Flamenco, cusc¨²s y fresas
Fiesta de despedida en Huelva para 340 trabajadoras que regresan a sus pa¨ªses
Fiesta por todo lo alto. Con m¨²sica ¨¢rabe y flamenca, cusc¨²s y tortilla de patata, distintos idiomas y mucha complicidad, la empresa agr¨ªcola Agromart¨ªn, en Lepe (Huelva), desped¨ªa ayer a 340 temporeras que durante seis meses han recogido frutos rojos en esta finca situada a pocos kil¨®metros del municipio. Una parcela con hileras de pl¨¢sticos, donde las mujeres tambi¨¦n se alojaron y realizaron, por las tardes, cursos de inform¨¢tica o sevillanas. Las trabajadoras proced¨ªan de Marruecos, Senegal, Bulgaria, Ruman¨ªa y Ecuador, entre otros pa¨ªses. En el pico m¨¢s alto de recolecci¨®n, fueron 740. Las que quedaban ayer eran en su mayor¨ªa marroqu¨ªes. Con hijab de colores y los m¨¢s heterog¨¦neos bordados, se declararon felices por el reencuentro, en d¨ªas, con sus familias.
Una enorme jaima roja, verde y dorada recib¨ªa, sobre las 14.30, con d¨¢tiles y canciones, a pol¨ªticos, empresarios y miembros de ONG y asociaciones de ayuda al inmigrante. El subdelegado del Gobierno en Huelva, Manuel Bago, celebr¨® el ejemplo de esta empresa como "modelo de integraci¨®n y cumplimiento de la normativa laboral". No todas son as¨ª. Bago admiti¨® que, en otras, se cometen "algunos abusos". "Pero lucharemos para acabar con ellos", asegur¨®. El ejemplo a seguir, se?al¨®, se encuentra en fincas como Agromart¨ªn: "Este es el tipo de realidad que debe representarnos: con una vivienda digna, un salario digno y compromiso serio de retorno".
El alcalde de Cartaya, Juan Antonio Mill¨¢n (PSOE), tambi¨¦n presidente de la Fundaci¨®n de Trabajadores en Huelva, dio un consejo a las marroqu¨ªes: "No os dej¨¦is llevar por pillos que os invitan a quedaros ilegalmente. Nos comprometemos a que volv¨¢is el a?o que viene". Todas aplaudieron. Manuel Andr¨¦s Gonz¨¢lez, alcalde de Lepe (PP), se despidi¨® con afecto: "Ahora descansad en casa, respirad hondo y volved el a?o que viene". El c¨®nsul de Marruecos, Mohamed Said Douelfakar, alab¨® la "cada vez mayor cooperaci¨®n" en materia agr¨ªcola.
Jos¨¦ Antonio Mart¨ªn, de 52 a?os, due?o de esta empresa de babel, dijo entender bien a los extranjeros. Quiz¨¢s porque el tambi¨¦n lo fue: "S¨¦ lo que sienten porque en 1980 me enrol¨¦ como marinero en un barco de Angola. All¨ª reun¨ª dinero para comprar mi primera hect¨¢rea". Ahora, el pr¨®spero empresario posee m¨¢s de 100, 40 destinadas a la fresa y 60 a otros frutos.
Yakhya Diarra, maliense de 28 a?os, reflexion¨® sobre "el cambio" que, seg¨²n ¨¦l, ha dado Espa?a, donde "ahora nos tratan bien". Todos, a?adi¨®, comparten el mismo sue?o: "Ganar dinero para la familia y ser felices aqu¨ª". La m¨²sica de los altavoces se mezclaba con brindis y shukram (gracias en ¨¢rabe). Mesas interminables, con banderitas, ofrec¨ªan cebiche de camar¨®n, propio de Ecuador, pl¨¢tano frito, empanadas y otras delicatessen multiculturales. La rumana Ana Bordean, de 50 a?os, lleva siete como responsable de calidad. "Esto es una familia grande", dijo.
Las viviendas prefabricadas se encadenan en calles con nombre y n¨²mero. Hay Internet y televisi¨®n. Flores, sobre todo geranios, adornan los rincones. El momento cumbre (tambi¨¦n en calor) fue la llegada de nueve extranjeras vestidas de gitana. Eran las 15.15. En la jaima, 39 grados. Con trabajadores senegaleses profiriendo "ol¨¦s" y polacos acompa?ando con zapateos, Daniela, de Ruman¨ªa, Nahualt, marroqu¨ª, y Ami, senegalesa, entre otras, se arrancaron por sevillanas. M¨¢s de 15 nacionalidades dieron palmas al un¨ªsono.
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