Melancol¨ªa y simpat¨ªa
Es agradable ser espa?ol en Par¨ªs despu¨¦s del partido: el de la tienda de peri¨®dicos te saluda al entrar poni¨¦ndose en pie y aplaudiendo; el peluquero sale a la puerta del establecimiento para felicitarte entre sonrisas y el del bar se acerca a la acera para estrecharte la mano y glosarte las excelencias de un equipo, el de Espa?a, que, aqu¨ª en Francia, ha gustado mucho. Casi tanto como poco el suyo: la catastr¨®fica aventura de Francia en este Mundial, con huelga de jugadores incluida, una clasificaci¨®n miserable y una eliminaci¨®n temprana, ha acarreado que los franceses, muy amantes de los deportes, obsesionados con el Mundial desde el primer d¨ªa, se volcaran pronto hacia otras naciones para seguir el campeonato con inter¨¦s.
Y una de ellas fue Espa?a. Los peri¨®dicos (L'Equipe, pero tambi¨¦n Le Monde, Le parisien o Lib¨¦ration entre otros) hablan (y han hablado con frecuencia) de los triunfos del equipo de Del Bosque, de su manera de jugar y de su apuesta decidida por el f¨²tbol colectivo, constructivo y ofensivo. Por su condici¨®n de favorita desde el principio.
En el fondo, en Francia, Espa?a ha servido, sobre todo, de espejo. Hartos de unos jugadores franceses acusados, sobre todo, de divos, perezosos y mantas (entre otros adjetivos mucho menos agradables), la selecci¨®n espa?ola aparec¨ªa, por lo general, como ejemplo de un efectivo equipo anti-estrellas que sabe conquistar a su gente, que juega bien y cae bien y que, adem¨¢s, gana. Ya desde el principio, antes de que empezara a rodar el bal¨®n, algunos la pusieron como ejemplo al compararla con los algo antip¨¢ticos bleus: mientras Francia hab¨ªa elegido un hotel lujos¨ªsimo con playa privada, la selecci¨®n espa?ola prefiri¨® alojarse en una residencia universitaria.
Ese inter¨¦s creci¨® al final. Ayer, la noticia de la llegada del equipo espa?ol a un Madrid entregado compet¨ªa en importancia en telediarios y boletines de radio con la de una notoria comparecencia de Sarkozy en televisi¨®n. La alegr¨ªa de Espa?a la narraron (la vieron) en Francia con la misma mezcla de melancol¨ªa y simpat¨ªa con que nos han mirado a lo largo de todo el Mundial.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.