La pen¨²ltima gran pantalla
El cierre del Rex, en la Gran Via, deja Barcelona con cuatro cines cl¨¢sicos
Pasan unos minutos de las 22.00 horas y la Gran V¨ªa de Barcelona es una avenida en penumbra, calurosa y desierta. Charo y Maria Dolors Aug¨¦ entran apresuradas al Cine Rex, en el n¨²mero 463. Han pasado los a?os, pero repiten el mismo ritual desde hace d¨¦cadas. Cuando eran ni?as, resid¨ªan en el barrio y al terminar el colegio entraban en el cine camino de casa. No importaba si ya hab¨ªan visto la pel¨ªcula varias veces, imploraban a Ram¨®n, el acomodador de entonces, que las dejara colarse. En la misma sala, abierta el 24 de diciembre del 1940 y hoy desvencijada, fue donde acudieron con sus primeros novios, comida en mano, dispuestas a pasar una tarde de cine de reestreno y caricias. Pero ya no lo volver¨¢n a repetir. Ha pasado el tiempo y han pasado las pel¨ªculas, y estas cin¨¦filas hermanas fueron el pasado jueves a despedirse de la sala: compraron las ¨²ltimas entradas de la ¨²ltima sesi¨®n de la historia del Cine Rex, que ha cerrado definitivamente sus puertas.
Barcelona ha perdido en la ¨²ltima d¨¦cada 25 cines de una pantalla
El 92% de los espectadores acude a ver las pel¨ªculas a los multicines
Con la clausura de la sala, propiedad del Grupo Bala?¨¢ muere un poco m¨¢s una forma de ver cine y, por extensi¨®n, una forma de vivir. Los datos lo corroboran: existen 791 pantallas de cine en Catalu?a repartidas en 175 edificios, la mayor¨ªa multisalas ubicadas en complejos comerciales. Las cifras son m¨¢s que elocuentes en la ciudad de Barcelona. Con la clausura del Rex s¨®lo perviven cuatro cines unipantalla en la capital catalana. A saber: el Arenas (dedicado a filmes de tem¨¢tica homosexual), la reabierta sala Mald¨¤, el Club Coliseum y el Cine Urgel, los dos ¨²ltimos propiedad del Grupo Bala?¨¢. En el paquete podr¨ªa incluirse el Imax Port Vell, para cine 3-D, pero esa es otra historia.
A Camilo Tarraz¨®n, presidente del Gremio de Empresarios de Cine de Catalu?a, no le sorprende el cierre del Rex. "El Corte Ingl¨¦s no podr¨ªa subsistir ofreciendo un solo producto. Actualmente es insostenible mantener un cine de una sola pantalla", reflexiona. Atr¨¢s queda la ¨¦poca de grandes cines donde las reproducciones en pantalla gigante formaban parte del ocio m¨¢s recurrente de la sociedad. Barcelona ha perdido en poco m¨¢s de una d¨¦cada hasta 25 cines de una sola pantalla. Salas como el Fantasio, el Savoy o el Vergara son nombres que solo los m¨¢s veteranos recuerdan. La ciudad, preferentemente en el paseo de Gr¨¤cia, qued¨® hu¨¦rfana de este tipo de cines, algunos desaparecidos tras misteriosos incendios -el F¨¦mina o el Capsa-, otros transformados en multisalas. El cambio de h¨¢bitos en el consumo de ocio fue la espoleta que abri¨® la puerta a cines "de m¨¢s de 10 pantallas de media", calcula Tarraz¨®n, en grandes espacios comerciales. El ¨²ltimo bar¨®metro de la Comunicaci¨®n y la Cultura corrobora su tesis: entre 2009 y abril del 2010 m¨¢s de dos millones de personas acudieron al cine. Pero el 92% vision¨® pel¨ªculas en multicines, frente al 8% que opt¨® por las salas cl¨¢sicas.
El panorama visto el pasado jueves en el Rex era una muestra de lo que dictan las estad¨ªsticas. La pel¨ªcula en cartel, El concierto, del franc¨¦s Radu Mihaileanu, convoc¨® a muy poco p¨²blico en las tres sesiones del d¨ªa de la clausura de sa?a: una cuarentena de personas asisti¨® al ¨²ltimo pase, apenas unas sombras en un cine que desde 1969, cuando lo compr¨® y redecor¨® Pedro Bala?¨¢, ten¨ªa un aforo de 580 butacas.
"?Nac¨ª el mismo a?o que abrieron el cine en la calle vecina! Est¨¢ todo igual, las barandillas, las butacas rojas, la taquilla", evocaba el jueves Josep Maria Balagu¨¦, un asiduo a la sala, que como otras personas acudi¨® a despedirse del Rex. "No entiendo como no lo cerraron antes. Es evidente que no es rentable. Ahora ser¨¢ un Zara o un hotel, si hasta las palomitas valen m¨¢s que la entrada para ver la pel¨ªcula", apostillaba el antiguo vecino. Las cifras le dan la raz¨®n: el Rex cerr¨® 2008 con un d¨¦ficit de 51.971 euros. Pese al hermetismo del Grupo Bala?¨¢, empleados del Club Coliseum admiten que es "muy raro el d¨ªa que la sala se llena". Lo mismo en el cine Urgel. "Son la excepci¨®n", explica Tarraz¨®n, "porque los locales son de propiedad y no pagan alquiler. Abren sus puertas a diario por la determinaci¨®n del empresario, pero econ¨®micamente no son viables". Rafael Dalmau, gerente del reabierto Mald¨¤, apostilla sobre el empe?o de mantener los cine unipantalla: "Otros hubiesen tirado la toalla".
Pasada la medianoche, el Fin en los cr¨¦ditos de El concierto cerr¨® en la noche del jueves la historia del Cine Rex. Charo y Maria Dolors batieron palmas en un aplauso que contagi¨® al resto de espectadores. A la salida hubo momentos para el recuerdo. Una pareja de ancianos llor¨® al rememorar el primer beso que all¨ª se dieron y un vecino guard¨® la entrada para el ¨¢lbum de fotos sobre el Rex que ha hecho para su nieto. "Solo sabremos el valor de esto con el paso del tiempo", sentenci¨®.

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