Del Bosque o la l¨ªnea recta
Cuarenta y ocho horas despu¨¦s de ganar el Mundial, aparca en la calle y llega al encuentro a pie. Como uno m¨¢s. Vicente del Bosque es un hombre sencillo que siempre elige la l¨ªnea recta. Sus ra¨ªces se hunden en el Real Madrid, donde trabaj¨® durante 36 a?os
Alberto Garc¨ªa Collado todav¨ªa tiene que detenerse un momento para evitar que le tiemble la voz cuando se refiere al ¨¦xito de Vicente del Bosque . No hace mucho tiempo que se jubil¨® despu¨¦s de 49 a?os dedicado a la cantera del Real Madrid. Disfruta estos d¨ªas de verano de su casa de Santa Pola (Alicante), una residencia que no es casual porque fue Santa Pola la localidad natal de Santiago Bernab¨¦u, donde naci¨® y adonde acudi¨® a retirarse hasta el final de sus d¨ªas. All¨ª hay un monumento dedicado al legendario presidente del Real Madrid. Y a ese lugar se acerc¨® Alberto Garc¨ªa la semana pasada, en plena euforia nacional, para decirle en voz baja: "La que est¨¢ liando Vicente, don Santiago". Para entender adecuadamente las ra¨ªces del hombre que ha llevado a Espa?a a la conquista de la Copa del Mundo de f¨²tbol se hace necesario bucear en el microcosmos de la escuela que un d¨ªa cre¨® Bernab¨¦u.
"Ha sabido entrar como director general aprovechando todo cuanto se hab¨ªa hecho bien con anterioridad"
Como de tantos otros, su salida del Real Madrid result¨® triste: fue despedido en un pasillo, de pie, con prisas.
"?Si le dejo, termina bailando con Bisbal en el escenario!", dice el seleccionador sobre su hijo ?lvaro
Del Bosque: "Santiago Bernab¨¦u era un hombre bueno e inteligente. Fue un l¨ªder moral en aquellos tiempos"
Quedan muy pocos representantes en activo de una generaci¨®n que hered¨® una forma de hacer las cosas en el Real Madrid bajo una doctrina abiertamente paternalista, muy propia de a?os de posguerra en un pa¨ªs sometido a una dictadura. El liderazgo personal de Bernab¨¦u instaur¨® en el club un sencillo ideario m¨¢s pr¨®ximo al de una orden religiosa que a una organizaci¨®n pol¨ªtica, cuyos elementos cardinales fueron la austeridad, el trabajo, la humildad y la honestidad. El Real Madrid difundi¨® sus propios valores en el terreno de juego, entre sus jugadores, resumidos en un t¨¦rmino que dio en denominarse "se?or¨ªo". Durante d¨¦cadas, se transmitieron de entrenador a jugador, de directivo a empleado, de Miguel Mu?oz, a Luis Molowny, de Luis Molowny a Vicente del Bosque. Del Bosque habr¨ªa terminado su carrera de magisterio de no haber sido futbolista, pero algo de aquella vocaci¨®n permaneci¨® en ¨¦l cuando de jugador pas¨® a ser entrenador y luego director de la escuela de f¨²tbol del Real Madrid. Algo de "viejo profesor" se desprende todav¨ªa de su forma de actuar incluso en circunstancias tan excepcionales como la direcci¨®n de un equipo que gana la Copa del Mundo.
Ha sido el propio Real Madrid quien ha ido certificando la defunci¨®n de sus propias esencias con la esquizofrenia de sus ¨²ltimos gestores. Aunque la palabra se?or¨ªo permanezca en el vocabulario oficial, muchas son las experiencias que demuestran su ca¨ªda en desuso, su destierro por obsoleto, quiz¨¢s consecuencia inevitable del f¨²tbol convertido en negocio. Buena parte del claustro de aquella escuela se ha jubilado discretamente, en ocasiones sin mediar palabra de ¨¢nimo, pero sin ruido, convertido el adi¨®s en un acto burocr¨¢tico: la firma de un documento ante un administrativo insensible al papel ha interpretado cada cual durante tanto tiempo. Aquella gente hizo un trabajo artesanal, a pie de campo, de lunes a domingo, desarrollando su memoria para no olvidar el nombre y circunstancias familiares de cualquier chaval que pisara la Ciudad Deportiva, usando fichas manuscritas para documentar el archivo del club. Aquella gente se ha ido jubilando o ha fallecido, caso de Miguel Malbo, uno de los hombres clave en la cantera madridista y fiel colaborador de Del Bosque: pidi¨® ingresar en la residencia de ancianos m¨¢s pr¨®xima al Bernab¨¦u para morir cerca del estadio. Y as¨ª fue. Aquella Ciudad Deportiva fue arrasada por las excavadoras; en su suelo, han nacido cuatro rascacielos de ¨²ltima generaci¨®n. Ahora en Valdebebas, la nueva sede de la escuela, hasta cada equipo alev¨ªn tiene su propio vestuario de cinco estrellas, con los empleados suficientes para que a ni?os de 12 a?os les recojan la ropa despu¨¦s de cada entrenamiento.
Vicente del Bosque nace en esa escuela que parece caducada. El Real Madrid fue su universidad. No se puede decir otra cosa de un hombre que ha vivido en la casa blanca desde los 16 a?os y que no ha tenido otro curr¨ªculo que una larga estancia de 36 a?os en el club. Salvo ocho meses en Turqu¨ªa en una ef¨ªmera experiencia con el Besitkas y sus dos ¨²ltimos a?os como seleccionador nacional, la biograf¨ªa de Vicente del Bosque est¨¢ te?ida de blanco. No conoce otras experiencias. Para lo bueno y para lo malo, sus antecedentes est¨¢n grabados en esa escuela. Como a tantos otros, su despedida result¨® triste: fue despedido en un pasillo, de pie, con prisas. Es Vicente del Bosque quien no se ha movido de su sitio. Como su bigote.
Apenas 24 horas despu¨¦s de vivir un recibimiento nunca visto en Madrid , a las 48 horas de tocar con su mano la Copa del Mundo en el Soccer City de Johannesburgo, Vicente del Bosque ten¨ªa comprometida una visita al diario As. Le esperaban a las nueve de la noche. Hab¨ªa cierto nerviosismo entre los anfitriones y el personal de seguridad para hacer lo m¨¢s liviana posible su entrada en el edificio. Sin embargo, Del Bosque apareci¨® andando por la recepci¨®n: hab¨ªa aparcado su coche en la calle como cualquier otro ciudadano. Ven¨ªa solo, con su atuendo cl¨¢sico, traje gris y corbata azul. Minutos despu¨¦s, tras recibir un emocionado aplauso de una redacci¨®n que le hizo el pasillo puesta en pie, Vicente del Bosque formul¨® sus primeras declaraciones ante una representaci¨®n del diario deportivo. Hizo referencia a la magn¨ªfica acogida vivida en Madrid, pero no se qued¨® ah¨ª. Coment¨® dos hechos que le impresionaron: la presencia de gran cantidad de inmigrantes con banderas espa?olas en algunas calles del recorrido y la ausencia de banderas de los clubes locales (Real Madrid y Atl¨¦tico) frente a ese predominio un¨¢nime de la camiseta roja. De alguna manera, quer¨ªa significar que todos los presentes en las calles, llegados de distintas procedencias, parec¨ªan formar parte del mismo club. Como el hecho de que sus ra¨ªces madridistas en absoluto han afectado a sus decisiones al frente de la selecci¨®n espa?ola.
Posiblemente, Bernab¨¦u habr¨ªa hecho lo mismo: llegar a pie. O Luis Molowny, el primer director de la escuela, cuya m¨¢xima se resume en una frase que los empleados no han olvidado: "Denle cari?o al jugador". Salvando las distancias y las diferencias ideol¨®gicas, Del Bosque define a Bernab¨¦u como "un l¨ªder moral" de aquellos tiempos: "Era un hombre bueno e inteligente, con una gran capacidad, un ejemplo para todos, un hombre modesto que no ten¨ªa dinero". A pesar de lo que dicen algunas rese?as recogidas en las hemerotecas, Del Bosque no tuvo problemas para mantener su cabello largo y su bigote tupido a pesar de que al presidente no le gustaban los jugadores con melena, pero era la moda de los a?os setenta. Solo recuerda que Bernab¨¦u le llamara la atenci¨®n en una ocasi¨®n, con motivo de un viaje con el primer equipo a consecuencia de no haber saludado a do?a Mar¨ªa: "No era cuesti¨®n de ser un pelota con la mujer del presidente. Lo que me quiso decir es que era una cuesti¨®n de educaci¨®n", confes¨® a este peri¨®dico.
En esa escuela se form¨® Del Bosque, por eso no hay en su vocabulario palabras disonantes ni un mal gesto en sus actos. Como nadie lo encontr¨® en Luis Molowny, su tutor a todos los efectos. Vicente lleg¨® al club con 16 a?os procedente de Salamanca. Era hijo y nieto de ferroviarios. De su padre, Ferm¨ªn, se han hecho algunas referencias a su pasado durante los a?os previos y posteriores a la Guerra Civil. "La guerra le cogi¨® con 19 a?os. Fue un producto de su tiempo, pero sobre todo fue un hombre bueno y honesto", recuerda. "Era un hombre con buenas ideas, pero sobre todo recto y responsable. Nos marc¨® a todos. Es cierto que en aquellos tiempos pod¨ªa tener algunas ideas radicales, pero era un hombre tolerante". Ferm¨ªn sufri¨® la represi¨®n y no pudo regresar a su trabajo en el ferrocarril: durante a?os fue administrativo en la f¨¢brica de La Casera en Salamanca. De Ferm¨ªn solo recuerdan algunos viejos empleados una visita a la Ciudad Deportiva cuando su hijo Vicente todav¨ªa era un juvenil: "Voy a confiar en ustedes", dijo. Y no volvi¨®.
Del Bosque hizo carrera en el Real Madrid, tras jugar cedido en el C¨®rdoba y el Castell¨®n. Fue tambi¨¦n internacional, pero no pudo jugar un Mundial. Le habr¨ªa correspondido hacerlo en el de 1978, en Argentina, pero unos meses antes cay¨® lesionado. Se recuper¨® a tiempo, pero Ladislao Kubala, por entonces el seleccionador, no le convoc¨®. Algunas referencias citan su disgusto por aquella decepci¨®n, incluso que estuvo un a?o sin hablar con Kubala, hecho que Vicente niega: "En absoluto. Nada m¨¢s lejos. ?l tom¨® su decisi¨®n, y tuve una magn¨ªfica relaci¨®n con ¨¦l porque Kubala era una bell¨ªsima persona". Tampoco le sacar¨¢n una mala palabra de su experiencia en Turqu¨ªa, donde fue destituido tras ocho meses en el cargo: "Fue una gran experiencia y me llevo un gran recuerdo de Estambul. Me march¨¦ con el afecto de todos. Es un pa¨ªs con un potencial enorme. Quiz¨¢s no tuvieron la suficiente paciencia porque ganamos 8 de los 9 ¨²ltimos partidos, pero mi familia fue feliz all¨ª".
Esos ocho meses ha sido el ¨²nico lapso de tiempo que Del Bosque ha pasado fuera de su domicilio, del que no se ha mudado a pesar de su cambio de estatus. Durante 15 a?os trabaj¨® como director de la f¨¢brica de jugadores del Real Madrid, fue un empleado dedicado al club desde las 10 de la ma?ana a las 10 de la noche, viendo jugadores, desplaz¨¢ndose a cualquier localidad para ver partidos de todas las categor¨ªas, con jugadores de todas las edades, interes¨¢ndose por sus familias, procurando memorizar los nombres de todos y cada uno de ellos, como correspond¨ªa al estilo de la casa, sufriendo cada vez que un infantil llamado Guti se negaba a firmar la ficha de renovaci¨®n. Se cas¨®, tuvo tres hijos, perdi¨® a su hermano Ferm¨ªn. Tuvo una vida tranquila fuera de los focos, dedicada por entero a una empresa que amaba y a un proyecto que le apasionaba. El nacimiento de su hijo ?lvaro con s¨ªndrome de Down le afect¨®, pero con el tiempo se convirti¨® en un factor que ha contribuido a consolidar sus ideas. Se le ilumina la cara cada vez que se refiere a ¨¦l: siendo un hombre tan discreto, tan celoso de su intimidad, hay sin embargo un acto de coherencia cuando permite la visibilidad de esa relaci¨®n padre-hijo: "Creo que es bueno para muchas familias en situaci¨®n parecida". Sonr¨ªe cuando se le pregunta por qu¨¦ no permiti¨® que ?lvaro participara m¨¢s de la fiesta final de los jugadores: "?Si le dejo, termina bailando con Bisbal!".
Su trabajo no se limit¨® a la observaci¨®n de jugadores y a la b¨²squeda de talentos. Analizaba los entrenamientos de gente como Miljanic, Boskov, Beenhakker, Toshack, Antic, Floro, Capello, Valdano, Heynckes, Hiddink, todos y cada uno de los entrenadores que han pasado por la casa blanca. De cada uno debi¨® sacar sus conclusiones, hasta que le lleg¨® su hora despu¨¦s de alguna que otra aparici¨®n como interino: el banquillo del Real Madrid. "Para nosotros era una oportunidad, pero no lo vivimos con angustia", recuerda Toni Grande, su fiel segundo, otro hombre formado en la escuela de Molowny: "Hab¨ªa grandes jugadores en el equipo, s¨ª, pero la mitad de ellos se hab¨ªan formado en la casa, as¨ª que les conoc¨ªamos desde peque?os". Esa era su ventaja a pesar del perfil bajo. Tambi¨¦n su desventaja.
Esa cordialidad que fue tan criticada, esa sencillez que parec¨ªa anticuada, es ahora uno de los valores que han despertado el elogio y la admiraci¨®n hacia su ¨¦xito. Lo caduco es ahora moderno, seg¨²n se desprende del an¨¢lisis de Francisco Mesonero, presidente de la Fundaci¨®n Adecco y experto en recursos humanos, a la hora de interpretar las claves del ¨¦xito de la selecci¨®n y de la direcci¨®n de Vicente del Bosque: "Se podr¨ªa decir que Del Bosque cumple con el perfil del l¨ªder del siglo XXI. Ha sabido dirigir y crear un equipo humano con los valores y la actitud que exige la sociedad actual. No avasalla con sus decisiones, sino que convence y da seguridad con su templanza". "Del Bosque", a?ade Mesorero, "ha sabido repartir papeles haciendo sentir a todos que eran parte de la victoria y parte de la derrota. Se ha cumplido de esta forma con una de las teor¨ªas en la gesti¨®n empresarial y gesti¨®n de los recursos humanos que m¨¢s importancia tiene en la actualidad: la orientaci¨®n hacia los grupos de inter¨¦s, es decir, hacia sus jugadores, t¨¦cnicos, personal de apoyo, afici¨®n, periodistas y especialmente a sus rivales, a quienes siempre ha demostrado el m¨¢ximo respeto, tanto a trav¨¦s del juego de sus jugadores como fuera del terreno de juego".
Otro experto de Adecco, Pedro Fern¨¢ndez, muy relacionado con deportistas de alto nivel, entiende que "especialmente significativo ha sido que el equipo ha interiorizado una forma de ganar, una identidad propia, con una misi¨®n, una visi¨®n y unos valores que han defendido con absoluta unidad, discreci¨®n e ilusi¨®n. Hemos podido ver c¨®mo otras selecciones se convert¨ªan en protagonistas del Mundial por su fractura en la cohesi¨®n del equipo (Francia), por unas expectativas err¨®neas y falta de humildad (Argentina) o por no saber levantarse de la derrota (Italia). Sin embargo, Espa?a ha pasado inadvertida, no con su juego, sino con la profesionalidad y el saber estar. Desde un punto de vista puramente empresarial", concluye Fern¨¢ndez, "se podr¨ªa decir que Vicente del Bosque ha sabido entrar como director general aprovechando todo cuanto se hab¨ªa hecho bien con anterioridad y sin cambiar para demostrar su autoridad. Posteriormente, ha sabido interiorizar la identidad del equipo. Ha sabido orientar las crisis y establecer un equilibrio entre protagonismo y prudencia".
Algo parecido se podr¨ªa haber dicho de sus cuatro a?os como entrenador del Real Madrid: cuatro temporadas, cuatro t¨ªtulos, dos Ligas y dos Copas de Europa, adem¨¢s de torneos menores como la Intercontinental y la Supercopa europea. Por entonces, a?o 2000, el equipo se fue llenando de estrellas, aun cuando Del Bosque no acusara problemas de liderazgo dentro del vestuario. Otra cosa era el marketing: el Real Madrid, durante la presidencia de Florentino P¨¦rez, aspiraba a convertirse en un club global capaz de capturar seguidores en los cinco continentes. Del Bosque no encajaba en esa imagen: no hablaba ingl¨¦s, no vest¨ªa cuellos italianos ni corbatas de seda.
Durante su visita al diario As, Vicente del Bosque explic¨® un detalle muy revelador de c¨®mo los profundos conocimientos de alguien que ha pasado miles de horas viendo partidos y escrutando jugadores capta detalles que escapar¨ªan a muchos otros entrenadores. Se refer¨ªa Del Bosque al jugador franc¨¦s Makelele en t¨¦rminos muy elogiosos: "Sab¨ªa lo que ten¨ªa que hacer. Ten¨ªa siempre un pase para Zidane, otro para Figo, tambi¨¦n para Roberto Carlos y para Hierro". Del Bosque explicaba as¨ª c¨®mo se manten¨ªa el equilibrio de egos dentro del terreno de juego. Curiosamente, Makelele dejar¨ªa el Real Madrid al mismo tiempo que Del Bosque: era un honesto trabajador sobre el c¨¦sped, no un gal¨¢ctico. Alguien no cay¨® en la cuenta de que las estrellas necesitaban alguien que supiera recuperar los balones y repartirlos adecuadamente.
El despido. Si hay un episodio en la vida de Vicente del Bosque donde no ha logrado del todo mantener su diplomacia, su bonhom¨ªa, es alrededor de su marcha accidentada al d¨ªa siguiente de sumar un t¨ªtulo de Liga. El periodista salmantino Francisco Jos¨¦ S¨¢nchez Ca?amero se refiere a este suceso en su biograf¨ªa Vicente del Bosque, la serenidad (Anthema Ediciones) como un hecho traum¨¢tico: Del Bosque fue despedido en un pasillo del Bernab¨¦u por un directivo de segundo nivel.
Hay testigos que confirman que el despido se produjo, efectivamente, en un pasillo. En la media tarde del lunes 23 de junio de 2003, Vicente del Bosque fue convocado urgentemente en las oficinas del club. Se le convoc¨® por terceras personas, cuando se dirig¨ªa en coche a los estudios de Antena 3 para ser entrevistado en el informativo que dirige Mat¨ªas Prats. "Eso es que me quieren echar", coment¨®. Por la noche ten¨ªa una cita con Jos¨¦ Ram¨®n de la Morena, en El Larguero de la cadena SER. Ya tras la entrevista en Antena 3, el periodista J. J. Santos le coment¨® que no seguir¨ªa en el Real Madrid, cuya directiva celebraba reuni¨®n aquella noche. Veinticuatro horas antes, durante la celebraci¨®n por la conquista del t¨ªtulo de Liga, se hab¨ªa producido un agrio incidente entre algunos jugadores, liderados por el capit¨¢n Fernando Hierro, y el presidente Florentino P¨¦rez, incidentes en los que Del Bosque se mantuvo al margen.
Entre uno y otro compromiso, Del Bosque hizo una parada en el Bernab¨¦u mientras su mujer, Trini, aguardaba en el coche. Al llegar al despacho del directivo Carlos Mart¨ªnez de Albornoz, se encontr¨® frente a ¨¦l y Jorge Valdano. No esperaron a que se sentara. Tampoco le dejaron entrar. "No vas a seguir", le dijo Valdano. "Algo as¨ª me pod¨ªa imaginar", respondi¨® Del Bosque. Luego vinieron frases del tipo "si quieres, te podemos buscar un hueco, nada espec¨ªfico, le podemos dar vueltas". La conversaci¨®n apenas dur¨® un par de minutos. En el trayecto hacia la Gran V¨ªa, Del Bosque recibi¨® la llamada de Fernando Hierro: "Me han echado". Cuando lleg¨® a los estudios de la Cadena SER percibi¨® que los periodistas estaban al tanto de su cese.
Cinco a?os despu¨¦s, fue Fernando Hierro quien llam¨® a Vicente del Bosque: "?Te puedo proponer como seleccionador?", le dijo. El mundo del f¨²tbol ofrece sorpresas de este tipo.
Es evidente que un ¨¦xito hist¨®rico como la conquista de una Copa del Mundo tiende a magnificar la figura de sus protagonistas, pero los elogios que ha merecido Del Bosque van m¨¢s all¨¢ de sus decisiones t¨¦cnicas. Lo dijo Johan Cruyff y muchos otros expertos: "Es un se?or". No se tiene noticias de que los comentarios deportivos despu¨¦s de un gran evento hayan centrado tanto la atenci¨®n en aspectos personales. Adem¨¢s de un estilo de juego, Del Bosque parece haber caracterizado una elegancia en los modales. ?Es producto de aquel se?or¨ªo nacido de la vieja casa blanca? Desde luego, de ah¨ª provienen sus ra¨ªces y su educaci¨®n. C¨®mo cambia la est¨¦tica en el f¨²tbol: en tiempos dif¨ªciles, y tras el ¨¦xito en el Mundial, se impone por un momento la moda Del Bosque. La l¨ªnea recta.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.