Que ahorren los otros
De pronto nos hemos dado cuenta todos de que el Estado de bienestar se acaba, y se nos ha puesto cara de tonto. Los funcionarios ten¨ªan al menos el sueldo seguro y ahora ya no lo tienen. Los jubilados confiaban por ley en una pensi¨®n progresiva y ahora ya no pueden confiar en la pensi¨®n y menos en la ley. El Gobierno jura que ha de retrasar la edad de jubilaci¨®n, en parte porque la vida se ha hecho m¨¢s larga y en parte porque dentro de nada s¨®lo habr¨¢ 10 trabajadores para alimentar a nueve jubilados. En eso el Gobierno tiene raz¨®n, aunque no dice c¨®mo lo har¨¢ para que al menos esas 10 personas, de las que va a depender todo, encuentren trabajo.
Parece que estamos en el buen camino. Cada vez que hay una fusi¨®n de cajas o una empresa va mal, el remedio que nunca falla es jubilar a miles de personas con poco m¨¢s de 50 a?os. "Claro que ese es un pacto voluntario", dicen los jubiladores. "Y si no aceptas te hacen la vida imposible", juran los jubilados, mientras juran tambi¨¦n que pierden el sentido de la vida.
Durante a?os, los constructores han hecho grande a Espa?a comi¨¦ndose las costas, y cuando ya no hab¨ªa costas, han inventado Sese?a. La soluci¨®n era f¨¢cil, porque para eso los matem¨¢ticos p¨²blicos hab¨ªan ampliado todos los cr¨¦ditos, la gente constru¨ªa sin parar y los pisos se vend¨ªan no sobre obra, sino sobre plano. Lo malo es que a veces se vend¨ªan dos veces, antes de que el inquilino entrase a vivir, porque en cada venta se ganaba como en una obra nueva, sin necesidad de ser matem¨¢tico. Los bancos ampliaban f¨¢cilmente los cr¨¦ditos diciendo: "Queda margen, porque el mes que viene el piso valdr¨¢ m¨¢s".
A la vista del desenfreno, a la vista de lo que ten¨ªa que llegar, no se oy¨® pronunciar a nadie la f¨®rmula antirriesgo: "El ¨²ltimo duro que lo gane otro".
Claro que eso no hunde a ning¨²n Gobierno. Se pide m¨¢s al pueblo y ya est¨¢. No he o¨ªdo nada de suprimir coches oficiales, aviones privados o informes pagados, pero s¨ª de lo que el Gobierno nos va a cobrar para seguir siendo felices. Si nosotros pudi¨¦ramos pedirle m¨¢s dinero al jefe, qu¨¦ sencillo ser¨ªa.
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