Hojas de calendario o Poemillas de Primavera por Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar
Aun siendo bien conocido por sus m¨²ltiples actividades intelectuales, casi tanto como por las gimn¨¢sticas, no ha dejado de sorprendernos este primer libro de poemas de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar. Sab¨ªamos de su sensibilidad, tantas y tantas veces probada a lo largo de sus d¨¦cadas de actividad p¨²blica, siempre al servicio de los m¨¢s d¨¦biles, as¨ª como de su afabilidad personal, diariamente reafirmada en su exquisito trato cotidiano. Josemari, como cari?osamente gustan llamarle sus amigos, siempre tiene una sonrisa a tiempo y la frase c¨¢lida en el momento preciso, la respuesta amable al impertinente.
Pues bien: aun aceptada universalmente su fina sensibilidad, el peque?o y cuidado volumen que nos ocupa supera todas nuestras previsiones. Sorpresa doble, adem¨¢s, porque nada sab¨ªamos de sus extraordinarias dotes de artista pl¨¢stico. El propio Aznar se ha animado a ilustrar este su primer poemario con unos graciosos dibujos de trazo primoroso: florecillas silvestres, riachuelos de fresqu¨ªsima agua y rumorosos acentos, tiernas ovejitas, gr¨¢ciles cervatillos...
Pero el asombro llega con los delicados poemas. Ah¨ª laten los sentimientos de un coraz¨®n exquisito, generoso, sensitivo, iluminado receptor de las inn¨²meras maravillas que nos brinda la Madre Naturaleza. Peque?os y graciosos versos que nos adentran en las mil y una sorpresas de la simple observaci¨®n de los milagros cotidianos: el capullo que se abre, el c¨¢lido trino de un feble ruise?or... Es, en fin, una obra muy similar a la de otro sensible poeta de su misma generaci¨®n, Francisco ?lvarez-Cascos, el gr¨¢cil autor de Arroyuelos y campanus.
Por ¨²ltimo, es de justicia encomiar el delicado empleo que hace del lenguaje el inspirado Aznar. Siempre el adjetivo certero, el sustantivo exacto, el verbo necesario. Una precisi¨®n que nace, indudablemente, del amor a la belleza ejercitado en el estudio reposado de nuestros cl¨¢sicos, pero ricamente especiado por la notable influencia de los rom¨¢nticos del XIX, de B¨¦cquer a Espronceda.
No me resisto a ofrecer aqu¨ª, y con ello termino, una peque?a cuenta de tan magn¨ªfico rosario. Juzgue el lector y calle el indocumentado cr¨ªtico ante este bell¨ªsimo serventesio de rara rima consonante:
"Suaves Murmullos y sonoros trinos
Confunden sentimientos.
Hay cielos cenicientos
En bosques y obsoletos caminos..."
Edita: Colecci¨®n literaria de Fuerzas de Asalto Editoriales (FAES), S.A.
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