Los padres que Armstrong detesta
En un rinc¨®n perdido de Tejas es donde Lance Armstrong creci¨® bajo la influencia de dos figuras, sus padres, el biol¨®gico y el adoptivo, que nunca ha aceptado y que ha borrado para siempre de su vida. Eddie Charles Gunderson, su padre biol¨®gico, le ha transmitido sus genes de campe¨®n y su imponente f¨ªsico. Terry Keith Armstrong, su padre adoptivo, le dio su apellido antes de forjar un car¨¢cter desequilibrado e intransigente que le ha convertido en el ciclista violento que conocemos.
Lance Armstrong, ganador de siete Tours, ha preferido construir el mito de una madre abandonada, Linda Mooneyham, que educ¨® a su peque?o Lance sin medios econ¨®micos. Pero no es del todo cierto. Hace a?os Terry Armstrong intent¨® desmentir ante los medios americanos esa versi¨®n de la historia. En cuanto tuvo ocasi¨®n, Lance advirti¨® a los periodistas que cualquiera que se acercara al padre no tendr¨ªa posibilidad de contactar con el hijo. As¨ª que Terry no encontr¨® a nadie que le escuchara.
"No entend¨ªa la idea de jugar en equipo. Quer¨ªa controlar el juego", dice del ciclista su padrastro
"No ser¨ªa capaz de diferenciar a mi padre biol¨®gico del cajero del banco de la esquina", afirma Armstrong
Sin duda, sus dos padres explican mucho mejor que su madre qui¨¦n es Lance Armstrong. Incluso es probable que sean la clave de la compleja personalidad de este personaje. Se mueven en un entorno -la ciudad de Plano y el enorme suburbio de Dallas- que Armstrong detest¨® y donde se sinti¨® poco querido. Lo que le ofrecen adem¨¢s es un ambiente social, el de la Am¨¦rica profunda, donde todo parece surrealista: matrimonios prematuros, numerosos divorcios, una sociedad puritana tan al gusto de George Bush; miseria y droga... Y una juventud que se aburre hasta morir y?que est¨¢ presta a cualquier cosa, a lo peor o a lo mejor, con tal de salir de all¨ª.
Nos encontramos en la carretera de Kemp, al sureste de Dallas, llena de numerosos cruces y centros comerciales de aspecto lamentable que languidecen bajo el sol. Al final de un camino, al borde del lago Cedar Creek, se encuentra una casa de madera en mal estado. Bajo el porche mugriento se puede ver una moto ca¨ªda en el suelo, basura, el comedero de un perro sobre el que zumban los mosquitos. ?Es posible que ah¨ª viva Eddie Gunderson, el padre de Armstrong? El hombre ha estado ilocalizable desde hace cinco a?os, cuando concedi¨® una entrevista al diario holand¨¦s Algemeen Dagblad en la que explicaba su relaci¨®n con Lance. En aquel entonces dec¨ªa que trabajaba como repartidor de peri¨®dicos en el Dallas Morning News. Pero en el famoso diario tejano nadie conoce a Gunderson. Seg¨²n un informe policial de 2008, fue detenido por saltarse un sem¨¢foro en rojo no muy lejos de all¨ª, en Gun Barrel City, en estado de embriaguez y en posesi¨®n de 3,5 kilos de marihuana, 25 pastillas de Valium y setas venenosas.
Tras haber tocado un timbre que se cae a pedazos, una joven abre la puerta.
-?Eddie Gunderson?
-S¨ª, aqu¨ª es.
Se vuelve hacia un tipo delgado, de ojos azules, casi cerrados, dientes sucios, que se pasea en pijama como si se acabara de levantar de la cama. Parece drogado. "Es aqu¨ª, pero mi padre no est¨¢". Es Dylan, de 21 a?os, el hermanastro. La chica se marcha. "?Eres el hermano de Armstrong?". El joven apenas puede articular palabra. "No hablamos de eso... No podemos hacer nada con ese t¨ªo porque no quiere saber nada de nosotros. Al principio me interesaba por ¨¦l, segu¨ªa su carrera como ciclista, a pesar de que no le conoc¨ªa. Y despu¨¦s he le¨ªdo su libro...".
Eddie Gunderson se cas¨® con Linda Mooneyham en 1971, el d¨ªa en que la chica cumpl¨ªa 17 a?os. Linda estaba embarazada de Lance, que naci¨® en septiembre. Le llamaron Lance Rentzel, en homenaje a la estrella del Dallas Cowboys, el equipo rey del f¨²tbol americano en Tejas. Con ayuda de sus padres, la pareja fue tirando. Por parte de madre, la de Linda es una familia humilde. El abuelo de Lance ahoga en alcohol los duros recuerdos de Vietnam y vive en una caravana. Por parte de padre, la abuela de Lance, de origen noruego, no tiene nada, pero se ocupa del peque?o de vez en cuando mientras los j¨®venes padres van a trabajar. Linda, en el Kentucky Fried Chicken de la esquina. Eddie, repartiendo peri¨®dicos. Un ambiente white trash (gentuza blanca), como dicen en Estados Unidos.
En su entrevista al peri¨®dico holand¨¦s, Eddie se defend¨ªa: "Linda cuenta que yo siempre la pegaba. Yo no era un ¨¢ngel, pero me acuerdo de haberle dado solamente una bofetada". Cuando Lance gan¨® el Tour de Francia por primera vez, tambi¨¦n solt¨®: "De ning¨²n modo quer¨ªa que ganase".
En 1973, Linda y Eddie se separan. El segundo matrimonio de Eddie apenas dura tres a?os. Su segunda mujer se suicida de un tiro en la cabeza un d¨ªa que hab¨ªa bebido demasiado. De su tercer matrimonio nacen Dylan y Sonnie. Despu¨¦s de otro divorcio, Eddie nuevamente se casa. A partir de entonces vive entre Dallas y Kemp. No ha vuelto a ver a Lance desde que ten¨ªa tres a?os, pero un d¨ªa intenta localizar la casa blanca del campe¨®n en Austin. En vano.
Intentamos llamar a Eddie, pero no responde a ninguna de las llamadas que dejamos en su m¨®vil. Se esconde en Dallas, donde vive cuando no est¨¢ en Kemp y donde se dedica a realizar extra?os movimientos de contrabando. ?Tiene miedo de que descubramos a lo que se dedica?
Ahora tenemos que encontrar a Terry Armstrong. Nos recibe en su despacho de una empresa dedicada al cultivo de setas en Plano, a las afueras de Dallas, donde trabaja como comercial. Reservado, responde a las preguntas con cautela, las manos juntas, la espalda recta, y parece que est¨¢ predicando mientras nos relata c¨®mo transcurri¨® la infancia de Lance bajo la atenta mirada de su "maestro", Dios, tal como anuncia un gran p¨®ster que hay a su espalda. Terry es un cristiano muy fervoroso. Habla de amor, de arrepentimiento, a veces llora cuando recuerda la infancia del peque?o Lance. Reconoce que fue un marido infiel al que Linda decidi¨® dejar "con raz¨®n". Y afirma que durante los 14 a?os que educ¨® a Lance, hasta que este tuvo 17 a?os, fue un buen padre, siempre presente, que le dio todo. En las paredes hay fotograf¨ªas de Lance. En este despacho de paredes de cristal se respira un aire de orden y santurroner¨ªa.
Cuando Linda se cas¨® con Terry Armstrong en 1974 -para Linda era el segundo de sus cuatro matrimonios-, ella ten¨ªa 20 a?os, y Terry, 22. Pero enseguida se hizo cargo del peque?o, probablemente porque le recordaba su propia historia. Su verdadero nombre es Love, Terry Love. "Cuando vi por primera vez al peque?o en su cama, enseguida imagin¨¦ una familia... Lance dice a todo el mundo que soy su padrastro. Pero soy su padre. Que me quiera o no, eso ya es otra cosa. Pero su apellido es el m¨ªo".
Terry dice que ¨¦l nunca ha sido ese padre violento que el corredor describe en su biograf¨ªa. Un padre que le zurraba y le castigaba por nada, por tener simplemente su cuarto desordenado. "En aquella ¨¦poca, en Estados Unidos, a¨²n se pegaba a los ni?os en los colegios. He estado en escuelas militares... La madre de Lance siempre estaba presente cada vez que le he dado alguna bofetada. Es verdad que siempre est¨¢bamos peleando. Cuando Lance llegaba, dec¨ªa: '?Quiero entrenar!'. Y yo le contestaba: '?Primero haz tus deberes!'. Yo ten¨ªa ciertos valores". Por ejemplo: "Cuando corri¨® una de sus primeras carreras, Lance se cay¨® y se puso a llorar. Le contest¨¦: 'Aqu¨ª se acaba todo. No quiero a un ni?o que llore y se rinda. Si te comprometes con algo, vas hasta el final". O tambi¨¦n: "Los Patriots han ganado la Super Bowl, ?a que no sabes contra qui¨¦n?". Y ante el silencio del ni?o: "No te puedes acordar porque han quedado los segundos. Nadie se acuerda de los segundos".
Terry acompa?aba a Lance a todos los lugares de pr¨¢ctica deportiva. Al campo de f¨²tbol. "Lo odiaba. No entend¨ªa la idea de jugar en equipo". Al de b¨¦isbol. "Quer¨ªa ser el c¨¢tcher, algo raro para los cr¨ªos. Quer¨ªa controlar el juego". Y tambi¨¦n al de f¨²tbol americano. "Incluso ah¨ª no le gustaba el esp¨ªritu colectivo". As¨ª que Lance se inclina hac¨ªa el BMX porque hab¨ªa una pista no muy lejos de su casa. Terry le compra la mejor bicicleta, est¨¢ encima de ¨¦l, le da ¨¢nimos, gasta el dinero necesario para comprarle el mejor material. Y no le pasa ni una cuando Linda le dice a todo s¨ª.
Porque es un chico rebelde, le gusta estar siempre al l¨ªmite, al margen, burlarse de la autoridad. Conduce sin carnet. Ense?a su culo a todos los coches que pasan o se divierte tirando pelotas de tenis en llamas. Consigue que le echen del colegio. Es una especie de chulito, un insolente.
Seg¨²n Terry, "para Lance todo ha sido siempre blanco o negro. O est¨¢s con ¨¦l o contra ¨¦l. No hay m¨¢s que observar lo que ha pasado con algunos de sus antiguos compa?eros de equipo: han desaparecido de su vida. Creo que siempre se ha sentido abandonado. Salvo por su madre, que siempre ha estado a su lado. Mi padre, que vive en Paris, Tejas, a menudo me dice: 'Es probable que el odio que te tiene haya alimentado su ¨¦xito...". Es probable.
Terry intent¨® verle en una carrera en Austin. "Lance no se movi¨®, ni me mir¨®. Cogi¨® su bicicleta y se fue".
? 'L'Equipe Mag'. Traducci¨®n de Virginia Solans.
"Nunca tuve un padre"
En su autobiograf¨ªa, 'Mi vuelta a la vida', Lance Armstrong habla poco de sus padres. Pero cuando lo hace no es para bien. "La ¨²nica cosa importante que hay que saber de mi infancia es que nunca tuve un padre de verdad, aunque no he perdido el tiempo lament¨¢ndome por ello (...). Nunca he conocido a mi supuesto padre. El hecho de que me haya transmitido sus genes no quiere decir que por eso sea mi padre. En lo que a m¨ª respecta, no existe nada entre nosotros. Entre todos los regalos que mi madre me hizo hubo uno que no me hubiera importado no tener: un padrastro. Terry era un pobre hombre con un bigote rid¨ªculo que ten¨ªa la mala costumbre de jactarse de los ¨¦xitos de los dem¨¢s m¨¢s que de los suyos propios (...). Tiene gracia. Siempre hay alguien que me dice: 'Oye, he visto a tu padre el otro d¨ªa'. Y la verdad es que tengo que pensar mucho para saber de qui¨¦n me est¨¢ hablando. Sinceramente, no ser¨ªa capaz de diferenciar a mi padre biol¨®gico del cajero del banco de la esquina. En cuanto a Terry, no tengo nada que decirle. De vez en cuando, alg¨²n Armstrong se acuerda de m¨ª e intenta contactar conmigo, como si yo perteneciera a la familia. No solamente no somos parientes, sino que, francamente, me importa un bledo de d¨®nde proceden (...). Mi familia son los Mooneyham. Respecto al apellido Armstrong, tengo la impresi¨®n de que me lo he inventado. Eso es lo que siento".
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