Ching', de Lao Tse. Oc¨¦ano ?mbar.
2. Pel¨ªculas
- 'El guerrero pac¨ªfico', de V¨ªctor Selva. 2006.
- 'Fama', de Kevin Tancharoen. 2009.
- 'Tin Cup', de Ron Shelton. 1996.
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