A palos contra Espa?a
Todos los rivales, salvo Alemania,trataron de neutralizar con muchas faltas la creatividad espa?ola
Patrick Kluivert estaba avergonzado. Espa?a se hab¨ªa proclamado campeona del mundo dos horas antes frente a una Holanda inusitadamente dura. Y mientras tomaba una copa en una cafeter¨ªa de Johanesburgo, en la madrugada del lunes, el ex delantero holand¨¦s del Bar?a estaba indignado con la imagen que hab¨ªa dado su selecci¨®n. No pod¨ªa creer que Holanda, la dulce Holanda, hubiese cometido tantas faltas, 28, algunas de ellas de suma gravedad. Supuso una ruptura muy brusca con la tradici¨®n holandesa y no se puede hablar de espontaneidad de los jugadores de la oranje, sino de premeditaci¨®n.
"A Espa?a solo se le puede jugar duro, ¨¢spero", confes¨® tras el encuentro De Jong, el mediocentro del Manchester City que hab¨ªa clavado los tacos de su bota derecha en el pecho de Xabi Alonso, muy dolorido tras la final.
Van Bommel pas¨® con prisas por el pasillo que conduc¨ªa al exterior del estadio Soccer City. No quer¨ªa hablar con la prensa. Hasta que un reportero espa?ol se dirigi¨® a ¨¦l en estos t¨¦rminos: "Muchas patadas, pero ahora no quieres hablar". El centrocampista del Bayern sigui¨® su camino como si no hubiera entendido o no hubiese querido responder. Pero algo le hizo cambiar de opini¨®n. Retrocedi¨® sobre sus propios pasos, busc¨® al periodista y le espet¨® en espa?ol: "?Tu puta madre!".
Interrumpido el juego constantemente, fue emocionante ver c¨®mo Xavi intentaba darle continuidad a una final de una tensi¨®n insoportable. Un hilo que no pod¨ªa encontrar. Las ¨®rdenes ven¨ªan del banquillo holand¨¦s: Bert van Marwijk urdi¨® una trama para cortar como fuera la circulaci¨®n del bal¨®n de los centrocampistas espa?oles. Y tuvo como referencia la ¨²nica derrota de Espa?a en el Mundial, en el primer partido ante Suiza, pitado por el mismo ¨¢rbitro, Howard Webb, incapaz de evitar que la final fuera un tratado de juego sucio, por mucho que la FIFA predique el juego limpio como una de sus m¨¢ximas preferidas. En la gresca tambi¨¦n particip¨® Espa?a, sancionada con 19 faltas, una barbaridad cuando su media en el torneo hab¨ªa sido hasta entonces de 10 por partido.
Se equivoc¨® el ingenioso titular del The Guardian cuando, tras la inesperada derrota espa?ola en el despertar del Mundial, anunci¨®: "Los suizos mataron a Bamby". Espa?a no fue tan tierna como cre¨ªa el rotativo brit¨¢nico, sino que aguant¨® todo tipo de emboscadas para proclamarse campeona del mundo. Sigui¨® fiel a su estilo hasta el final. Nunca se arrug¨®. A pesar de que fue el equipo m¨¢s golpeado del Mundial, sufriendo 134 faltas en siete partidos, en una media de casi 20 por encuentro y propiciando que los rivales recibieran 24 tarjetas amarillas y dos rojas.
Alemania fue el ¨²nico que jug¨® y dej¨® jugar a Espa?a. Cometi¨® tan solo nueve infracciones por siete de los chicos de Vicente del Bosque en el cruce de semifinales. Como consecuencia, result¨® la actuaci¨®n m¨¢s fluida de los espa?oles, la ¨²nica en la que pudieron mostrar su f¨²tbol de sal¨®n. El resto fue un campo de minas. Y el camino a sus sucesivos adversarios se lo mostr¨® Suiza, con 17 faltas y cuatro amarillas. Honduras cometi¨® una menos, 16, mientras que la agresiva Chile lo ascendi¨® a 21. El cuadro de Marcelo Bielsa marc¨® la media m¨¢s alta de infracciones, 20 por encuentro, mientras que Corea del Norte fue la selecci¨®n m¨¢s limpia, con 9 de media. En un puesto intermedio se situ¨® Portugal, con 19 faltas en la cita de los octavos de final frente a Espa?a. Paraguay lleg¨® con el mazo en el cruce de cuartos y se alz¨® con el r¨¦cord de 23. Nadie parec¨ªa capaz de superarlo hasta que Van Marwijk reuni¨® a sus hombres y les dijo que esa era la ¨²nica manera de ganarle a Espa?a. Y a punto estuvo de conseguirlo, de haber estado m¨¢s fino Robben en las dos visitas a Casillas. Pero le sali¨® mal la jugada al ex t¨¦cnico del Feyenoord, completamente hundido tras el desenlace. Empeque?ecido por la derrota. Muy cambiado a cuando, tras vencer a Brasil en los octavos de final, hab¨ªa sacado tanto pecho: presumiendo de la mentalizaci¨®n que le hab¨ªa impregnado a Holanda y de la gran cantidad de partidos sin perder desde que ¨¦l estaba en la direcci¨®n, 25 hasta el d¨ªa de la final. "Tenemos una misi¨®n desde hace dos a?os", no se cansaba de repetir Van Marwijk, sin especificar que estaba dispuesto a ganar a cualquier coste, de cualquier manera, aun traicionando las esencias del f¨²tbol holand¨¦s. Aquellas que convirtieron a los perdedores del 74 y del 78 en ganadores morales para generaciones de aficionados.
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