Pensar lo impensable
Los reguladores deben dise?ar una prueba de resistencia bancaria fiable
Los organismos reguladores europeos se enfrentan a un dilema. Los inversores est¨¢n preocupados por la exposici¨®n de los bancos a la deuda soberana. Los Gobiernos han aceptado someter a pruebas de resistencia a sus entidades de cr¨¦dito, pero no quieren admitir la posibilidad de que algunos pa¨ªses podr¨ªan suspender pagos. Los dos puntos de vista son dif¨ªciles de reconciliar. Sin embargo, con un poco de habilidad e imaginaci¨®n, los reguladores deber¨ªan ser capaces de dise?ar una prueba que deje a ambas partes satisfechas.
Se supone que estas pruebas analizan situaciones extremas. Una suspensi¨®n de pagos soberana en la zona euro dif¨ªcilmente entra en esta categor¨ªa. La mayor¨ªa de los inversores cree que Grecia reestructurar¨¢ su deuda en alg¨²n momento en los pr¨®ximos a?os; una minor¨ªa importante cree que Portugal har¨¢ lo mismo. Pero a los Gobiernos de la zona euro les preocupa que, con solo admitir la posibilidad, minen la confianza en su paquete de rescate de 440.000 millones de euros. Los reguladores disponen de varios m¨¦todos para cuadrar el c¨ªrculo. Podr¨ªan forzar a los bancos a asumir que los bonos soberanos sufran una rebaja considerable de, digamos, tres o cuatro escalones. Si los bonos se consideran menos solventes, la mayor¨ªa de los bancos tendr¨¢n que conservar m¨¢s capital para respaldarlos. Sin embargo, este m¨¦todo no es infalible: actualmente, algunos organismos reguladores permiten que los bancos mantengan poco o ning¨²n capital para respaldar la deuda soberana griega, aunque tiene una calificaci¨®n de basura.
Otra opci¨®n es obligar a los bancos a mantener reservas de capital m¨¢s grandes. Los organismos reguladores europeos han establecido una ratio de capital m¨ªnima de primer nivel (Tier 1) del 6%, al mismo nivel que las pruebas de resistencia del a?o pasado en EE UU. Incrementar el l¨ªmite, otros dos puntos porcentuales, por ejemplo, a?adir¨ªa un tope adicional al riesgo soberano. Pero una postura tan brusca no servir¨ªa de mucha ayuda para distinguir entre los bancos que se han cargado de deuda de la zona euro y los que han sido m¨¢s responsables.
Una alternativa mejor ser¨ªa forzar a los bancos a asumir que los precios de la deuda soberana sufrir¨¢n una brusca ca¨ªda. Los bonos griegos a cinco a?os se venden actualmente a 82 c¨¦ntimos por euro. No es precisamente descabellado imaginarse que caigan hasta los 50 c¨¦ntimos. Aun as¨ª, los reguladores deben permanecer alerta. Algunos bancos centrales de la zona euro han permitido a sus bancos ignorar las p¨¦rdidas ajustadas al valor del mercado de los bonos soberanos a la hora de calcular las ratios de capital. Por este motivo, la prueba de resistencia deber¨ªa dar por sentado que los bancos est¨¢n obligados a vender sus bonos a precios de saldo.
Incluir una venta a gran escala de bonos soberanos ser¨ªa de cierta utilidad para persuadir a los inversores de que las pruebas de resistencia recogen sus preocupaciones. Incluso en ese caso, las pruebas no ser¨ªan perfectas, no se toma en cuenta la agitaci¨®n general que vivir¨ªa el mercado tras una suspensi¨®n de pagos soberana ni el efecto que tendr¨ªan en la financiaci¨®n de los bancos y el crecimiento econ¨®mico. Pero es preferible eso a una prueba de resistencia que los inversores ignoren. Esto dejar¨ªa al sistema bancario de Europa en una situaci¨®n a¨²n peor que la actual.
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