Sacresa estaba en quiebra 18 meses antes de la suspensi¨®n
Sacresa, que acaba de protagonizar el tercer mayor concurso de acreedores en Espa?a, se encontraba ya en serios apuros desde finales de 2008, a pesar de que no fue hasta marzo pasado cuando la compa?¨ªa de la familia Sanahuja se declar¨® insolvente ante el juez y de que fue a finales de junio pasado cuando pidi¨® el concurso al Juzgado de lo Mercantil n¨²mero 2 de Barcelona. Seg¨²n la auditor¨ªa que realiz¨® Deloitte sobre las cuentas de tres de las cuatro empresas declaradas en concurso, estas se hallaban ya en causa de disoluci¨®n en diciembre de ese a?o.
Cresa Patrimonial, la sociedad con la que los Sanahuja compraron Metrovacesa, la que fuera gran inmobiliaria espa?ola, se hallaba en esta situaci¨®n porque, seg¨²n el auditor, las p¨¦rdidas -que sumaban 220 millones, aunque Deloitte las consider¨® infravaloradas en 171 millones- redujeron el patrimonio contable a menos de la mitad del capital social.
Sacresa acab¨® cediendo el control de Metrovacesa. Pero ah¨ª no terminaron sus problemas. Adem¨¢s de tener que retrasar obras, algunas tan emblem¨¢ticas como la City Metropolitana de Barcelona, la sociedad BCN Godia inst¨® al concurso de acreedores de la inmobiliaria de los Sanahuja, lo cual no trascendi¨® porque m¨¢s tarde lo retir¨® y se qued¨® con la parte de la promotora en el hotel Vela de la capital catalana.
Deuda en derivados
Finalmente, el juez ha declarado en concurso a cuatro empresas del grupo, lo cual la convierte, de momento, en el tercer mayor concurso de Espa?a, tras Martinsa y Habitat. Sin embargo, podr¨ªa convertirse en el segundo: las fuentes consultadas no excluyen que en breve entren en concurso otras filiales del grupo.
La parte m¨¢s delicada del concurso, coinciden estas fuentes, ser¨¢ la de los derivados. En el precedente de Habitat, de una deuda de m¨¢s de 2.800 millones, solo 54 millones correspond¨ªan a estos instrumentos contra¨ªdos con 10 entidades financieras. En el caso de Sacresa, de los 2.635 millones de pasivo, alrededor de 400 millones corresponden a derivados, en especial de tipo cambiario.
La complejidad radica en que la ley concursal no fija si estos instrumentos deben incluirse o no de la deuda ordinaria. Los derivados est¨¢n contratados con tres entidades financieras que no tienen el grueso del resto del pasivo, lo que le da aire en la negociaci¨®n. Si el dinero queda fuera de la deuda ordinaria asfixiar¨ªa de nuevo la tesorer¨ªa de la sociedad.
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