Vuelve el Santo Oficio
Por supuesto, no es el caso presentar argumentos a favor o en contra de mantener las corridas de toros, como suele decirse: quienes tienen que justificar la ins¨®lita medida son los que han decidido prohibirlas parlamentariamente. Hay gente a la que le gustan los toros y otros muchos que no han pisado una plaza en su vida o que sienten repugnancia por la fiesta: es la diversidad de los hijos de Dios. Pero que un Parlamento proh¨ªba una costumbre arraigada, una industria, una forma de vida popular... es algo que necesita una argumentaci¨®n muy concluyente. La que hemos o¨ªdo hasta la fecha dista mucho de serlo.
?Son las corridas una forma de maltrato animal? A los animales dom¨¦sticos se les maltrata cuando no se les trata de manera acorde con el fin para el que fueron criados. No es maltrato obtener huevos de las gallinas, jamones del cerdo, velocidad del caballo o bravura del toro. Todos esos animales y tantos otros no son fruto de la mera evoluci¨®n sino del designio humano (precisamente estudiar la cr¨ªa de animales dom¨¦sticos inspir¨® a Darwin El origen de las especies). Lo que en la naturaleza es resultado de tanteos azarosos combinados con circunstancias ambientales, en los animales que viven en simbiosis con el hombre es logro de un proyecto m¨¢s o menos definido. Tratar bien a un toro de lidia consiste precisamente en lidiarlo. No hace falta insistir en que, comparada con la existencia de muchos animales de nuestras granjas o nuestros laboratorios, la vida de los toros es principesca. Y su muerte luchando en la plaza no desmiente ese privilegio, lo mismo que seguimos considerando en conjunto afortunado a un millonario que tras sesenta o setenta a?os a cuerpo de rey pasa su ¨²ltimo mes padeciendo en la UCI.
?Es papel de un Parlamento establecer pautas de comportamiento moral para sus ciudadanos?
?Son inmorales las corridas de toros? Dejemos de lado esa sandez de que el aficionado disfruta con la crueldad y el sufrimiento que ve en la plaza: si lo que quisiera era ver sufrir, le bastar¨ªa con pasearse por el matadero municipal. Puede que haya muchos que no encuentren simbolismo ni arte en las corridas, pero no tienen derecho a establecer que nadie sano de esp¨ªritu puede verlos all¨ª. La sensibilidad o el gusto est¨¦tico (esa "est¨¦tica de la generosidad" de la que hablaba Nietzsche) deben regular nuestra relaci¨®n compasiva con los animales, pero desde luego no es una cuesti¨®n ¨¦tica ni de derechos humanos (no hay derechos "animales"), pues la moral trata de las relaciones con nuestros semejantes y no con el resto de la naturaleza. Precisamente la ¨¦tica es el reconocimiento de la excepcionalidad de la libertad racional en el mundo de las necesidades y los instintos. No creo que cambiar esta tradici¨®n occidental, que va de Arist¨®teles a Kant, por un conductismo zo¨®filo espiritualizado con pinceladas de budismo al ba?o Mar¨ªa suponga progreso en ning¨²n sentido respetable del t¨¦rmino ni mucho menos que constituya una obligaci¨®n c¨ªvica.
?Es papel de un Parlamento establecer pautas de comportamiento moral para sus ciudadanos, por ejemplo dici¨¦ndoles c¨®mo deben vestirse para ser "dignos" y "dignas" o a que espect¨¢culos no deber ir para ser compasivos como es debido? ?Debe un Parlamento laico, no teocr¨¢tico, establecer la norma ¨¦tica general obligatoria o m¨¢s bien debe institucionalizar un marco legal para que convivan diversas morales y cada cual pueda ir al cielo o al infierno por el camino que prefiera? A m¨ª esta prohibici¨®n de los toros en Catalu?a me recuerda tantas otras recomendaciones o prohibiciones semejantes del Estatut, cuya caracter¨ªstica legal m¨¢s notable es un intervencionismo realmente man¨ªaco en los aspectos triviales o privados de la vida de los ciudadanos.
En cambio no estoy de acuerdo en que se trate de una toma de postura antiespa?ola. No se?or, todo lo contrario. El Parlamento de Catalu?a proh¨ªbe los toros pero de paso reinventa el Santo Oficio, con lo cual se mantiene dentro de la tradici¨®n de la Espa?a m¨¢s castiza y ortodoxa.
Fernando Savater es escritor. En septiembre aparecer¨¢ su libro Tauro¨¦tica, un ensayo sobre nuestro trato con los animales y la cuesti¨®n taurina.
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