El icono global que nadie esperaba
Oto?o de 2008. Fangoria grab¨¢bamos un disco en Londres y mientras desayun¨¢bamos en nuestro apartamento del barrio de Mayfair contempl¨¢bamos v¨ªdeos musicales en la televisi¨®n. Hab¨ªa uno que se repet¨ªa cada d¨ªa, Poker face, el segundo sencillo del ¨¢lbum The fame, de Lady Gaga. Con el primero, Just dance, hab¨ªa conseguido colarse en las pistas de baile de las salas m¨¢s vanguardistas y en la prensa de actualidad musical. Y a¨²n m¨¢s importante, comenzaba a acaparar p¨¢ginas en eso que llaman revistas de tendencias. Las m¨¢s modernas, para entendernos.
A m¨ª la m¨²sica me gustaba y la imagen tambi¨¦n, as¨ª que comenc¨¦ a prestar atenci¨®n a sus entrevistas, interes¨¢ndome por sus declaraciones de principios y por las sorpresas que iba desvelando. Lady Gaga ten¨ªa entonces 22 a?os. Ciertamente, parec¨ªa mayor f¨ªsica y mentalmente. Stefani Joane Angelina Germanotta era una italo-neoyorquina que llevaba a?os pate¨¢ndose la escena de clubes y peque?as salas de conciertos con su piano. Incluso form¨® parte de un equipo de compositores que escriben canciones para artistas pop, como Pussycat Dolls, New Kids on the Block o Fergie. As¨ª que detr¨¢s de la impactante imagen hab¨ªa una chica que preparaba sus canciones concienzudamente. Es m¨¢s, las compon¨ªa ella misma. Confieso que tampoco me hubiera importado que fuera una marioneta en manos de unos productores, aun as¨ª hubiera destacado por una cualidad de la que carecen ese tipo de estrellas prefabricadas: singularidad.
"La cultura pop es arte. Odiarla no te hace 'cool'. Yo comparto mi fama"
Gaga es una inspiraci¨®n para todas las que se saben diferentes
No es guapa, pero ah¨ª est¨¢ robando portadas a las m¨¢s deseadas del planeta
Elije su nombre art¨ªstico en homenaje a Radio Gaga, la canci¨®n de Queen, siendo Freddie Mercury uno de sus int¨¦rpretes favoritos. Y Bowie se perfila como una gran influencia musical y est¨¦tica. Lady Gaga utiliza la imagen ic¨®nica del cantante en la portada del disco Aladdin sane como recurso visual continuo: el maquillaje, en este caso en forma de rayo, que atraviesa la cara y cubre solo un ojo. Entiende que el glam rock sibilinamente mezclado con m¨²sica electr¨®nica y con grandes dosis de teatralidad es el camino a seguir. Por supuesto, Madonna y su visi¨®n comercial del esc¨¢ndalo como veh¨ªculo de marketing y promoci¨®n forman parte de la filosof¨ªa Gaga. Y tambi¨¦n el imaginario del genio m¨¢s singular de todos los tiempos, Michael Jackson. Pero no solo de m¨²sica se nutre una entonces todav¨ªa aspirante a fen¨®meno de masas. Donatella Versace es su musa inspiradora (?acaso no se parecen?), y el dise?o de moda figura como veh¨ªculo art¨ªstico a?adido al potencial musical. Y si nos ponemos profundos aparece Rainer Mar¨ªa Rilke. Lady Gaga lleva tatuadas en su antebrazo unas l¨ªneas extra¨ªdas de Cartas a un joven poeta. Lo dicho, constantes declaraciones de principios.
Su imagen, sus apariciones p¨²blicas y sus entrevistas iban conquist¨¢ndonos. As¨ª es como defin¨ªa sus influencias y finalidades desde su p¨¢gina web: "The fame habla de?c¨®mo cualquiera puede sentirse famoso. La cultura pop es arte. Odiar la cultura pop no te convierte en alguien m¨¢s cool. Yo la?he adoptado y ese es mi concepto de fama, pero es una fama para compartir, quiero invitaros a todos a la fiesta, quiero que la gente se considere parte de esta forma de vida".
No contenta con estar pose¨ªda por el esp¨ªritu de Andy Warhol, Lady Gaga no se ha cansado de repetir hasta la saciedad que la importancia est¨¢ en la interpretaci¨®n y la representaci¨®n, no solo en la m¨²sica. Por todo este bagaje cultural, en su momento pens¨¦ que Lady Gaga iba a resultar demasiado extravagante para conseguir colarse en los feudos del mainstream y las imposiciones culturales establecidas por la industria musical. Sus primeras candidaturas a los grandes premios de la m¨²sica corroboraban mi teor¨ªa: candidaturas para Just dance como mejor grabaci¨®n dance, y para The fame como mejor ¨¢lbum de electr¨®nica/dance. Cuando la industria te nomina dentro de una subcategor¨ªa y no directamente como mejor canci¨®n o disco del a?o, mal vamos, quiere decir que no pueden quedar en evidencia dej¨¢ndote fuera, pero que tu producto es demasiado raro para ser asimilado sin prejuicios.
Mi teor¨ªa comenz¨® a desmoronarse cuando comprob¨¦ el alcance del fen¨®meno Gaga. No hab¨ªa sesi¨®n de disc jockey en la que alguien no me pidiera que la pinchara, y no solo en las salas indies, sino en esas fiestas de marcas ultrafashion donde los m¨¢s pijos y desconectados del underground se dan cita. Sus singles hab¨ªan llegado a todo el mundo. Aun as¨ª, me parec¨ªa imposible que una chica tan rara llegara para quedarse. En fin, pens¨¦, se trata de una moda pasajera y pronto todos menos algunos la olvidar¨¢n. Como si hubiera le¨ªdo mis pensamientos, Lady Gaga descubri¨® que m¨¢s que el amor, m¨¢s que la comida, m¨¢s que el sexo y la fiesta, lo que amaba era trabajar hasta caer (literalmente) desmayada. As¨ª que no solo no se diluy¨® su imagen entre las de otras celebrities transitorias, sino que cada d¨ªa adquiri¨® mayor presencia. En verano de 2009 sali¨® a la venta Paparazzi, el ¨²ltimo sencillo extra¨ªdo de su primer ¨¢lbum, con un v¨ªdeo impresionante dirigido por uno de los dioses inquietantes del g¨¦nero, Jonas ?kerlund. A la vez, la nueva diva recorr¨ªa el mundo con su gira The fame ball tour, afianz¨¢ndose como favorita para mundos muy diversos. La chica rara convertida en la chica de moda. Las comparaciones son odiosas, pero la semejanza con el fen¨®meno Madonna de hace 25 a?os fue inevitable. Lady Gaga zanj¨® la cuesti¨®n declarando que tras el revulsivo supuesto por Madonna, la ¨²ltima gran revoluci¨®n del pop del siglo XX, la primera gran revoluci¨®n del pop del siglo XXI era la Gagaman¨ªa. Y Madonna zanj¨® la cuesti¨®n apareciendo con la nueva diosa en un sketch humor¨ªstico del programa Saturday night live, donde ambas acababan rodando por el suelo y tir¨¢ndose de los pelos en una pelea de gatas ¨¦pica. La Emperatriz daba su visto bueno.
Invitada a la primera fila de las pasarelas m¨¢s cotizadas, a las galas ben¨¦ficas, a las manifestaciones por los derechos de los homosexuales, imagen de la campa?a de Mac para su barra de labios Viva Glam con la que se recaudan fondos para los portadores del VIH... era obvio que esta chica iba a tardar mucho tiempo en tener un rato libre para sentarse a componer y grabar un nuevo disco. O eso pens¨¢bamos los que ignor¨¢bamos que ten¨ªa capacidades de superhero¨ªna de c¨®mic, porque en el oto?o de 2009, apenas a?o y medio despu¨¦s de la publicaci¨®n de su primer trabajo discogr¨¢fico, sale a la venta el segundo ¨¢lbum de Lady Gaga, The fame monster, precedido por el single Bad romance. Desde ese momento, Lady Gaga trascendi¨® a¨²n m¨¢s las barreras entre carrera de calidad y carrera comercial, entre artista de culto y objeto de consumo masivo. No hay d¨ªa en que no genere una noticia, bien porque cae fulminada durante una actuaci¨®n por deshidrataci¨®n severa, porque confiesa que es bisexual o hermafrodita, porque despide a sus guardaespaldas por falta de celo profesional o porque es demandada por Rob Fusari, que exige beneficios por haber sido novio, productor, m¨¢nager y compositor.
Lady Gaga es presencia habitual en revistas que normalmente no se hacen eco del d¨ªa a d¨ªa de chicas como ella. Bueno, quiz¨¢ el superlativo mo?o de Amy Winehouse sea otra excepci¨®n. La prensa que persigue a Paris, Britney y Lindsay nunca la olvida, aunque sea para resaltar su estrafalario vestuario. No hay semana en que no aparezca en las listas de las peor vestidas, y ya es un personaje fijo en revistas divertid¨ªsimas como Cuore. Si mi teor¨ªa sobre la imposibilidad de ¨¦xito masivo para la Gran Gaga debida a tanta particularidad, tanta distinci¨®n y tanto alejamiento de la vulgaridad estaba moribunda, con la llegada de 2010 ha quedado muerta y enterrada.
En abril, nuevo single, Telephone, esta vez un d¨²o con otro miembro de la realeza musical, Beyonc¨¦. Resultado: sexto n¨²mero uno consecutivo en la lista de Billboard, la ¨²nica artista que tiene este r¨¦cord. Y el nada despreciable a?adido de otro r¨¦cord dif¨ªcil de pulverizar, 200 millones de visitas en YouTube, el v¨ªdeo m¨¢s visto de la historia de la humanidad desde que la humanidad puede ser contabilizada viendo v¨ªdeos en Internet. Mi sorpresa llega al limite cuando empiezo a descubrir a Lady Gaga en la portada de todas las revistas. Entiendo que Billboard, Q, Rolling Stone y las publicaciones musicales le dediquen ese puesto de honor. Doy por hecho que creadoras de tendencia como V y Neo2 la muestren donde se merece. Empiezo a quedarme ojipl¨¢tica cuando la veo en la portada del suplemento de The Sunday Times, o en las de revistas para chicas como Cosmopolitan o Elle, normalmente reservadas para modelos guap¨ªsimas o estrellonas de Hollywood igualmente alabadas por su belleza. Finalmente, la descubro en la portada de dos cabeceras destinadas al consumo er¨®tico light de los chicos, FHM y Playboy. La conquista es total. La venganza, tambi¨¦n. Para la mayor¨ªa de los mortales, Lady Gaga no es objetivamente guapa: que si antes estaba gorda, que si ahora est¨¢ demasiado flaca, que si la gravedad le juega una mala pasada a su pecho, que si un ojo se le queda gacho, que si tiene cachetes de h¨¢mster..., pero la realidad es que ah¨ª est¨¢, quit¨¢ndole portadas a las m¨¢s deseadas del planeta.
Las p¨¢ginas de Internet, las publicaciones alternativas, los festivales de m¨²sica, los clubes de nuestro mundo occidental... hay una rica diversidad de tendencias, estilos musicales, visiones del mundo. Pero si sigues escalando y llegas a la cima del ¨¦xito, todo se vuelve gris. Siempre he defendido a Madonna cuando aseguran que no inventa nada, que lo ¨²nico que hace es amplificar modas y sonidos que ya suenan en el underground. ??Y qu¨¦ si as¨ª fuera!? Conseguir amplificar una actitud singular, establecerla dentro del mainstream y encima vend¨¦rsela a un p¨²blico acostumbrado a lo m¨¢s convencional y falto de riesgo ya es un triunfo. Pensemos que Madonna y Lady Gaga compiten en el mercado internacional no solo con las divinas reverenciadas a nivel minoritario, como Alison Goldfrapp, Alison Mosshart, Siouxsie o Beth Ditto, sino con aut¨¦nticos monstruos de la promoci¨®n edulcorada, como Mariah Carey, Christina Aguilera o Miley Cyrus. Adem¨¢s, obligan a estas divas establecidas a currarse un poco m¨¢s la imagen, las portadas, los v¨ªdeos... sorprendente la apariencia gagaizada en el ¨²ltimo disco de la Aguilera, o las influencias extravagantes en Beyonc¨¦, Rihanna y hasta en los Black Eyed Peas.
No nos enga?emos, ver a Lady Gaga escupiendo sangre en la entrega de los MTV Video Music Awards o rompiendo una botella contra el piano en los American Music Awards es un revulsivo dentro de una industria fosilizada. Podr¨ªa ser la an¨¦cdota de una exc¨¦ntrica que ya no sabe qu¨¦ hacer para llamar la atenci¨®n. Pero las ventas la respaldan, y eso dentro del sistema de mercado es incuestionable. Casi 20 millones de ¨¢lbumes y 50 millones de singles. Son cifras que ya hubieran resultado exageradas hace a?os, antes de la crisis de la industria discogr¨¢fica. Ahora son sencillamente un milagro. Y el reconocimiento de la industria se salda con nuevas nominaciones y premios. Mientras, Lady Gaga sigue sin dar tregua, inmersa como est¨¢ en una nueva gira, The monster ball tour, la publicaci¨®n de un ¨¢lbum de remezclas, The remix, y el lanzamiento de un nuevo single, Alejandro. No contenta con eso, declara que ya tiene compuesto su tercer ¨¢lbum y que pronto lo tendr¨¢ terminado: "Es mi mejor disco hasta la fecha".
Mientras esperamos ese disco para finales de 2010, Lady Gaga sigue acaparando atenci¨®n en todos los frentes. Se espera un c¨®mic basado en su persona, Polaroid la ha contratado para que revolucione el mercado de las c¨¢maras fotogr¨¢ficas, una serie de culto como Glee le ha dedicado un cap¨ªtulo entero, las teor¨ªas conspiratorias apuntan hacia ella como una marioneta utilizada por los Illuminatti para establecer el nuevo orden mundial, los dise?adores m¨¢s importantes le dise?an modelos gal¨¢cticos de alta costura, mientras que su propia firma de moda, Haus of Gaga, se presenta como la m¨¢s innovadora y deseada por los consumidores temerarios. La idea de que el momento Gaga era pasajero va quedando muy, muy, lejana hasta para los m¨¢s descre¨ªdos.
Stefani Joane Angelina Germanotta nunca se sinti¨® aceptada: "No encajaba con mis compa?eras de clase, me sent¨ªa un bicho raro. Se re¨ªan de m¨ª, me tiraban del pelo, me llamaban gorda...". Como el personaje de Emily the Strange (la ni?a g¨®tica favorita en la mitolog¨ªa de las adolescentes inadaptadas), Gaga es una inspiraci¨®n para todas las que saben que son diferentes. Es una pel¨ªcula de Tim Burton hecha realidad. P
o
Gaga antes de Gaga
'Si me llamas Stefani es que no me conoces". A Stefani Joanne Angelina Germanotta (Nueva York, 1986) ya no le gusta su verdadero nombre. "Es Lady Gaga", corrige siempre a los periodistas. La ¨²ltima estrella pop global no prefabricada tiene ascendencia y nariz italianas, como Madonna, creci¨® en el exclusivo Upper East?Side de Manhattan y estudi¨® en el colegio cat¨®lico El Sagrado Coraz¨®n, como Paris Hilton. Aunque, matiza, su familia no era de las m¨¢s ricas. Su padre dirig¨ªa una compa?¨ªa que instalaba wifi en hoteles, y su madre fue vicepresidenta de la operadora de m¨®viles Verizon. Con su primer sueldo de camarera, Gaga se compr¨® un bolso de Gucci, un capricho que le?negaban en su casa. Celosas de su ¨¦xito en los musicales de fin de curso, algunas alumnas la llamaban "germen", pero, pese a la leyenda, sus compa?eros la recuerdan como una estudiante popular. Hizo sus primeros pinitos de rock en el barrio del Lower East Side y particip¨® en el reality de c¨¢mara oculta Boling pints (MTV), que circula por YouTube. Hasta que conoci¨® a Rob Fusari, un productor de Destiny's Child que buscaba a una chica "no necesariamente guapa, pero con algo" para liderar una versi¨®n femenina de Los Strokes. Redirigida hacia el dance, Gaga encontr¨® su p¨²blico. "Siempre fui famosa", declar¨®, "lo que pasa es que nadie se hab¨ªa dado cuenta".to?o de 2008. Fangoria grab¨¢bamos un disco en Londres y mientras desayun¨¢bamos en nuestro apartamento del barrio de Mayfair contempl¨¢bamos v¨ªdeos musicales en la televisi¨®n. Hab¨ªa uno que se repet¨ªa cada d¨ªa, Poker face, el segundo sencillo del ¨¢lbum The fame, de Lady Gaga. Con el primero, Just dance, hab¨ªa conseguido colarse en las pistas de baile de las salas m¨¢s vanguardistas y en la prensa de actualidad musical. Y a¨²n m¨¢s importante, comenzaba a acaparar p¨¢ginas en eso que llaman revistas de tendencias. Las m¨¢s modernas, para entendernos.
A m¨ª la m¨²sica me gustaba y la imagen tambi¨¦n, as¨ª que comenc¨¦ a prestar atenci¨®n a sus entrevistas, interes¨¢ndome por sus declaraciones de principios y por las sorpresas que iba desvelando. Lady Gaga ten¨ªa entonces 22 a?os. Ciertamente, parec¨ªa mayor f¨ªsica y mentalmente. Stefani Joane Angelina Germanotta era una italo-neoyorquina que llevaba a?os pate¨¢ndose la escena de clubes y peque?as salas de conciertos con su piano. Incluso form¨® parte de un equipo de compositores que escriben canciones para artistas pop, como Pussycat Dolls, New Kids on the Block o Fergie. As¨ª que detr¨¢s de la impactante imagen hab¨ªa una chica que preparaba sus canciones concienzudamente. Es m¨¢s, las compon¨ªa ella misma. Confieso que tampoco me hubiera importado que fuera una marioneta en manos de unos productores, aun as¨ª hubiera destacado por una cualidad de la que carecen ese tipo de estrellas prefabricadas: singularidad.
Elije su nombre art¨ªstico en homenaje a Radio Gaga, la canci¨®n de Queen, siendo Freddie Mercury uno de sus int¨¦rpretes favoritos. Y Bowie se perfila como una gran influencia musical y est¨¦tica. Lady Gaga utiliza la imagen ic¨®nica del cantante en la portada del disco Aladdin sane como recurso visual continuo: el maquillaje, en este caso en forma de rayo, que atraviesa la cara y cubre solo un ojo. Entiende que el glam rock sibilinamente mezclado con m¨²sica electr¨®nica y con grandes dosis de teatralidad es el camino a seguir. Por supuesto, Madonna y su visi¨®n comercial del esc¨¢ndalo como veh¨ªculo de marketing y promoci¨®n forman parte de la filosof¨ªa Gaga. Y tambi¨¦n el imaginario del genio m¨¢s singular de todos los tiempos, Michael Jackson. Pero no solo de m¨²sica se nutre una entonces todav¨ªa aspirante a fen¨®meno de masas. Donatella Versace es su musa inspiradora (?acaso no se parecen?), y el dise?o de moda figura como veh¨ªculo art¨ªstico a?adido al potencial musical. Y si nos ponemos profundos aparece Rainer Mar¨ªa Rilke. Lady Gaga lleva tatuadas en su antebrazo unas l¨ªneas extra¨ªdas de Cartas a un joven poeta. Lo dicho, constantes declaraciones de principios.
Su imagen, sus apariciones p¨²blicas y sus entrevistas iban conquist¨¢ndonos. As¨ª es como defin¨ªa sus influencias y finalidades desde su p¨¢gina web: "The fame habla de?c¨®mo cualquiera puede sentirse famoso. La cultura pop es arte. Odiar la cultura pop no te convierte en alguien m¨¢s cool. Yo la?he adoptado y ese es mi concepto de fama, pero es una fama para compartir, quiero invitaros a todos a la fiesta, quiero que la gente se considere parte de esta forma de vida".
No contenta con estar pose¨ªda por el esp¨ªritu de Andy Warhol, Lady Gaga no se ha cansado de repetir hasta la saciedad que la importancia est¨¢ en la interpretaci¨®n y la representaci¨®n, no solo en la m¨²sica. Por todo este bagaje cultural, en su momento pens¨¦ que Lady Gaga iba a resultar demasiado extravagante para conseguir colarse en los feudos del mainstream y las imposiciones culturales establecidas por la industria musical. Sus primeras candidaturas a los grandes premios de la m¨²sica corroboraban mi teor¨ªa: candidaturas para Just dance como mejor grabaci¨®n dance, y para The fame como mejor ¨¢lbum de electr¨®nica/dance. Cuando la industria te nomina dentro de una subcategor¨ªa y no directamente como mejor canci¨®n o disco del a?o, mal vamos, quiere decir que no pueden quedar en evidencia dej¨¢ndote fuera, pero que tu producto es demasiado raro para ser asimilado sin prejuicios.
Mi teor¨ªa comenz¨® a desmoronarse cuando comprob¨¦ el alcance del fen¨®meno Gaga. No hab¨ªa sesi¨®n de disc jockey en la que alguien no me pidiera que la pinchara, y no solo en las salas indies, sino en esas fiestas de marcas ultrafashion donde los m¨¢s pijos y desconectados del underground se dan cita. Sus singles hab¨ªan llegado a todo el mundo. Aun as¨ª, me parec¨ªa imposible que una chica tan rara llegara para quedarse. En fin, pens¨¦, se trata de una moda pasajera y pronto todos menos algunos la olvidar¨¢n. Como si hubiera le¨ªdo mis pensamientos, Lady Gaga descubri¨® que m¨¢s que el amor, m¨¢s que la comida, m¨¢s que el sexo y la fiesta, lo que amaba era trabajar hasta caer (literalmente) desmayada. As¨ª que no solo no se diluy¨® su imagen entre las de otras celebrities transitorias, sino que cada d¨ªa adquiri¨® mayor presencia. En verano de 2009 sali¨® a la venta Paparazzi, el ¨²ltimo sencillo extra¨ªdo de su primer ¨¢lbum, con un v¨ªdeo impresionante dirigido por uno de los dioses inquietantes del g¨¦nero, Jonas ?kerlund. A la vez, la nueva diva recorr¨ªa el mundo con su gira The fame ball tour, afianz¨¢ndose como favorita para mundos muy diversos. La chica rara convertida en la chica de moda. Las comparaciones son odiosas, pero la semejanza con el fen¨®meno Madonna de hace 25 a?os fue inevitable. Lady Gaga zanj¨® la cuesti¨®n declarando que tras el revulsivo supuesto por Madonna, la ¨²ltima gran revoluci¨®n del pop del siglo XX, la primera gran revoluci¨®n del pop del siglo XXI era la Gagaman¨ªa. Y Madonna zanj¨® la cuesti¨®n apareciendo con la nueva diosa en un sketch humor¨ªstico del programa Saturday night live, donde ambas acababan rodando por el suelo y tir¨¢ndose de los pelos en una pelea de gatas ¨¦pica. La Emperatriz daba su visto bueno.
Invitada a la primera fila de las pasarelas m¨¢s cotizadas, a las galas ben¨¦ficas, a las manifestaciones por los derechos de los homosexuales, imagen de la campa?a de Mac para su barra de labios Viva Glam con la que se recaudan fondos para los portadores del VIH... era obvio que esta chica iba a tardar mucho tiempo en tener un rato libre para sentarse a componer y grabar un nuevo disco. O eso pens¨¢bamos los que ignor¨¢bamos que ten¨ªa capacidades de superhero¨ªna de c¨®mic, porque en el oto?o de 2009, apenas a?o y medio despu¨¦s de la publicaci¨®n de su primer trabajo discogr¨¢fico, sale a la venta el segundo ¨¢lbum de Lady Gaga, The fame monster, precedido por el single Bad romance. Desde ese momento, Lady Gaga trascendi¨® a¨²n m¨¢s las barreras entre carrera de calidad y carrera comercial, entre artista de culto y objeto de consumo masivo. No hay d¨ªa en que no genere una noticia, bien porque cae fulminada durante una actuaci¨®n por deshidrataci¨®n severa, porque confiesa que es bisexual o hermafrodita, porque despide a sus guardaespaldas por falta de celo profesional o porque es demandada por Rob Fusari, que exige beneficios por haber sido novio, productor, m¨¢nager y compositor.
Lady Gaga es presencia habitual en revistas que normalmente no se hacen eco del d¨ªa a d¨ªa de chicas como ella. Bueno, quiz¨¢ el superlativo mo?o de Amy Winehouse sea otra excepci¨®n. La prensa que persigue a Paris, Britney y Lindsay nunca la olvida, aunque sea para resaltar su estrafalario vestuario. No hay semana en que no aparezca en las listas de las peor vestidas, y ya es un personaje fijo en revistas divertid¨ªsimas como Cuore. Si mi teor¨ªa sobre la imposibilidad de ¨¦xito masivo para la Gran Gaga debida a tanta particularidad, tanta distinci¨®n y tanto alejamiento de la vulgaridad estaba moribunda, con la llegada de 2010 ha quedado muerta y enterrada.
En abril, nuevo single, Telephone, esta vez un d¨²o con otro miembro de la realeza musical, Beyonc¨¦. Resultado: sexto n¨²mero uno consecutivo en la lista de Billboard, la ¨²nica artista que tiene este r¨¦cord. Y el nada despreciable a?adido de otro r¨¦cord dif¨ªcil de pulverizar, 200 millones de visitas en YouTube, el v¨ªdeo m¨¢s visto de la historia de la humanidad desde que la humanidad puede ser contabilizada viendo v¨ªdeos en Internet. Mi sorpresa llega al limite cuando empiezo a descubrir a Lady Gaga en la portada de todas las revistas. Entiendo que Billboard, Q, Rolling Stone y las publicaciones musicales le dediquen ese puesto de honor. Doy por hecho que creadoras de tendencia como V y Neo2 la muestren donde se merece. Empiezo a quedarme ojipl¨¢tica cuando la veo en la portada del suplemento de The Sunday Times, o en las de revistas para chicas como Cosmopolitan o Elle, normalmente reservadas para modelos guap¨ªsimas o estrellonas de Hollywood igualmente alabadas por su belleza. Finalmente, la descubro en la portada de dos cabeceras destinadas al consumo er¨®tico light de los chicos, FHM y Playboy. La conquista es total. La venganza, tambi¨¦n. Para la mayor¨ªa de los mortales, Lady Gaga no es objetivamente guapa: que si antes estaba gorda, que si ahora est¨¢ demasiado flaca, que si la gravedad le juega una mala pasada a su pecho, que si un ojo se le queda gacho, que si tiene cachetes de h¨¢mster..., pero la realidad es que ah¨ª est¨¢, quit¨¢ndole portadas a las m¨¢s deseadas del planeta.
Las p¨¢ginas de Internet, las publicaciones alternativas, los festivales de m¨²sica, los clubes de nuestro mundo occidental... hay una rica diversidad de tendencias, estilos musicales, visiones del mundo. Pero si sigues escalando y llegas a la cima del ¨¦xito, todo se vuelve gris. Siempre he defendido a Madonna cuando aseguran que no inventa nada, que lo ¨²nico que hace es amplificar modas y sonidos que ya suenan en el underground. ??Y qu¨¦ si as¨ª fuera!? Conseguir amplificar una actitud singular, establecerla dentro del mainstream y encima vend¨¦rsela a un p¨²blico acostumbrado a lo m¨¢s convencional y falto de riesgo ya es un triunfo. Pensemos que Madonna y Lady Gaga compiten en el mercado internacional no solo con las divinas reverenciadas a nivel minoritario, como Alison Goldfrapp, Alison Mosshart, Siouxsie o Beth Ditto, sino con aut¨¦nticos monstruos de la promoci¨®n edulcorada, como Mariah Carey, Christina Aguilera o Miley Cyrus. Adem¨¢s, obligan a estas divas establecidas a currarse un poco m¨¢s la imagen, las portadas, los v¨ªdeos... sorprendente la apariencia gagaizada en el ¨²ltimo disco de la Aguilera, o las influencias extravagantes en Beyonc¨¦, Rihanna y hasta en los Black Eyed Peas.
No nos enga?emos, ver a Lady Gaga escupiendo sangre en la entrega de los MTV Video Music Awards o rompiendo una botella contra el piano en los American Music Awards es un revulsivo dentro de una industria fosilizada. Podr¨ªa ser la an¨¦cdota de una exc¨¦ntrica que ya no sabe qu¨¦ hacer para llamar la atenci¨®n. Pero las ventas la respaldan, y eso dentro del sistema de mercado es incuestionable. Casi 20 millones de ¨¢lbumes y 50 millones de singles. Son cifras que ya hubieran resultado exageradas hace a?os, antes de la crisis de la industria discogr¨¢fica. Ahora son sencillamente un milagro. Y el reconocimiento de la industria se salda con nuevas nominaciones y premios. Mientras, Lady Gaga sigue sin dar tregua, inmersa como est¨¢ en una nueva gira, The monster ball tour, la publicaci¨®n de un ¨¢lbum de remezclas, The remix, y el lanzamiento de un nuevo single, Alejandro. No contenta con eso, declara que ya tiene compuesto su tercer ¨¢lbum y que pronto lo tendr¨¢ terminado: "Es mi mejor disco hasta la fecha".
Mientras esperamos ese disco para finales de 2010, Lady Gaga sigue acaparando atenci¨®n en todos los frentes. Se espera un c¨®mic basado en su persona, Polaroid la ha contratado para que revolucione el mercado de las c¨¢maras fotogr¨¢ficas, una serie de culto como Glee le ha dedicado un cap¨ªtulo entero, las teor¨ªas conspiratorias apuntan hacia ella como una marioneta utilizada por los Illuminatti para establecer el nuevo orden mundial, los dise?adores m¨¢s importantes le dise?an modelos gal¨¢cticos de alta costura, mientras que su propia firma de moda, Haus of Gaga, se presenta como la m¨¢s innovadora y deseada por los consumidores temerarios. La idea de que el momento Gaga era pasajero va quedando muy, muy, lejana hasta para los m¨¢s descre¨ªdos.
Stefani Joane Angelina Germanotta nunca se sinti¨® aceptada: "No encajaba con mis compa?eras de clase, me sent¨ªa un bicho raro. Se re¨ªan de m¨ª, me tiraban del pelo, me llamaban gorda...". Como el personaje de Emily the Strange (la ni?a g¨®tica favorita en la mitolog¨ªa de las adolescentes inadaptadas), Gaga es una inspiraci¨®n para todas las que saben que son diferentes. Es una pel¨ªcula de Tim Burton hecha realidad.
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