Un traje muy muy largo
Luego de d¨¦cadas viviendo dentro de la Constituci¨®n de 1978 sin que el Tribunal Constitucional se diese mucho a notar, aunque estaba ah¨ª latente y funcionando, est¨¢ en cuesti¨®n y su misma existencia est¨¢ sobre la mesa. El Constitucional es una pieza con l¨®gica dentro de este sistema constitucional, su deber es considerar las reclamaciones que se le hacen por supuesta inconstitucionalidad y de ese modo lo que hacen es interpretar la Constituci¨®n. Nuestra Constituci¨®n, nacida de unas cortes constituyentes, es un pacto pol¨ªtico, redactado y firmado por pol¨ªticos de distintas tendencias y con distintas visiones tanto de Espa?a como de las nacionalidades y regiones que la constituyen. As¨ª la subscribieron izquierdas, derechas, republicanos, mon¨¢rquicos, nacionalistas espa?oles y nacionalistas catalanes. En consonancia con ese pacto pol¨ªtico los miembros de ese Tribunal son juristas con manifiesta vocaci¨®n pol¨ªtico ideol¨®gica que debieran representar a la pluralidad de tendencias y posturas, debieran hacerlo por encima de los l¨ªmites de los partidos que los auparon a ese puesto.
Nos dan a escoger entre la bolsa o la vida. Estando vivos puede haber un ma?ana en que recuperar la bolsa
Acerca del fallo sobre el recurso presentado por el PP contra el estatuto catal¨¢n se pueden decir muchas cosas pero todo lo que se diga debe ser despu¨¦s de considerar lo que fue esa maniobra pol¨ªtica. El PP, dirigido por Federico Trillo, recurri¨® la mayor parte del articulado del estatuto catal¨¢n, incluidos art¨ªculos y preceptos que en cambio no se le recurrieron a otros estatutos posteriores: era un recurso total, para liquidarlo literalmente. Adem¨¢s, ese partido recus¨® a un magistrado al que le atribuy¨® la representaci¨®n del punto de vista jur¨ªdico institucional de los catalanistas, su recusaci¨®n fue aceptada por la mayor¨ªa de sus compa?eros de otras tendencias, de modo que quien sentenci¨®, el tribunal formado para sentenciar ese recurso contra el estatut, se puede decir con claridad que fueron todos menos los catalanistas. El PP los excluy¨® de la interpretaci¨®n de la Constituci¨®n vigente en un asunto fulcral para su proyecto pol¨ªtico.
No s¨®lo se trataba de liquidar un estatuto, tambi¨¦n de liquidar la viabilidad del catalanismo dentro de la Espa?a democr¨¢tica. S¨ª, este pleito tuvo un car¨¢cter hist¨®rico profundo, tal es la dram¨¢tica responsabilidad que adquiri¨® nuevamente el PP; a¨²n no sabemos que frutos dar¨¢, los veremos. Lo que podemos comprobar ya ahora es la incapacidad para negociar y pactar y la vocaci¨®n dram¨¢tica terrible que tiene la derecha nacionalista espa?ola. La lengua, los toros, el estatut... "La indisoluble unidad de la naci¨®n espa?ola".
A un partido como CiU se le plantea ahora un dilema realmente tremendo, tiene que escoger entre la coherencia con el proyecto pol¨ªtico que tiene para su pa¨ªs o su propia existencia. Pues siendo coherentes debieran concluir que tras haber sido expulsado el catalanismo del consenso constitucional s¨®lo cabe comenzar la construcci¨®n de un estado catal¨¢n pero la situaci¨®n en que se hallan dentro del juego de partidos en Catalu?a los conduce a pactar con el partido verdugo de la nacionalidad catalana para poder alcanzar con su apoyo el Gobierno de la Generalitat. En las situaciones dram¨¢ticas s¨®lo nos dan a escoger entre la bolsa o la vida y solemos escoger la vida en la confianza de que estando vivos siempre puede haber un ma?ana en que recuperemos la bolsa.
Quedan meses hasta las elecciones, la campa?a y la constituci¨®n de un nuevo Govern y eso en pol¨ªtica es un mar de posibilidades, no sabemos lo que seguir¨¢n haciendo para conseguir su objetivo de construir una naci¨®n catalana dentro de lo que permite la Constituci¨®n. Uno podr¨¢ estar m¨¢s o menos de acuerdo con el modelo de sociedad y con el modo en que entienden la naci¨®n los catalanistas pero no hay duda de que pretenden conseguir lo mejor y lo m¨¢ximo para su pa¨ªs. Y desde luego tenemos que negar la miserable acusaci¨®n que le hacen los nacionalistas anticatalanes de que pretenden quitarnos lo que no es suyo y es nuestro. Es simplemente una mentira y no hay cifra que la sustente. El da?o que le ha hecho la derecha centralista y muy concretamente el PP a Catalu?a es enorme, s¨®lo est¨¢ en sus manos intentar paliarlo. Pero alg¨²n d¨ªa se ver¨¢ obligado a humillarse por ello. Dejar¨¢n de recoger firmas contra los catalanes, es de lo que se trat¨® con su campa?a contra el estatut, no animar¨¢n boicots a los productos catalanes, no insultar¨¢n a Pujol para que hable castellano y volver¨¢n a "hablar catal¨¢n en la intimidad".
Esa conducta tan inc¨ªvica, incluso incivil, de esta derecha tristemente est¨¢ en su naturaleza. Los principales problemas pol¨ªticos que afronta la Espa?a contempor¨¢nea tienen relaci¨®n con la construcci¨®n de la derecha sobre su n¨²cleo posfranquista. Resumiendo, hablamos del fracaso de la UCD que le permiti¨® una d¨¦cada comod¨ªsima al PSOE en el Gobierno hasta que aquel joven falangista reconstruy¨® esta dura derecha. La que gobierna ahora en la Xunta, ¨¦sta que recorta Galicia d¨ªa a d¨ªa .
Queda que el Gobierno intente ahora tejer consenso, reconstruir algunos hilos rotos que mantengan a la mayor¨ªa de la sociedad catalana dentro de un proyecto espa?ol com¨²n. Se ver¨¢.
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