La dictadura de Lorenzo

El dominio de Jorge Lorenzo no tiene fin. Ha vencido de todas las formas imaginables. Y cuando no lo hizo, en Qatar o Mugello, fue porque corr¨ªa con una mano reci¨¦n operada, primero, y porque su cabeza no terminaba de asimilar qu¨¦ ser¨ªa de ¨¦l y del Mundial sin Valentino Rossi, despu¨¦s. Y no gan¨®. Pero fue segundo. Y de 175 puntos posibles suma 165. Una barbaridad. Un dominio insultante. Tanto que ni siquiera un aspirante a campe¨®n lo idealiza: "Cuando sue?o con motos, siempre sue?o que gano, pero nunca so?¨¦ que podr¨ªa ganar cinco carreras de siete". La de ayer, en Montmel¨®, fue su tercera victoria consecutiva. Una victoria trabajada, sufrida e inteligente, en la que aguant¨® el acecho de Andrea Dovizioso hasta que el italiano, exasperado, quiso llevar su Honda m¨¢s all¨¢ de los l¨ªmites razonables y termin¨® por los suelos a 10 vueltas del final.

Dovizioso se cay¨® y Pedrosa se defendi¨® como un jabato del acoso de Stoner

El trazado se presentaba en condiciones delicadas por sus caracter¨ªsticas -el asfalto de Montmel¨® no es excesivamente abrasivo- y el tremendo calor: los motores rinden menos, el pilotaje demasiado agresivo resulta muy temerario, las motos tienen poco agarre y las ruedas patinan. Y si, adem¨¢s, se escoge el neum¨¢tico m¨¢s blando -solo De Puniet opt¨® por el duro- su desgaste es mayor. Este fue el panorama, un martirio para los pilotos.

Lorenzo, desde la pole otra vez, atin¨® con el embrague, ni roz¨® el freno trasero, le dio al gas y se dej¨® llevar por su Yamaha por fin. Ya no falla ni en las salidas. Solo falta verlo bajo un chaparr¨®n para comprobar si algo, aunque solo sea el mal tiempo, puede ponerle en un aprieto. Sus rivales no lo hacen. "Si estuviera Rossi, estar¨ªa haciendo el trabajo que nosotros no hacemos", brome¨® Casey Stoner, tercero, por detr¨¢s de Dani Pedrosa. Pero Rossi solo pudo ganarle en Qatar, en la primera carrera del a?o, a la que el mallorqu¨ªn lleg¨® con su mano derecha dolorida y casi sin haber rodado en la pretemporada. S¨ª, le gan¨® Pedrosa en Mugello, en aquel primer domingo sin Il Dottore. Pero hoy no hay nadie m¨¢s fuerte de moral que Lorenzo.

Le da igual que le carguen con la responsabilidad del liderato del Mundial; le da igual que le nombren el primer campe¨®n virtual de la historia; le da igual que piensen que gana porque no est¨¢ Rossi; le da igual que desde que el italiano se cayera en Mugello, para darle caza, no se hable m¨¢s que de Rossi. ?l sigue a lo suyo. Que es ganar. Ganar el Mundial, como confes¨® por primera vez ayer, al admitir que se plante¨® "dejar vencer a Dovizioso", que le persegu¨ªa sin cesar, curva a curva, para no poner en peligro un pu?ado de puntos: "No quer¨ªa arriesgarme, dadas las condiciones del asfalto". No le hizo falta. El que se arriesg¨® fue el italiano, que, con la lengua fuera, no vio la forma de neutralizarle. Le hab¨ªa adelantado en la tercera vuelta, coincidiendo con la m¨¢s r¨¢pida de la carrera. Pero unas curvas m¨¢s adelante, en la chicane, Lorenzo le dibuj¨® un zigzag, que le dej¨® muerto, adelant¨¢ndole por fuera, como m¨¢s le gusta. "As¨ª es muy dif¨ªcil perder el Mundial", confes¨® ayer.

Ya nunca lo volvi¨® a tener a tiro. Dovizioso forz¨® tanto que se cay¨®. Por entonces, el de Yamaha ya sacaba seis segundos a sus perseguidores: Pedrosa y Stoner, separados por una d¨¦cima, luchaban por la segunda posici¨®n despu¨¦s de haber cometido un error cada uno. Pedrosa lo cometi¨® en la salida: el aceler¨®n que dio para pillar la rueda de Lorenzo desde su cuarta posici¨®n en la parrilla fue tal que las pastillas de freno se separaron del disco. Cuando lleg¨® a la primera curva, se qued¨® sin frenos y se march¨® largo; solucion¨® el problema trincando repetidamente el freno, pero, al reincorporarse a la pista, hab¨ªa ca¨ªdo a la novena posici¨®n. Stoner, que rodaba tercero, siguiendo la estela de Lorenzo y Dovizioso, se march¨® largo en la sexta vuelta. Ambos recobraron los puestos que les dieron acceso al podio y brindaron una bonita pelea por ser segundos. Gan¨® Pedrosa. Claro que nada es suficiente cuando la dictadura de Lorenzo no da tregua.