Cuba a¨²n no ha cambiado
Las recientes excarcelaciones de presos pol¨ªticos cubanos pertenecientes al grupo de los 75 condenados en los juicios sumar¨ªsimos que siguieron a la primavera negra de 2003 son una gran noticia, pero no debiera confundirnos a los dem¨®cratas y debiera ser analizada con algunas cautelas.
1. La excarcelaci¨®n de los presos pol¨ªticos se est¨¢ materializando en unas condiciones todav¨ªa confusas. No hay una amnist¨ªa ni una liberaci¨®n total de los prisioneros y su eventual regreso a Cuba est¨¢ condicionado a una futura autorizaci¨®n del Gobierno.
2. No se sabe todav¨ªa cu¨¢l ser¨¢ el destino de los prisioneros que como el Dr. ?scar El¨ªas Biscet han decidido quedarse en su pa¨ªs. De momento siguen en prisi¨®n.
No son admisibles los argumentos de Moratinos a favor de modificar la Posici¨®n Com¨²n
3. Aun cuando se procediera a la excarcelaci¨®n definitiva de todos los presos pol¨ªticos de Cuba, no hay que olvidar que esta medida ya ha sido utilizada en ocasiones por el r¨¦gimen en funci¨®n de su exclusivo inter¨¦s propagand¨ªstico y nunca ha supuesto la apertura real a las reformas democr¨¢ticas.
4. La ley 88, de protecci¨®n de la independencia nacional, m¨¢s conocida como ley mordaza, por la que fueron condenados los prisioneros pol¨ªticos por delitos vinculados con la libertad de expresi¨®n y de asociaci¨®n, sigue vigente, al igual que la legislaci¨®n sobre peligrosidad social, incluida en el C¨®digo Penal, y pueden ser utilizadas en cualquier momento por el Gobierno cubano.
Si en las pr¨®ximas semanas no se disipan estas dudas y no da comienzo un verdadero proceso de reformas pol¨ªticas en Cuba habr¨¢ que concluir que el optimismo del ministro Moratinos es infundado y estamos ante otra maniobra del Gobierno cubano destinada a ganar tiempo y sortear la creciente presi¨®n internacional provocada por la muerte de Orlando Zapata, la huelga de Guillermo Fari?as y la labor hist¨®rica de las Damas de Blanco.
En el Partido Popular seguimos creyendo que el objetivo principal de la Posici¨®n Com¨²n, "favorecer un proceso de transici¨®n hacia una democracia pluralista y el respeto de los derechos humanos y libertades fundamentales, as¨ª como una recuperaci¨®n y mejora sostenibles del nivel de vida del pueblo cubano..." sigue vigente en tanto no haya una constancia de voluntad de cambio por parte cubana.
Si estos cambios se producen, la Uni¨®n Europea podr¨ªa explorar un nuevo marco de relaciones con Cuba, manteniendo siempre vigentes los objetivos se?alados por la Posici¨®n Com¨²n. Mientras esto no ocurra, es necesario verificar este proceso de excarcelaciones para evitar que toda la operaci¨®n consista en sustituir prisi¨®n por destierro. El Parlamento Europeo, en el marco de las competencias que le reconoce el Tratado de Lisboa, deber¨ªa ejercer el liderazgo de ese proceso de verificaci¨®n internacional. Ser¨ªa recomendable que para ello recabe el testimonio de los disidentes liberados recientemente, tal y como ha solicitado Julio C¨¦sar G¨¢lvez, a su llegada a Madrid.
La Uni¨®n Europea debe apoyar el di¨¢logo abierto entre cubanos a trav¨¦s de la Iglesia cat¨®lica, y al mismo tiempo permanecer vigilante para que este di¨¢logo fructifique y no quede en una maniobra de distracci¨®n para ganar tiempo y dividir a la oposici¨®n cubana. Para ello, la Posici¨®n Com¨²n sigue siendo el instrumento m¨¢s ¨²til en tanto no se aprecien pasos decididos hacia la reforma por parte del Gobierno cubano.
No encontramos admisibles los argumentos del ministro Moratinos a favor de modificar la Posici¨®n Com¨²n en estos momentos. Son un alarde de voluntarismo y de precipitaci¨®n que no se merece la dictadura m¨¢s antigua del mundo. Para evitar confusiones, inocentes o interesadas, ante las excarcelaciones, lo mejor es dejarse guiar por la claridad moral del l¨ªder opositor Oswaldo Pay¨¢: "Yo no defiendo la Posici¨®n Com¨²n, es la Posici¨®n Com¨²n la que defiende nuestros derechos".
Jorge Moragas es diplom¨¢tico y coordinador de Presidencia y Relaciones Internacionales del Partido Popular.
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