La CPI tropieza en la primera piedra
Los problemas del 'caso Lubanga' ponen en entredicho la reputaci¨®n de la Corte Penal Internacional
Deber¨ªa haber sido ser el caso que marcara un punto de inflexi¨®n en la aplicaci¨®n de la justicia internacional, por convertir el uso de ni?os soldado en un crimen de guerra. Sin embargo, los problemas del proceso seguido en la Corte Penal Internacional (CPI) contra Thomas Lubanga, ex l¨ªder rebelde congole?o de la etnia hema (pastores) acusado de lanzar a la batalla contra sus rivales lendu (agricultores) a menores de 15 a?os, pueden dar al traste con un esfuerzo de d¨¦cadas. El que fuera presentado por la Fiscal¨ªa como responsable de robarle la infancia a sus propios compatriotas est¨¢ a un paso de salir libre por un problema de procedimiento nada desde?able.
Si el fiscal jefe, Luis Moreno Ocampo, no desvela ante los jueces la identidad de un testigo protegido, Lubanga tiene los d¨ªas contados en su celda de La Haya, sede de la Corte. Mientras se ultima un recurso para impedirlo, el acusado calla. Sus se?or¨ªas, por el contrario, se han mostrado implacables. Liberar¨¢n al reo si consideran que no pueden garantizarle un juicio justo.
En realidad, no tienen otro remedio. Puede que la justicia internacional tenga un aura especial, con sus sedes ex¨®ticas y la fama de algunos de sus juristas, como la ex fiscal Carla del Ponte, acusadora del ex presidente serbio Slobodan Milosevic. Pero sus procesos no difieren tanto de los de un juzgado ordinario. Con las excepciones propias de cada estatuto interno, tribunales como los de la antigua Yugoslavia, Ruanda o Camboya, y desde luego la Corte Penal, la ¨²nica permanente contra el genocidio, tienen la misma obligaci¨®n: garantizar un proceso imparcial.
Y eso es lo que parece estar embarrando el caso contra Lubanga, antiguo l¨ªder de la Uni¨®n de Patriotas Congole?os. En 2009, nada m¨¢s abrirse el caso, los jueces ya advirtieron a la Fiscal¨ªa que tendr¨ªan que decretar la libertad del reo, "si no presentaban unos documentos con informaci¨®n posiblemente exculpatoria". El problema se solucion¨®. Lo de ahora es m¨¢s delicado a¨²n. La integridad del testigo an¨®nimo, que Moreno Ocampo invoca como obligaci¨®n suprema, no puede ponerle en situaci¨®n de desacato a la Corte. Por eso su equipo prepara la demanda contra la puesta en libertad del acusado. Un feo embrollo, cuando todo hab¨ªa empezado con expectaci¨®n. El fiscal acus¨® a Lubanga de haber usado ni?os como escudos humanos. Como cocineros, portadores, esp¨ªas, asesinos, o bien esclavos sexuales. ?l dice que es un pol¨ªtico y no un soldado. Sus letrados, que los ni?os soldado (Naciones Unidas cuenta hasta 30.000 entre 2002 y 2003) "eran un fen¨®meno aceptado por todas las partes en conflicto en Congo desde 1960". El plazo de interposici¨®n del recurso del fiscal es de cinco d¨ªas.
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