Vacaciones en casa
Debido a los estragos de la crisis econ¨®mica, muchos millones de personas van a pasar sus vacaciones -o como m¨ªnimo buena parte de ellas- en casa. M¨¢s que considerarlo una desgracia, podemos dar la vuelta a la situaci¨®n si recuperamos la ilusi¨®n que ten¨ªamos cuando ¨¦ramos ni?os al terminar el curso.
El primer d¨ªa que no nos ten¨ªamos que levantar para ir a la escuela remolone¨¢bamos felices en la cama, a veces releyendo nuestro c¨®mic o libro favorito. Tras asearnos, vestirnos y desayunar, disfrut¨¢bamos de la pl¨¢cida calma de tener todo el tiempo a nuestra disposici¨®n para jugar, resolver pasatiempos o salir a practicar nuestro deporte favorito. Aunque no hubiera ning¨²n viaje familiar a la vista, el solo hecho de tener tiempo libre en casa era para nosotros una bendici¨®n y un mundo lleno de posibilidades.
"Muchas personas escapan de la rutina intensificando su vida. Pocas se esfuerzan en escapar de la alienaci¨®n en vacaciones"
"En las vacaciones debe haber tiempo para desconectar y permitir al cuerpo y la mente sobreponerse del empacho de urgencias"
Si recuperamos ese mismo esp¨ªritu, las presentes pueden ser las mejores vacaciones de nuestra vida.
El estr¨¦s del viaje organizado
"Nadie necesita m¨¢s unas vacaciones que el que acaba de?tenerlas" (Elbert Hubbard)
Existe la idea estereotipada de que para desconectar de los esfuerzos de todo el a?o hay que irse cuanto m¨¢s lejos mejor, como si el hecho de poner distancia de por medio nos garantizara el descanso.
Esto es as¨ª solo en parte. Ciertamente, un destino lejano nos procura reposo mental y una perspectiva saludable sobre nuestra vida. Cuando el avi¨®n se eleva o salimos de la ciudad en tren o en coche empezamos a ver nuestra rutina como una miniatura en la que resulta muy f¨¢cil detectar los fallos y hacer planes de enmienda. Todo viaje implica hacer balance y nuevos prop¨®sitos, aunque cuando regresemos al redil no los llevemos a cabo.
Sin embargo, m¨¢s all¨¢ de estos momentos de epifan¨ªa, la mayor¨ªa de viajes son m¨¢s agotadores que la propia vida laboral. El soci¨®logo Jean Baudrillard lo explica as¨ª:
"Para muchas personas, las vacaciones no son una alternativa a la congesti¨®n y el estr¨¦s de las ciudades y el trabajo. Bien al contrario, piensan que para escapar de la rutina lo que deben hacer es intensificar su vida cotidiana. Se apuntan a viajes programados que los esclavizan, o ponen tanta presi¨®n en las actividades de ocio que se acaban volviendo una obligaci¨®n peor que el trabajo. Pocas personas se esfuerzan en escapar de la alienaci¨®n, que ser¨ªa el gran objetivo de las vacaciones".
El estr¨¦s de los viajes organizados, sumado a los desajustes corporales que conlleva el jet lag y/o un clima y alimentaci¨®n diferentes, hace que m¨¢s de una familia regrese con las pilas m¨¢s descargadas que antes de partir.
Es entonces cuando se pronuncia la t¨®pica frase: "Necesito unas vacaciones de estas vacaciones".
El infierno de no hacer nada
"El arte del descanso es tan importante como el arte de?trabajar" ( John Steinbeck)
Otro modelo de viaje, el resort vallado en el que los veraneantes pasan diez d¨ªas sin nada que hacer, puede acabar resultando tan desesperante o m¨¢s que el tour a toque de silbato. Al tercer d¨ªa de chapuzones en la piscina, buf¨¦ libre y actividades de ocio programadas, podemos acabar haci¨¦ndonos la pregunta de Bruce Chatwin: "?Qu¨¦ hago yo aqu¨ª?".
Hay un relato breve de Margaret Stevens que explica muy bien el agobio y desconcierto que podemos sentir al pasar de la actividad fren¨¦tica al reposo absoluto. Cuenta la historia de un hombre que al morir se encontr¨® en un lugar muy hermoso, rodeado de todas las comodidades imaginables. Un sirviente con chaqueta blanca se le acerc¨® y le dijo:
-Puede tener todo lo que elija, cualquier comida, cualquier placer, cualquier tipo de entretenimiento.
El hombre estaba disfrutando, y durante muchos d¨ªas prob¨® todas las delicias y experiencias con las que hab¨ªa so?ado en la tierra. Pero un d¨ªa se aburri¨® de todo eso y llam¨® al sirviente y le dijo:
-Estoy cansado de todo esto. Necesito hacer algo. ?Qu¨¦ tipo de trabajo puede darme?
El sirviente neg¨® tristemente con la cabeza y contest¨®:
-Lo siento, se?or. Esto es lo ¨²nico que no podemos hacer por usted. Aqu¨ª no tenemos trabajo para darle.
A lo que el hombre respondi¨®:
-Esto es sorprendente. ?Para eso ya podr¨ªa encontrarme en el infierno!
El sirviente le respondi¨® con voz suave:
-?Y d¨®nde cree que se encuentra?
Hotel Hogar
"Dicen que tienes que viajar para ver el mundo. A veces pienso que si est¨¢s quieto y con los ojos bien abiertos, ver¨¢s todo lo que puedes manejar" (Paul Auster)
La anterior f¨¢bula ilustra uno de los peligros de las vacaciones: si no aprovechamos para hacer cosas que nos llenen espiritualmente, pueden acabar siendo tan rutinarias y estresantes como el mismo trabajo.
Ya a finales del siglo XIX, Orison Swett Marden -precursor de los libros de autoayuda- resum¨ªa as¨ª los 12 objetivos de unas genuinas vacaciones:
1. Recobrar la alegr¨ªa y el optimismo olvidados el resto del a?o.
2. Incrementar el poder creativo.
3. Retomar fuerzas y tener tiempo para que surjan las ideas para crecer profesionalmente.
4. Liberarse de los miedos y tensiones acumulados.
5. Recuperar la confianza perdida y promover la salud.
6. Destensar y renovar el cuerpo y la mente.
7. Hacer nuevas amistades y reforzar las existentes.
8. Dejar atr¨¢s prejuicios, odios y celos que nos condicionan a lo largo del a?o.
9. Aprender de la naturaleza, de los libros, de la gente.
10. Lograr una perspectiva m¨¢s amplia del mundo y de nosotros mismos.
11. Abandonar los senderos trillados para abrir nuevas v¨ªas e ideas.
12. Volver al trabajo con entusiasmo renovado.
Una buena noticia: todos estos objetivos son alcanzables en unas vacaciones en casa.
En cualquier caso, tanto si nos marcamos demasiadas actividades como si nos dejamos llevar por la inercia de no hacer nada, el tiempo libre se puede convertir en un infierno donde arder¨¢n nuestras esperanzas de "cargar las pilas".
Por eso al abordar la pausa veraniega?debemos clarificar primero qu¨¦ nos piden el cuerpo y el esp¨ªritu cuando se acerca. El descanso se puede conjugar perfectamente con actividades para reforzar la salud, alimentar la mente e inspirarnos para el nuevo curso. Y todo eso sin alejarnos del hogar.
George Sand, amante de Chopin, viajera y escritora avanzada a su tiempo, comentaba sobre esto que "mis viajes m¨¢s bellos, los m¨¢s dulces, los he hecho al calor del hogar, con los codos reposando en los brazos desgastados del sill¨®n de mi abuela. ?Por qu¨¦ viajar si no se est¨¢ obligado a ello? [?] No se trata tanto de viajar como de partir; ?qui¨¦n de nosotros no tiene alg¨²n dolor que distraer o alg¨²n yugo que sacudir?".
A continuaci¨®n veremos c¨®mo podemos convertir nuestra socorrida vivienda en un centro vacacional de primer rango.
El para¨ªso en casa
"El ser humano feliz es aquel que?siendo rey o campesino encuentra la paz en su hogar" (Johann Wolfgang Goethe)
A la hora de programar unas vacaciones en casa es importante combinar la actividad con un tiempo de desconexi¨®n que permita al cuerpo y a la mente sobreponerse del empacho de urgencias a lo largo del curso.
Para los que no saben estar sin hacer nada, algunas sugerencias para estas pausas regeneradoras ser¨ªan:
• Regalarnos un largo y energ¨¦tico desayuno para empezar el d¨ªa.
• Practicar un deporte suave que nos permita poner la mente en blanco al concentrarnos en el esfuerzo.
• Ver una pel¨ªcula, preferiblemente de ritmo tranquilo y sin cortes publicitarios, con el m¨®vil apagado como si estuvi¨¦ramos en el cine.
• Dedicar una hora diaria a leer una novela que lleva todo el a?o acumulando polvo.
• Poner en orden nuestra colecci¨®n de libros, discos y DVD.
• Cocinar un plato ex¨®tico que nunca hemos probado.
• Hacer el amor (tambi¨¦n nos olvidamos de eso a veces).
Pasar las vacaciones en casa, sin embargo, no implica que no podamos compartir con otras personas esta nueva dimensi¨®n del hogar. Entre las muchas actividades placenteras que podemos organizar est¨¢n:
• Un encuentro de viejos amigos con juegos de mesa de por medio.
• Montar una cena-karaoke con votaciones y premios para la mejor y peor interpretaci¨®n.
• Procurarnos un telescopio para, desde la azotea, observar los cr¨¢teres de la Luna en buena compa?¨ªa.
Entre nuestras cuatro paredes caben tantas propuestas como alcance nuestra imaginaci¨®n, y el solo hecho de programarlas y prepararlas ya constituye un placer adelantado.
Un 'spa' casero
"Las verdaderas vacaciones no son viajes de descubrimiento, sino un ritual de tranquilidad"
(Andrew Philip Adams)
Adem¨¢s del ocio ¨ªntimo o compartido, podemos convertir nuestro hogar en un balneario donde relajarnos y descargar las tensiones de una temporada sin duda exigente. Como parte del juego podemos incluso colgar en un lugar bien visible los distintos horarios de cada placer, que pueden incluir:
Estiramientos y masaje. Lo puede procurar la pareja. Los singles pueden intercambiar ese favor con un amigo/a que se preste a ser masajeado despu¨¦s.
Ba?o con aromaterapia. Si disponemos de ba?era, podemos optar por sales de ba?o o bien agregar al agua un aceite esencial para lograr el efecto deseado.
Meditaci¨®n. Para iniciarnos solo es necesario sentarnos con la espalda recta y centrar nuestra atenci¨®n en el aire que circula suave y silenciosamente por nuestra nariz, sin preocuparnos por los pensamientos que puedan cruzar como nubes nuestra pantalla mental.
Yoga. Es recomendable haber participado previamente en alg¨²n curso, pero una sesi¨®n para principiantes en DVD puede servir para estrenarse en este ben¨¦fico arte.
El spa hogare?o debe completarse con una alimentaci¨®n de calidad cocinada en casa y un horario de sue?o generoso y reparador.
El HOGAR, UN LUGAR DE PASO
"Todos sabemos que mantener las manos quietas trae problemas. Si no hacemos nada, nos aburrimos. Por ello, es mejor permanecer activos. Es como una droga. Su casa llegar¨¢ a convertirse en un lugar donde usted s¨®lo va de vez en cuando para cambiarse de ropa. As¨ª, su vida llegar¨¢ a estar tan encumbrada de actividades que las veinticuatro horas del d¨ªa no le bastar¨¢n. (?) Sin tiempo para la reflexi¨®n, se sentir¨¢ cansado, pero estar¨¢ demasiado ocupado para reposar. Al estar tan ocupado, cuando lleguen a su vida nuevas actividades que realmente desear¨ªa realizar, no las va a poder incluir en su agenda. Cada minuto cuenta. Por eso le parece tan importante no descansar entre una actividad y otra".
Gil Friedman,C¨®mo llegar a ser totalmente infeliz y desdichado
Una pausa merecida
1. Libros
- 'T¨®mate un respiro', de Francis Amalfi (Oc¨¦ano).
- 'C¨®mo disfrutar de la vida', de Orison Swett Marden (Abraxas).
- 'C¨®mo llegar a ser totalmente infeliz y desdichado', de Gil Friedman (Oniro).
2. Discos
- 'XX', de The XX (Everlasting).
- 'Let go', de JJ (Secretely Canadian).
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.