La soledad sonora
No tuvo la menor significaci¨®n el debate entre Zapatero y Rajoy sobre el estado de la naci¨®n, en los t¨¦rminos pugil¨ªsticos de qui¨¦n ha vencido o perdido. Fue un melanc¨®lico juego de suma cero repetido vez tras vez, como si no hubiera empeorado la coyuntura. Lo significativo fue la confirmaci¨®n de que el presidente ha cambiado su pol¨ªtica econ¨®mica por la presi¨®n de los mercados, sin haber logrado ser convincente, y que Rajoy perdi¨® la ocasi¨®n de dar a entender a la ciudadan¨ªa que tiene alguna opini¨®n sobre esa pol¨ªtica y las reformas presentadas, m¨¢s all¨¢ de criticarla sin piedad. Un l¨ªder sin programa.
El dirigente del PP pidi¨® un adelanto de las elecciones generales; la peor soluci¨®n para el momento en el que se desarrolla la crisis econ¨®mica, necesitada m¨¢s que nunca de certidumbre y de reglas del juego s¨®lidas. ?Una convocatoria adelantada por el desgaste del Gobierno, sin que nadie sepa nada de las prioridades de la oposici¨®n y del equipo que las aplicar¨ªa, y que har¨ªa decaer las reformas laboral, financiera y del sistema de pensiones que, con todos sus defectos, est¨¢n en el Parlamento? ?Hay un escenario m¨¢s disparatado? La propuesta de Rajoy da alas a los que opinan que su ¨²nico inter¨¦s es el partidista, que no tiene en cuenta la situaci¨®n econ¨®mica del pa¨ªs, que su estrategia sigue estando centrada en el desgaste del contrario y que su liderazgo se sustenta en enardecer a sus votantes y en dejar en casa a los de los dem¨¢s. Un liderazgo muy d¨¦bil.
Hasta el debate de los Presupuestos no sabremos nada de subida de impuestos ni del programa del PP
Los sondeos de opini¨®n rubrican que los principales problemas que preocupan a los ciudadanos son lamala situaci¨®n econ¨®mica, el paro y la clase pol¨ªtica. Los dos primeros, dificultades objetivas; el ¨²ltimo tiene que ver con el escaso esfuerzo hecho por los socialistas y la derecha en conseguir un pacto de Estado entre fuerzas diversas (y, por tanto, exento de contenidos ideol¨®gicos) para poner en marcha un programa consensuado de saneamiento y reformas, que sea aplicado de modo inmediato y durante el tiempo que sea preciso, gobierne quien gobierne, sin que el contrario le ponga zancadillas. Ello porque estamos en una coyuntura excepcional, con un 20% de paro, un 11,4% de d¨¦ficit p¨²blico y un endeudamiento total que ronda los cuatro billones de euros. ?Son suficientes razones para ese compromiso hist¨®rico que defina una austeridad compartida?
Las quejas que la ciudadan¨ªa expresa en relaci¨®n a las respuestas a las dificultades econ¨®micas son de tres tipos: escasa calidad de las mismas, es decir, de la eficacia de la pol¨ªtica econ¨®mica aplicada en los ¨²ltimosmil d¨ªas, los que dura la Gran Recesi¨®n; distribuci¨®n desigual de las cargas y los sacrificios (en el debate, nadie dijo nada de los ingresos p¨²blicos en forma de impuestos), y menor autonom¨ªa del Estado en relaci¨®n a los agentes externos, como los mercados.
Oportunidad perdida. La siguiente cita, los Presupuestos Generales del Estado, a partir de septiembre. Siempre que en agosto no tengamos alg¨²n disgusto imprevisto. Tiempo ganado o tiempo perdido.
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