La presi¨®n de unos y otros
Si hay un equipo que se ha mantenido fiel a su estilo a lo largo de los a?os, ese es McLaren-Mercedes, que nunca ha dejado que elementos individuales puedan poner en peligro la fuerza que mueve a toda la escuder¨ªa. Es cierto que Red Bull posee el coche m¨¢s r¨¢pido de la parrilla, como se ha constatado a lo largo de lo que llevamos de Mundial, pero los dos pilotos que lideran la clasificaci¨®n son Lewis Hamilton y Jenson Button, por este orden. Red Bull es un equipo joven que, a pesar de contar con gente de mucho talento, comenzando por los dos corredores y acabando por Adrian Newey, ha demostrado pecar de inexperiencia en momentos puntuales. La ¨²ltima prueba de ello es el desagradable episodio del aler¨®n delantero que vivimos el s¨¢bado.
McLaren no sobrelleva m¨¢s presi¨®n que la que se autoimpone; Ferrari est¨¢ obligado a ganar siempre
Si Red Bull no ha conseguido que la superioridad del RB6 quede reflejada en la clasificaci¨®n, en Ferrari a¨²n las est¨¢n pasando m¨¢s canutas. Desde mi punto de vista, el problema de la marca de Maranello tiene que ver con la presi¨®n que sufre el equipo, muy distinta, por ejemplo a la que debe soportar McLaren. La diferencia radica, b¨¢sicamente, en el ADN de unos y otros. Mientras la escuder¨ªa brit¨¢nica no tiene que sobrellevar m¨¢s presi¨®n que la que ella misma se autoimpone, Ferrari est¨¢ obligado a ganar siempre porque as¨ª lo dicta su genoma. Se trata de un compromiso p¨²blico que tiende a menospreciar cualquier cosa que no sea una victoria. Eso es un motivo de orgullo cuando las cosas van bien pero una terrible losa en los malos momentos, una carga que puede llevar a tomar decisiones precipitadas. En la F-1, como en el f¨²tbol, los malos resultados traen consigo una serie de consecuencias que, normalmente, se traducen en cambios que no siempre son acertados. Adem¨¢s de poseer un buen coche y contar con pilotos r¨¢pidos, la estabilidad es algo vital, y por eso es tan importante aguantar un poco antes de comenzar a tocar cosas. A principios de esta temporada, Ferrari despidi¨® a John Iley, su jefe de aerodin¨¢mica desde 2004, y, visto el comportamiento del F10, tampoco parecen haber dado en el blanco. ?Saben d¨®nde ha encontrado un hueco Iley? Pues en McLaren. Conscientes de su potencial como ingeniero aerodin¨¢mico, Ron Dennis y Martin Whitmarsh lo han reclutado para que trabaje junto a los dem¨¢s genios que se esconden en el McLaren Technology Center. A diferencia de lo que ocurre en Ferrari, la responsabilidad est¨¢ muy repartida en McLaren, donde el talento de los t¨¦cnicos se cubre con la manta del anonimato. De esta forma, el equipo impide que la marcha de uno de sus hombres pueda afectar al conjunto. Hace poco se supo que Pat Fry, el director de proyectos, hab¨ªa dejado Woking para fichar por Ferrari. A pesar de ello, el equipo no se ha visto afectado.
A pesar de haberse echado a un lado, Dennis a¨²n tiene un peso espec¨ªfico muy importante en McLaren. Suya es esta f¨®rmula de dividir la responsabilidad entre todos los miembros del equipo y protegerles para que ninguno sobresalga por encima del resto. Ese planteamiento se explica desde la mala experiencia que vivi¨® entre 1984 y 1986, cuando su escuder¨ªa logr¨® tres t¨ªtulos de pilotos con Lauda (1984) y Prost (1985 y 1986), y toda la gloria se la llev¨® el dise?ador John Barnard, que, casualmente, a final de a?o fich¨® por Ferrari.
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