?Ummm..., qu¨¦ rico gen!
EE UU se dispone a aprobar un salm¨®n que crece el doble de r¨¢pido, el primer animal transg¨¦nico que llegar¨¢ a nuestros platos - Los expertos debaten si debe advertirse en el etiquetado
Un salm¨®n transg¨¦nico que crece el doble de r¨¢pido que su versi¨®n natural; un cerdo que produce panceta baja en grasas; otro cerdo cuyo esti¨¦rcol tiene menos f¨®sforo y por tanto contamina menos que los actuales; un ganado vacuno resistente al mal de las vacas locas. Son los primeros animales transg¨¦nicos destinados al consumo humano. Todos aspiran a llegar al mercado alg¨²n d¨ªa m¨¢s o menos lejano, tras un largo e impredecible proceso de aprobaci¨®n. Todos excepto el salm¨®n, que ya ve la luz al final del t¨²nel.
El salm¨®n transg¨¦nico ha sido desarrollado por la compa?¨ªa de Massachusetts (Estados Unidos) AquaBounty Technologies -de ah¨ª que se llame salm¨®n AquAdvantage-, y se trata de un salm¨®n atl¨¢ntico con dos piezas gen¨¦ticas a?adidas. La primera es un gen de la hormona del crecimiento donado por su primo gigante, el salm¨®n real (Oncorhynchus tshawytscha). La otra es un interruptor gen¨¦tico tomado de una especie de viruela, unos peces de la familia Zoarcidae parecidos a anguilas y parientes lejanos del salm¨®n.
Al pez com¨²n se le han a?adido dos piezas gen¨¦ticas de sus parientes
Es id¨¦ntico al tradicional en sabor, textura, prote¨ªnas y ¨¢cidos grasos
La mitad del pescado que se consume en el mundo proviene de las piscifactorias
Las hembras son est¨¦riles, lo que evita el riesgo de contaminaci¨®n
El salm¨®n atl¨¢ntico natural tiene su gen de la hormona del crecimiento reprimido a bajas temperaturas. Las piezas gen¨¦ticas a?adidas le permiten activarlo en esas condiciones, como hacen las viruelas naturales. El resultado es un salm¨®n que crece el doble de r¨¢pido que el normal. No es gigante, sino que tarda la mitad de tiempo en alcanzar el tama?o al que normalmente se comercializa (un a?o y medio en vez de tres a?os).
AquaBounty Technologies persigue desde hace 10 a?os la aprobaci¨®n de su salm¨®n por el regulador estadounidense, la Food and Drug Administration (FDA). Pero la empresa asegura ahora que ya ha aportado a la agencia casi todos los datos necesarios para la aprobaci¨®n, y as¨ª lo han confirmado fuentes gubernamentales citadas por The New York Times. La primera reuni¨®n de la FDA para tratar sobre su aprobaci¨®n tendr¨¢ lugar despu¨¦s del verano.
"Hemos recibido dos notificaciones del Centro de Medicina Veterinaria que nos informan de que han completado su revisi¨®n de las secciones cuatro y cinco de las siete que tiene la aplicaci¨®n", afirma la empresa. "Estas dos notificaciones suponen la aceptaci¨®n de nuestros datos sobre el salm¨®n AquAdvantage, que muestran la estabilidad de su genotipo y fenotipo a lo largo de las generaciones".
Que el genotipo sea estable quiere decir que las piezas de ADN a?adidas no se pierden ni se mueven en la descendencia del salm¨®n transg¨¦nico original. Que lo sea el fenotipo
[las cualidades externas] implica lo esperable dado el anterior punto: que los salmones siguen creciendo al doble de velocidad aunque pasen muchas generaciones.
La empresa afirma que las dos secciones (seis y siete) que faltan en el largo protocolo tienen ya muy avanzado el proceso de revisi¨®n.
Los expertos de la FDA, sin embargo, est¨¢n divididos sobre la conveniencia de etiquetar el nuevo salm¨®n como producto gen¨¦ticamente modificado. Y el precedente de las semillas transg¨¦nicas permite augurar que las agencias reguladoras europeas -como la Agencia de Seguridad Alimentaria espa?ola- estar¨¢n m¨¢s divididas a¨²n cuando el debate cruce el Atl¨¢ntico, tal vez a finales de este a?o. Las semillas transg¨¦nicas no se etiquetan como tales en Estados Unidos, pero s¨ª en Europa.
La postura de las autoridades noreamericanas es que un producto alimentario debe ser etiquetado como "modificado gen¨¦ticamente" s¨®lo si su contenido o sus propiedades nutricionales son diferentes a los del producto natural. ?ste no es el caso del salm¨®n de AquaBounty Technologies: ni la hormona del crecimiento de origen externo ni el interruptor gen¨¦tico que la activa a bajas temperaturas est¨¢n presentes en la carne del salm¨®n que llegar¨¢ a los supermercados. Estas modificaciones gen¨¦ticas afectan a la velocidad de crecimiento, pero lo que crece es la misma cosa que en una situaci¨®n natural, y el resultado es id¨¦ntico.
Pero lo mismo cabe decir de muchas semillas transg¨¦nicas en uso. El hecho de que una planta de ma¨ªz o de soja lleve un gen de resistencia a una plaga -como la toxina de la bacteria Bacillus thurigiensis, o Bt- no tiene ning¨²n efecto sobre el contenido de sus semillas. Pese a ello, las agencias europeas obligan a los fabricantes a declarar en la etiqueta que se trata de un producto transg¨¦nico.
El salm¨®n transg¨¦nico es id¨¦ntico al natural en color y sabor, y tambi¨¦n en su contenido en prote¨ªnas, az¨²cares, ¨¢cidos grasos, vitaminas, minerales y dem¨¢s nutrientes, seg¨²n los datos que la empresa ha remitido a la FDA. Dada esta situaci¨®n, los directivos de AquaBounty Technologies consideran que etiquetarlo en el supermercado resultar¨ªa "enga?oso".
La empresa no se opone a un etiquetado voluntario por el sector alimentario -una de las posibilidades discutidas por la agencia reguladora-, pero esta medida quedar¨¢ en cualquier caso fuera de su competencia: de aprobarse el salm¨®n transg¨¦nico, AquaBounty Technologies se limitar¨¢ a vender los huevos del salm¨®n transg¨¦nico a las piscifactor¨ªas. La etiqueta, voluntaria o no, llegar¨¢ varios pasos despu¨¦s en la cadena de producci¨®n, en los alimentos que llegan a los supermercados.
Otras objeciones no se refieren a la seguridad alimentaria, sino a los posibles riesgos ambientales. Un salm¨®n atl¨¢ntico que crece al doble de ritmo que sus colegas naturales podr¨ªa desplazar a estos de sus h¨¢bitats. Aunque el medio ambiente no suele ser competencia de la FDA, la agencia deber¨¢ pronunciarse tambi¨¦n sobre este punto. La principal baza de la industria aqu¨ª es que, con pocas excepciones, el salm¨®n que llega actualmente al mercado no proviene de mar abierto, sino de piscifactor¨ªas. La competencia entre los salmones transg¨¦nicos y los naturales no tiene por qu¨¦ llegar a darse.
La empresa ha a?adido un control adicional: los huevos que vende, o que pretende vender, s¨®lo generan hembras est¨¦riles. Es una precauci¨®n por si el salm¨®n transg¨¦nico se escapa de la piscifactor¨ªa, aunque tambi¨¦n tiene un claro sentido comercial: las piscifactor¨ªas no podr¨¢n criar por su cuenta los salmones de r¨¢pido crecimiento, y por tanto tendr¨¢n que seguir comprando los huevos a AquaBounty.
La esterilidad de las hembras transg¨¦nicas es el equivalente animal de las semillas de un solo uso: producen una planta sin semillas, que el agricultor no puede por tanto usar para perpetuarla. El primero en proponer esta estrategia en animales, sin embargo, fue probablemente Michael Crichton, el fallecido autor de Parque Jur¨¢sico. Las dinosaurias del parque tambi¨¦n eran est¨¦riles. Luego dejaron de serlo y la cosa acab¨® mal, pero esto era s¨®lo una novela.
En los ¨²ltimos 50 a?os, la piscicultura ha crecido desde el mill¨®n de toneladas de pescado producidas en el mundo en los a?os cincuenta hasta los 51,7 millones de toneladas actuales. Esta cifra supone casi la mitad (el 47%) del pescado que se consume en el mundo, y el sector sigue creciendo a un 9% anual. La principal raz¨®n es que el 80% de los bancos de pesca en mar abierto est¨¢n sobreexplotados o simplemente agotados. El mercado de las piscifactor¨ªas est¨¢ dominado por los pa¨ªses asi¨¢ticos.
El salm¨®n siempre ha sido apreciado por su sabor y textura, pero la demanda viene creciendo en los ¨²ltimos a?os por las propiedades cardiosaludables de sus grasas, que incluyen ¨¢cidos grasos insaturados y omega-3. La demanda global de prote¨ªna animal alcanzar¨¢ los 20 millones de toneladas en 2020, una cifra que est¨¢ fuera del alcance de las actuales t¨¦cnicas de ganader¨ªa y pesca. Un salm¨®n que crece el doble de r¨¢pido puede aliviar parte de esta presi¨®n.
Tambi¨¦n hay factores medioambientales que deben sopesarse. Por ejemplo, el mercado de la pesca es gravoso en emisiones de CO2, debido a las grandes distancias que recorren los barcos desde los bancos de pesca hasta los puertos, y a las que recorre despu¨¦s el pescado para abastecer los mercados mundiales. Unas piscifactor¨ªas m¨¢s eficaces pueden traducirse en una mayor cercan¨ªa a los puntos de consumo.
Otro punto es que, pese a crecer muy r¨¢pido, el salm¨®n transg¨¦nico es m¨¢s eficaz que el natural en el aprovechamiento de la comida: necesita comer un 10% menos para alcanzar el mismo tama?o. Los salmones comen peces y aceite de pescado, de modo que esa mayor eficacia se traduce en menos presi¨®n sobre la propia actividad pesquera.
Miedo a lo que no entendemos
Los alimentos transg¨¦nicos se han enfrentado hasta ahora a una vigorosa oposici¨®n social, promovida sobre todo por grupos ecologistas y, en especial, por Greenpeace, que convirti¨® el ataque a los organismos modificados gen¨¦ticamente en una de sus tres o cuatro campa?as prioritarias, al mismo nivel que el transporte de residuos nucleares, por ejemplo. Pese a la percepci¨®n mayoritaria, sin embargo, esta campa?a carece de fundamentos cient¨ªficos relevantes.
Seg¨²n David Ropeik, un consultor especializado en percepci¨®n p¨²blica del riesgo -autor, entre otras obras, de How risky is it, really? (?Cu¨¢nto riesgo supone realmente?), "los alimentos transg¨¦nicos tienen varias caracter¨ªsticas peculiares de las que, seg¨²n han determinado los psic¨®logos, hacen parecer peligrosas a las cosas".
Una es el mero hecho de que sean obra humana. De forma parad¨®jica, los humanos tendemos a fiarnos menos de los productos humanos que de los naturales. Otra es que no podemos percibir la modificaci¨®n gen¨¦tica. Los enemigos invisibles siempre han dado m¨¢s miedo que los palpables; si no fuera por las etiquetas, podr¨ªamos exponernos a los transg¨¦nicos de forma involuntaria. Eso nos hace depender del Gobierno -que es quien pone las etiquetas-, y esto no mejora mucho la situaci¨®n, puesto que tampoco nos fiamos del Gobierno.
"Tambi¨¦n solemos tener miedo de lo que no entendemos", dice Ropeik. Y los transg¨¦nicos pertenecen a esta categor¨ªa por dos razones. Primero, que la mayor parte de la gente no comprende lo que es un gen, y por tanto no puede comprender lo que es un transg¨¦nico. Y segundo, que las campa?as ecologistas han confundido a la opini¨®n p¨²blica con una notable eficacia.
Un resultado parad¨®jico de esta situaci¨®n es que, mientras los pa¨ªses europeos se han protegido contra los transg¨¦nicos como quien huye del diablo, China y otros pa¨ªses en desarrollo han montado sus propios centros de investigaci¨®n y han desarrollado sus propias semillas modificadas gen¨¦ticamente. El consenso cient¨ªfico es que la biotecnolog¨ªa es imprescindible para producir m¨¢s comida sin ganar m¨¢s terreno al bosque ni gastar m¨¢s agua.
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