La factura del amianto
Uralita indemnizar¨¢ a afectados por un material t¨®xico a¨²n muy extendido en Espa?a
La lucha contra el uso del amianto, un material de cuya toxicidad ya hubo pruebas cient¨ªficas hace 60 a?os, es desesperadamente lenta en Espa?a, donde fue legal hasta 2001. Un juzgado de Madrid acaba de dar, sin embargo, un paso de gigante al reconocer que vecinos de la f¨¢brica de Cerdanyola, Barcelona, que vivieron durante d¨¦cadas sobre un cementerio de amianto, tienen derecho a ser indemnizados por la empresa Uralita, aunque la compa?¨ªa, como muchas otras, alega que cumpli¨® en todo momento con la legislaci¨®n vigente. Lo novedoso de la sentencia sorprende por lo obvio: toda empresa debe velar porque los materiales t¨®xicos con los que trabaja no da?en la salud de la poblaci¨®n. Verter toneladas de residuos por las calles para asentarlos no parece la mejor forma de hacerlo.
De hecho, la retirada del mineral instalado o acumulado en vertederos es la gran asignatura pendiente en Espa?a. La normativa establece que todo material con amianto debe ser retirado por empresas especializadas y depositado en vertederos especiales. Es una operaci¨®n costosa, cuyo cumplimiento es imposible de controlar, seg¨²n admiten Ayuntamientos como el de Cerdanyola. Tampoco parece viable exigir a los particulares que cumplan el mismo proceso para deshacerse de las placas de uralita que se mantienen en cientos de miles de hogares.
El riesgo de todo ello es que, como denuncian sindicatos y organizaciones sociales, en las pr¨®ximas d¨¦cadas siga habiendo un tr¨¢fico descontrolado de residuos hacia contenedores de basura y restos de obras, cuando no directamente hacia descampados y cunetas. Una vez m¨¢s, las letales consecuencias tardar¨¢n mucho tiempo en hacerse visibles.
Existen pocas lecciones m¨¢s duras que la del amianto. Industria y Gobiernos cayeron rendidos a las ventajas a corto plazo -beneficios, empleo- de un material barato y con cientos de aplicaciones en el desarrollo industrial del siglo XX. La factura que dej¨® para el futuro es descomunal. La Comisi¨®n Europea estima que en las primeras d¨¦cadas de este siglo medio mill¨®n de europeos morir¨¢n por varias formas de c¨¢ncer, en lo que no duda en llamar la "epidemia del amianto". Muchos m¨¢s envejecer¨¢n en unas condiciones terribles, con los pulmones destrozados por las cicatrices causadas por las fibras microsc¨®picas que respiraron tres o cuatro d¨¦cadas atr¨¢s.
En Espa?a, casi todo lo relacionado con el amianto se ha hecho tarde y mal, quiz¨¢ por la complicidad que se adivina entre la industria y las Administraciones. Est¨¢ por llegar la hora en que se dise?e y ejecute con los medios necesarios un plan nacional (y un fondo de compensaci¨®n) a la altura de una tragedia que afecta a miles de personas y sus familias. El vac¨ªo lo han llenado m¨¦dicos, sindicalistas y abogados que, muchas veces a t¨ªtulo personal, llevan a?os luchando para hacer reaccionar a un Gobierno lento y a una sociedad desinformada.
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