Adi¨®s a la Col¨°nia Castells
Estos d¨ªas se han entregado las llaves a los habitantes de la Col¨°nia Castells. Temblorosos entran en los pisos peque?os pero luminosos y se admiran de la cocina funcional con armarios vacantes. Suspiran los nuevos inquilinos: dejan atr¨¢s mucha vida. La colonia es (todav¨ªa) un recinto de casas baratas, levantadas hacia 100 a?os, para alojar a los trabajadores de la f¨¢brica Castells, que ya no existe y cuyo solar es tambi¨¦n objeto de un plan de reconversi¨®n. Las casas eran muy precarias: pocos metros y menos comodidades, algunas ni siquiera tienen ba?o, no digamos lavadora. Pero la colonia ten¨ªa sus ventajas: la vida en la calle, la vecindad, digamos que un estilo que se borra cuando se sube en ascensor a un piso. Entonces ya eres como todo el mundo en la ciudad, an¨®nimo y rutinario.
?No hubiera sido hermoso restaurar las casitas?
Lo gracioso es que los vecinos de Les Corts no entramos nunca en la colonia, que tiene un trazado de callejas paralelas, donde algunos vecinos aparcan sus coches y otros, las sillas de anea. Los vecinos miramos desde afuera, con una mezcla de inquietud y de respeto por la vida diferente. Se entiende que una parte de sus habitantes se haya plantado frente al Ayuntamiento para decir: "No queremos pisos, queremos nuestras casitas de toda la vida". Pasa lo mismo en el Bon Pastor, que adem¨¢s es un barrio mucho m¨¢s lindo, aunque tambi¨¦n precario de estructura, y que est¨¢n demoliendo como si la memoria no tuviera un precio. El bloque donde acogieron a los primeros desplazados es tan gris que se entiende la protesta.
El Ayuntamiento, que decide las cosas del urbanismo como si los vecinos no existieran, negocia con ellos durante meses si prefieren ir de alquiler o comprar a buen precio el piso nuevo. Lo que no les ofrece es quedarse donde est¨¢n. "Necesitamos el terreno para hacer", les dicen, "tal y tal cosa". En la colonia har¨¢n zona verde, en un barrio que tiene espacios verdes por todas partes. ?No hubiera sido hermoso restaurar las casitas, que son tan pocas, y dejar el barrio como testigo impecable de la historia y a las gentes con sus h¨¢bitos y sus espacios? Es tan prepotente saber lo que hay que hacer con cada palmo de ciudad.
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