"Fracas¨¦ como intelectual: me gusta el f¨²tbol"
Peter Esterh¨¢zy (Budapest, 1950) es como una iglesia con un tiovivo dentro: serio solo por fuera. Sus libros son justo lo contrario: solo superficialmente son humor¨ªsticos. En el ¨²ltimo, Sin arte (publicado por Acantilado en traducci¨®n de Adan Kovacsics), cuenta la pasi¨®n futbol¨ªstica y la muerte de su madre durante la dictadura comunista con un tono ir¨®nico que contrasta con la gravedad del tema. ?Forma de distanciamiento o cuesti¨®n de car¨¢cter? "El humor", responde Esterh¨¢zy, "no disminuye el grado de dolor, pero la comedia est¨¢ siempre a un paso de la tragedia. En mis libros van juntas. Por eso a veces el lector llora cuando deber¨ªa re¨ªr. Y viceversa".
En Sin arte, la madre del escritor aparece como una erudita del f¨²tbol h¨²ngaro, amiga de Puskas y obsesionada con hacer de su hijo un delantero de provecho. Corr¨ªan los a?os gloriosos del "equipo de oro", la selecci¨®n que gan¨® los Juegos Ol¨ªmpicos de Helsinki en 1952 para caer dos a?os despu¨¦s ante Alemania en la final del Mundial de Suiza. Peter Esterh¨¢zy no lleg¨® muy lejos corriendo por la banda derecha. Su hermano M¨¢rton, sin embargo, s¨ª. Creci¨® "como la mala hierba" al margen de la vigilancia materna, y termin¨® jugando en M¨¦xico 86. "Mi madre pegaba en un cuaderno las noticias sobre mi hermano. Nunca lo hizo con las rese?as de mis libros, pero sobreviv¨ª a la afrenta", dice el escritor sonriendo.
El opio del pueblo
Para los Esterh¨¢zy el f¨²tbol fue una v¨ªa de escape: "En una dictadura todo el mundo busca un camino de huida. Luego llega la libertad y la gente no sabe qu¨¦ hacer con ella: est¨¢ preparada para sobrevivir, no para vivir. El comunismo termin¨® con las incertidumbres, y eso es asfixiante pero tranquilizador". ?La evasi¨®n pol¨ªtica se ha convertido en distracci¨®n social? "El f¨²tbol es un opio, s¨ª. Hasta que acabe el Mundial no hablaremos de la crisis, solo de si Xavi movi¨® bien la pelota. Cuando aplastaron la revoluci¨®n del 56 se produjo una depresi¨®n en Hungr¨ªa, pero para muchos saber que Puskas jugaba en el Real Madrid era una se?al de que hab¨ªa que seguir luchando. Fue un autoenga?o, claro, pero as¨ª funcionan los mitos".
Autor de t¨ªtulos como Peque?a pornograf¨ªa h¨²ngara o Armon¨ªa celestial, Peter Esterh¨¢zy insiste en que su relaci¨®n con el f¨²tbol no es la de un intelectual sino la de un jugador, aunque sea uno fracasado: "Los que desprecian el f¨²tbol tienen raz¨®n, su degradaci¨®n es objetiva, pero yo no veo las cosas repugnantes que lo rodean, solo lo que sucede en el campo, y el juego en s¨ª puede ser tan refinado como para complacer las exigencias del intelectual m¨¢s pedante. No me interesa la violencia, la corrupci¨®n... O sea que s¨ª, podr¨ªamos decir que fracas¨¦ como intelectual: me gusta el f¨²tbol".
En un pasaje de Sin arte, el novelista fantasea con un partido en el cielo promovido por Dios -"que es h¨²ngaro"- entre ¨¢ngeles y escritores. Cuando se le pide la alineaci¨®n matiza: "Los buenos escritores van a terminar en el infierno. Quiz¨¢s se colasen en el cielo Cervantes y Chesterton, pero por un malentendido". Y si Dios es h¨²ngaro, ?por qu¨¦ Hungr¨ªa no se clasific¨® para Sud¨¢frica? "?Siguiente pregunta?".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.