Simon Rattle, una batuta bolivariana

La tercera generaci¨®n de m¨²sicos amamantados por Jos¨¦ Antonio Abreu naci¨® el domingo en Caracas. Son 377 ni?os de toda Venezuela, incubados en la placenta del Sistema Juvenil de Orquestas creado por el maestro hace 35 a?os. Una instituci¨®n en el que hoy se educan 300.000 alumnos de todo el pa¨ªs latinoamericano, la mayor¨ªa sin recursos. Pero esta vez fueron bautizados por un aut¨¦ntico papa musical. Simon Rattle, director de la Filarm¨®nica de Berl¨ªn, se encarg¨® del oficio. Y triunf¨®.

Venezuela se ha convertido en la cantera musical m¨¢s excitante del mundo. El programa elegido lo atestigu¨®. Rattle lo pens¨® consciente de que lo podr¨ªan ejecutar sin complejos. Mezcl¨® ritmo, sensualidad y dificultad. La aventura era seria. El examen, muy dif¨ªcil. Pero para eso se han dejado la piel en una semana de ensayos junto al director brit¨¢nico, que ayer se despidi¨® de ellos en la ¨²ltima prueba muy emocionado: "Alg¨²n d¨ªa, pronto, volver¨¦ a dirigiros. Estoy orgulloso de vosotros".

Tras Abbado y Rattle, el pr¨®ximo en pasar por Caracas ser¨¢ Barenboim

No era para menos. Le hab¨ªan demostrado que estaban preparados para ejecutar la Cuban Overture, de Gershwin, la Pavana para orquesta, de Gabriel Faur¨¦, un Malambo electrizante de Alberto Ginastera y... ?la Primera Sinfon¨ªa de Gustav Mahler!

Lo ejecutaron concentrados, serios. Comunicaban una energ¨ªa y una frescura tropical que puso al p¨²blico en pie. No era para menos cuando uno observaba a chavales que no levantaban un palmo del suelo manejar los contrabajos, darle duro a los bombos, cargar con los trombones o los fagots, a veces desaparecidos ante el artilugio de sus instrumentos. Fundidos entre maderas y metales. Exprim¨ªan la cuerda de los violines con una determinaci¨®n fogosa y alegre. Aplicando las met¨¢foras, las im¨¢genes y los tempos que Rattle les hab¨ªa dibujado en los ensayos. "Que esto no suene como un mosquito, sino como si os cepillarais el pelo", les dec¨ªa. "En este pasaje es como si encontrarais a vuestra madre...".

Al entusiasmo con el que Jos¨¦ Antonio Abreu dio comienzo su aventura hace tres d¨¦cadas, le han sucedido en esta tercera generaci¨®n el virtuosismo, la determinaci¨®n y la audacia. Simon Rattle lo reconoc¨ªa un d¨ªa antes del concierto: "En esta nueva orquesta est¨¢n algunos de los mejores nuevos m¨²sicos del futuro".

Son una raza aparte. Se mueven en oleada, capaces de transmitir la emoci¨®n y la fiesta; vibran, celebran y aplican el rigor de horas obsesivas de ensayo y preparaci¨®n solitaria en los n¨²cleos en donde aprenden. Algunos perdidos en la selva, otros escondidos en barriadas donde la ¨²nica salida es la delincuencia.

La nueva orquesta presentada el domingo, los elegidos para Rattle, han sido seleccionados entre 4.000 de todo el sistema. Eran conscientes de su momento. Y lo dieron todo. "Sab¨ªa que eran capaces de hacer este programa sin problemas, pero han ido m¨¢s all¨¢ de lo que yo imaginaba", comentaba Rattle en su camerino tras la actuaci¨®n y el delirio... despu¨¦s de haberse colocado un ch¨¢ndal con la bandera venezolana en medio del auditorio. Fue despu¨¦s de la propina. El Mambo que Leonard Bernstein compuso para West Side Story ya es marca de la casa. Final de fiesta con baile, v¨ªtores y carcajadas contagiosas. Pero su trabajo en Caracas no ha concluido. Ayer mismo comenz¨® los ensayos de Carmen, que va a dirigir en el teatro Teresa Carre?o junto a la Orquesta Sim¨®n Bol¨ªvar y con su esposa, la mezzosoprano checa Magdalena Kozen¨¢, en el reparto.

Es la prueba de que Venezuela se ha convertido, gracias a Jos¨¦ Antonio Abreu, en un lugar de peregrinaje musical. Este mes Rattle protagoniza el foco en Caracas, y en invierno lo hizo Claudio Abbado. Pero en agosto se espera otro acontecimiento, con la llegada de Daniel Barenboim al frente de la West-Eastern Divan. La orquesta de jud¨ªos, palestinos, ¨¢rabes y espa?oles ofrecer¨¢ un concierto con m¨²sicos de la Sim¨®n Bol¨ªvar. Los dos proyectos de educaci¨®n musical m¨¢s importantes del mundo unen sus voces. Ojal¨¢ retumbe su mensaje.