M¨²sica en la mochila
Sonidos que var¨ªan con nuestros movimientos, localizaci¨®n o estado de ¨¢nimo - Fans que remezclan 'online' el trabajo de sus artistas favoritos - Servicios como RJDJ, Aviary, Moodagent o MixCloud revolucionan la forma de entender la m¨²sica
Crear ritmos con el m¨®vil y pincharlos en directo en una macrofiesta. Contactar con un DJ alem¨¢n y una vocalista sueca para componer online y a distancia. O remezclar los ¨¦xitos de tus artistas favoritos y compartirlos con amigos. Son algunas de las posibilidades que ofrecen nuevos servicios de creaci¨®n, distribuci¨®n y acceso a m¨²sica digital. Con ellos, el concepto tradicional de m¨²sica desaparece. Los artistas disponen ahora de cientos de herramientas en la Red para crear a coste cero. Y los consumidores ya no se conforman con darle al play. Quieren ser protagonistas.
"?Por qu¨¦ no crear piezas musicales que suenen diferente por la ma?ana y por la noche, cuando llueve o hace sol? Hay que dejar a los oyentes interactuar con el artista", dice el austriaco Michael Breidenbruecker, cofundador de Last.fm y creador de RJDJ, un software que, agitando el iPhone, tocando la pantalla o hablando al micr¨®fono, permite grabar sonidos psicod¨¦licos sobre una base musical. Se emplea para subir "escenas", canciones a las que cualquier fan puede a?adir su voz y sonidos propios. Sus 50.000 grabaciones han sido descargadas m¨¢s de dos millones de veces. Kirsty Hawkshaw, ex vocalista del grupo Opus III, improvisa sonidos con ¨¦l. "Me encantar¨ªa utilizarlo en directo en mis conciertos".
Igual que RJDJ, decenas de servicios como Aviary o MXP4 est¨¢n reinventando la forma de crear y escuchar. Xavier Serra, director del grupo de tecnologia musical de la Universidad Pompeu Fabra, creadores del Reactable, asegura: "La m¨²sica ya no es algo inamovible, f¨ªsico; la frontera entre autor y oyente se est¨¢ difuminando".
"La m¨²sica se est¨¢ centrando cada vez menos en el artista y m¨¢s en el contenido. Hemos publicado material de programadores que ha tenido mucho m¨¢s ¨¦xito que el de m¨²sicos profesionales", dice Michael Breidenbruecker, de RJDJ. Surgida a finales de 2008, esta herramienta ofrece a artistas una nueva forma de crear y comercializar (las canciones se venden por 1,59 euros), y a los seguidores, de interactuar con el material.
No es la ¨²nica. En el lado de la creaci¨®n, Aviary es el Google Docs de la m¨²sica: completamente gratis, permite a cualquiera componer en Internet, simulando hasta 50 instrumentos diferentes. Audiotool, Soundation y Looplabs digitalizan en el navegador el equipo necesario, desde sintetizadores a cajas de mezclas y efectos. Y SounCloud env¨ªa y comparte a trav¨¦s de la Red y en cuesti¨®n de segundos archivos de sonido de gran tama?o. Un arsenal listo para que cualquier novato sin un euro, pero con o¨ªdo, se lance a componer.
Como consecuencia, la cantidad de m¨²sica producida y escuchada es ingente. Lo cual genera un problema al consumidor: separar lo bueno de lo malo sin perder el d¨ªa en ello. Un hueco que nuevas iniciativas est¨¢n intentando resolver. "Nuestro objetivo es indexar toda la m¨²sica del mundo, generar algoritmos que analicen la tonalidad de las ondas, el ritmo, las voces, y buscar y sugerir temas a la gente en funci¨®n de su estado de ¨¢nimo y preferencias", explica ?lex Loscos, fundador de BMAT, una start-up ya veterana en Espa?a.
BMAT, spin-off del grupo de tecnolog¨ªa musical de la UPF, uno de los m¨¢s prestigiosos en investigaci¨®n ac¨²stica junto con el Ircam de Par¨ªs y el CCRMA de Stanford (EE UU), cuenta con 30 clientes en 20 pa¨ªses que utilizan su software de recomendaci¨®n musical. La ¨²ltima, la californiana mSpot, un servicio que permite acceder a la propia colecci¨®n musical a trav¨¦s de la Red desde un PC o un m¨®vil. Otras iniciativas, como la brit¨¢nica Decibel, han creado una tecnolog¨ªa similar capaz de ordenar y sugerir canciones en funci¨®n de los gustos del usuario.
Si componer en solitario es f¨¢cil, hacerlo en grupo es todav¨ªa m¨¢s sencillo. El mantra de las redes sociales se ha extendido al terreno musical y las herramientas de colaboraci¨®n ganan terreno. Un ejemplo es FreeSound, una base de datos de 100.000 sonidos bajo licencia Creative Commons a la que 1,5 millones de internautas contribuyen aportando y tomando piezas prestadas.
Hay muchas m¨¢s. En Indaba Music, una suerte de MySpace para artistas, es posible crear online de forma participativa y en tiempo real. La francesa Ohm Studio conecta a artistas de todo el mundo para componer conjuntamente. Y desde Berl¨ªn, Tracks and Fields a?ade un giro interesante. "Muchos anunciantes acuden a nuestra web en busca de temas para campa?as publicitarias; los artistas responden con sus creaciones y, si son buenas, las empresas les compran los derechos", explica su fundador, Christian Mix-Linzer. Tras 10 a?os al frente de una discogr¨¢fica tradicional, se ha pasado a la Red. Su web ya tiene 22.000 artistas registrados y 2.000 canciones hechas en colaboraci¨®n.
Para evitar conflictos de derechos de autor, estas p¨¢ginas incluyen la posibilidad de licenciar el trabajo. Si un artista acaba comercializando canciones en las que han participado otros, un acuerdo previo de licencia redistribuye equitativamente los ingresos. "La creaci¨®n de m¨²sica pronto mover¨¢ m¨¢s dinero que el consumo de la misma", cree Mix-Linzer.


Spotify, Moodagent, Zooz Beat...
Al final de la cadena, el consumidor, el aficionado incondicional, empieza a tener muchas m¨¢s opciones que simplemente darle al play. Sitios como Spotify, Last.fm, Yes.fm son solo la punta del iceberg.
En Mix Cloud los propios m¨²sicos recomiendan canciones. "Spotify habla de la sabidur¨ªa de la multitud; nosotros hablamos de la sabidur¨ªa del experto. Tenemos m¨¢s de 320.000 visitantes ¨²nicos mensuales que descubren m¨²sica a trav¨¦s de DJ y artistas que suben su trabajo y recomiendan otro", explica su creador, Nikhil Shah.
Moodagent, de la danesa Syntonetic, permite subir la colecci¨®n musical al m¨®vil y filtrarla seg¨²n nuestro estado de ¨¢nimo. M¨¢s de 2,5 millones de personas lo utilizan. Seg¨²n su fundador, Peter Berg, "cualquier mel¨®mano sabe el tiempo que lleva crear listas de reproducci¨®n. Mezclando el factor humano con software, se pueden tener en cinco segundos".
Y para los m¨¢s inquietos, otros proponen pasar a la acci¨®n. MXP4 remezcla, graba y comparte con amigos canciones de decenas de grupos, desde Pet Shop Boys a The Bravery.
Zooz Beat utiliza los sensores del iPhone para mezclar piezas de los Jackson 5. Y Music Myne organiza competiciones de remixes de Mika o Keane. Escuchar m¨²sica nunca hab¨ªa sido tan entretenido ni y remezclarla tan f¨¢cil.
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