Flashes de la Expo
Gracias a la Exposici¨®n de Shanghai, China abre sus puertas al kitsch universal. Visto todo el conjunto ferial desde lo alto de alguno de los edificios que se alzan junto al r¨ªo, parece una ciudad surgida de las vi?etas de Flash Gordon y de alguna pel¨ªcula de Fritz Lang, y comunica cierta impresi¨®n de ciencia-ficci¨®n retro. Universo de los delirios publicitarios y las fantas¨ªas arquitect¨®nicas destinadas, como las fallas, a la extinci¨®n r¨¢pida, las exposiciones universales han sido desde su origen inseparables de la cultura de masas y los mensajes f¨¢ciles: parques tem¨¢ticos de dimensiones colosales y falsamente pedag¨®gicos, pues a menudo solo dejan en la cabeza algunas consignas y algunas im¨¢genes impactantes por lo que pueden tener de novedad destinada a no serlo desde ese mismo momento. Biombos gigantes y animados en el pabell¨®n de China, para¨ªsos impolutos e irreales en el pabell¨®n de Jap¨®n, pero que le sirven para vender sus productos, alfombras m¨¢gicas en forma de cinta transportadora para sobrevolar el desierto en el pabell¨®n de Arabia, arte neosesentero en el pabell¨®n de Inglaterra, cultura folcl¨®rica y tradicional en el pabell¨®n de India, iconos genuinamente franceses (Brigitte Bardot, la torre Eiffel, los impresionistas) en el pabell¨®n de Francia, que parece un Escorial a gog¨®, mensajes ecologistas en el pabell¨®n de Alemania, la ciudad convertida en escultura del pabell¨®n de Bilbao, la ciudad convertida en narraci¨®n poli¨¦drica en el pabell¨®n de Barcelona. Aunque a decir verdad casi todos los pabellones tienden a la narraci¨®n poli¨¦drica y en forma de mosaico, aprovechando las t¨¦cnicas digitales de proyecci¨®n y combinaci¨®n de im¨¢genes. ?Y qu¨¦ decir del pabell¨®n de Espa?a, tan desigualmente juzgado? Espa?a ofrece un pabell¨®n cuya fisonom¨ªa recuerda m¨¢s las ondulaciones de Gaud¨ª que las curvas del Guggenheim, tan evocadas por el pabell¨®n de Alemania. El primer espacio del pabell¨®n, concebido por Bigas Luna, comunica de forma inmediata pasi¨®n, agitaci¨®n, temple, algarab¨ªa, fuerza, suspensi¨®n y tensi¨®n. Publicidad pura y dura, y con sentido del arrebato. La cueva de Bigas Luna desemboca en el espacio de Basilio Mart¨ªn Patino: una narraci¨®n-puzle de la Espa?a contempor¨¢nea, desde la Guerra Civil a nuestros d¨ªas. Resulta un buen complemento al frenes¨ª de Bigas Luna, y es como pasar de la Espa?a m¨ªtica a la real. Y el espacio de Patino desemboca en el de Miguel¨ªn. No lo voy a juzgar, habiendo sido ya tan juzgado, y a veces con tanta severidad, simplemente me limito a informarle al lector que los chinos se quedan boquiabiertos ante el beb¨¦-dinosaurio y basta con ver la cara que ponen muchas mujeres para constatar que es de una eficacia demoledora: como si de pronto viesen a Dios (o a un inmenso Buda ni?o). Desde el punto de vista publicitario, cumple su funci¨®n de forma aplastante, y deja paralizado al personal. Isabel Coixet ha deslizado en Shanghai un caballo de Troya en forma de beb¨¦ y jurar¨ªa que es la estrella de la Expo. Tanto en China como en Occidente, vivimos en plena era de la divinizaci¨®n del hijo (¨²nico), y el invento de Isabel Coixet confirma esa idealizaci¨®n del v¨¢stago solitario, que ni siquiera va a conocer la figura del hermano y que mira el mundo desde la soledad acolchada de un inmenso Edipo en busca de una madre cicl¨®pea. Psicoan¨¢lisis de masas. Las alucinaciones interiores de cada pabell¨®n no desentonan con la gran alucinaci¨®n exterior que conforman todos los edificios de la Expo. Es com¨²n decir que las exposiciones universales ya no tienen sentido, opini¨®n que implica suponer que alguna vez lo tuvieron. Respecto a ellas se puede decir: o siempre han tenido un cierto sentido, o nunca lo han tenido, sin olvidar que ya desde el principio adquirieron un aire circense y festivo, m¨¢s pr¨®ximo al concepto de feria que al de exposici¨®n: feria de las vanidades, de los t¨®picos, de los adelantos t¨¦cnicos en su aspecto m¨¢s pintoresco, de la arquitectura ef¨ªmera, de la propaganda, y de la ideolog¨ªa de cada ¨¦poca.
Jes¨²s Ferrero
Las experiencias del deseo. Eros y misos
Anagrama. Barcelona, 2009. 224 p¨¢ginas. 17 euros
Jes¨²s Ferrero
El beso de la sirena negra
Siruela. Madrid, 2009. 163 p¨¢ginas. 15,90 euros
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