Vicente Cebri¨¢n, periodista de galanura inmarchitable
"Eres el hombre m¨¢s simp¨¢tico de la prensa", le saludaba yo de modo jaculatorio cuando le ve¨ªa. Y me hac¨ªa bien solo el verle, con su galanura inmarchitable, alegre y bien vestido, su gesto acogedor y su gracia
Le conoc¨ª en la Agrupaci¨®n Nacional de Prensa Diaria, ¨®rgano de los sindicatos del viejo r¨¦gimen, que reun¨ªa obligatoriamente a las empresas period¨ªsticas privadas, a la Prensa del Movimiento, a Pueblo y a las Hojas del Lunes (peri¨®dicos editados por las Asociaciones Provinciales de la Prensa, que ten¨ªan el privilegio, concedido por la dictadura de Primo de Rivera, de ser los ¨²nicos autorizados para circular los lunes).
La Agrupaci¨®n o Grupo de Diarios era una especie de parlamento de las empresas period¨ªsticas donde se trataban los problemas de la industria de la prensa. Yo representaba en ella al diario Informaciones. Vicente Cebri¨¢n era secretario general de la Prensa del Movimiento y transparentaba al emblem¨¢tico Arriba y al resto de los peri¨®dicos de la cadena del Movimiento, unos 40, casi todos l¨ªderes de sus respectivos mercados. Es decir, que gozaba del poder de la casi mayor¨ªa absoluta de los peri¨®dicos all¨ª congregados, adem¨¢s del respaldo oficial que, l¨®gicamente, le acompa?aba. Sin embargo, en aquel c¨®nclave de propietarios y altos ejecutivos de peri¨®dicos, Vicente Cebri¨¢n brillaba con luz propia por su natural sencillo y campechano y su arrolladora simpat¨ªa. Interven¨ªa en casi todas las cuestiones, pues en su representaci¨®n hab¨ªa peri¨®dicos grandes, medianos y peque?os. Y no recuerdo ni una sola vez que apoyara su opini¨®n en la fuerza de sus votos, sino en la combinaci¨®n eficac¨ªsima de su buen sentido, su ingenio y su extraordinario don de gentes. Uno de mis mejores recuerdos de aquella Agrupaci¨®n era la gala oratoria de algunos de sus habituales intervinientes, que daba al orden del d¨ªa, casi siempre el mismo, el aire juanramoniano del agua que pasa siempre y no cansa, que pasa siempre y no cambia, que pasa siempre y no acaba.
Brillaba con luz propia por su natural campechano y su arrolladora simpat¨ªa
Otro foro interesante de entonces era el Colegio de Abogados de Madrid, donde estallaba de vez en cuando con alto voltaje la libertad de palabra reprimida.
La gesti¨®n period¨ªstica de Vicente Cebri¨¢n, de la que soy testigo, la sit¨²o en el tardofranquismo, durante el cual se dispusieron los ¨¢nimos para el final que se present¨ªa y que habr¨ªan de confluir con tanto acierto y generosidad en la Transici¨®n. Antes, Vicente Cebri¨¢n hab¨ªa sido director de Arriba y de la agencia de noticias Pyresa. Cabe la pregunta: ?en los a?os que siguieron a la ley Fraga de 1966, que supuso un importante paso hacia la libertad, pero sin conseguirla hasta 1978, hubo posibilidad de hacer buen periodismo? La hubo, y se hizo, porque hab¨ªa buenos periodistas No hab¨ªa libertad pol¨ªtica, ciertamente, pero el periodismo no se agota en la cr¨ªtica del Gobierno y de las instituciones p¨²blicas. Y, precisamente, la falta de libertad aguijaba, en general, a la profesi¨®n period¨ªstica para alcanzarla, ya que era herramienta constitutiva de su oficio.
Ocurr¨ªa algo semejante en todas las profesiones que chocaban con la dictadura, pero en ninguna era tan vivo el conflicto ¨ªntimo, el que se libra en la conciencia, donde reside el latido de la vida moral, como en la period¨ªstica. El empe?o dram¨¢tico de querer hacer el mejor diario posible, primero con censura previa, en libertad vigilada, despu¨¦s de 1966, mantuvo a la profesi¨®n como arco en tensi¨®n, forzando d¨ªa a d¨ªa la l¨ªnea de lo permitido, sobre todo, en los ¨²ltimos a?os del franquismo; lo que la enardec¨ªa y redim¨ªa, en parte, de sus frustraciones
Vicente Cebri¨¢n trabaj¨® codo con codo en aquel foro period¨ªstico con las viejas familias que representaban la tradici¨®n period¨ªstica espa?ola, que ven¨ªa del siglo XIX y que solo en brev¨ªsimos tiempos, m¨¢s bien destellos, hab¨ªa conocido la anhelada libertad de prensa. All¨ª estaban los Luca de Tena, los God¨®, los Lema, los Reyna, los Yol¨ª, los Mompe¨®n, los Fern¨¢ndez-Latorre, los Cano, los Le¨®n... con sus centenarias cabeceras; Mariano Rioja, Francisco Marzal, Rogelio Gonz¨¢lez ?beda, Fernando Alt¨¦s Villanueva, Luis Bergareche, Jos¨¦ Mar¨ªa Baigual, Arcadio Mart¨ªn, ?ngel Mateo, Jos¨¦ Juan Cebri¨¢n, Ram¨®n Sala, Luis Paz, Alfonso Vignau... creadores de una admirable escuela de ejecutivos de prensa, enriquecida hoy con m¨¢s licenciaturas universitarias, m¨¢steres y doctorados.
Y en aquel foro period¨ªstico creo le gustar¨ªa ser recordado a Vicente Cebri¨¢n, junto a los que fueron sus colegas y amigos, contemplando los espl¨¦ndidos frutos de sus afanes y luchas por una prensa digna de nuestro tiempo; recordando las peripecias que les unieron en la vieja Agrupaci¨®n Nacional de Prensa Diaria, de la que fui el ¨²ltimo presidente.
La ¨²ltima vez que le vi, nonagenario que no lo parec¨ªa, fue en un homenaje que le rindieron la Asociaci¨®n de la Prensa de Madrid y la Federaci¨®n de las Asociaciones de la Prensa de Espa?a. Me acerqu¨¦ a ¨¦l, le abrac¨¦ y dije a sus hijos Juan Luis y Bel¨¦n, que le acompa?aban: "Vuestro padre es el periodista m¨¢s simp¨¢tico de Espa?a".
Pedro Crespo de Lara fue secretario general de la Asociaci¨®n de Editores de Diarios Espa?oles (AEDE).
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