Lisboa, la capital del vac¨ªo
La degradaci¨®n de los edificios y el elevado coste del suelo expulsan a los habitantes j¨®venes y convierten la capital portuguesa en una ciudad cada vez m¨¢s despoblada
El coraz¨®n de Lisboa est¨¢ envejecido. Este es el diagn¨®stico de Helena Roseta, concejal de vivienda, al describir el despoblamiento de la capital portuguesa y el abandono de muchos edificios. Las casas desocupadas abundan en el centro hist¨®rico, en barrios tan conocidos como Chiado, Baixa, Alfama, Gra?a o Alc¨¢ntara. Es una imagen que se repite hasta en las zonas m¨¢s cotizadas. Entre tiendas de lujo, hoteles, bancos y empresas multinacionales asoman edificios en avanzado estado de degradaci¨®n. El Ayuntamiento contabiliza una quincena en la Avenida da Liberdade, la principal arteria lisboeta, comparable con el paseo de la Castellana de Madrid o el paseo de Gracia barcelon¨¦s. Lisboa y Oporto se encuentran a la cabeza de las ciudades de la UE que m¨¢s se han vaciado desde 1999 y con el mayor ¨ªndice (24%) de habitantes de m¨¢s de 65 a?os.
Lisboa y Oporto encabezan las ciudades de la UE con el mayor ¨ªndice (24%) de habitantes mayores de 65 a?os
Helena Roseta, arquitecta de profesi¨®n, trabaja desde hace a?os a favor de una pol¨ªtica de vivienda decente y fue reelegida en octubre pasado como concejal independiente en la lista del Partido Socialista. Roseta menciona tres elementos comunes del panorama urban¨ªstico de ciudades como Lisboa, Oporto y Braga: el elevado n¨²mero de pisos desocupados, el declive demogr¨¢fico y el envejecimiento de la poblaci¨®n.
Seg¨²n un recuento de 2008, en Lisboa hay 4.000 edificios abandonados, de un total de 55.000. "Una parte ya tienen programas de rehabilitaci¨®n aprobados por el Ayuntamiento, otros no pueden ser recuperados y tendr¨¢n que ser demolidos", explica el tambi¨¦n arquitecto Manuel Salgado, teniente de alcalde y responsable de Urbanismo. De su estudio salieron proyectos urban¨ªsticos como el Centro Cultural de Belem, los espacios p¨²blicos de la Expo de Lisboa, el estadio de Oporto y el paseo mar¨ªtimo de San Miguel (Azores). En 2007 cambi¨® la arquitectura por la pol¨ªtica activa, y de momento no parece desencantado en su papel de brazo derecho del alcalde socialista Ant¨®nio Costa.
En los ¨²ltimos 30 a?os, Lisboa perdi¨® unos 100.000 habitantes por d¨¦cada, y pas¨® de 800.000 habitantes al medio mill¨®n actual. Salgado dice tener "perfectamente identificadas" las causas del despoblamiento: "La mala calidad de los equipamientos de proximidad: guarder¨ªas, escuelas, centros de salud; la b¨²squeda de viviendas unifamiliares; y, la m¨¢s importante, el coste del metro cuadrado, que en Lisboa es dos o tres veces m¨¢s caro que en los municipios lim¨ªtrofes".
Una cuarta parte de la poblaci¨®n de la ciudad vive en el umbral de pobreza, seg¨²n c¨¢lculos del Ayuntamiento. Jubilados, desempleados, gente que vive del subsidio m¨ªnimo, en un extremo. En el otro, quienes tienen m¨¢s recursos y pueden acceder sin problemas al mercado de la vivienda en Lisboa. En muchos casos tienen casa en las zonas m¨¢s exclusivas de los alrededores, como Estoril y Cascais. "Queremos acabar con la brecha enorme que existe en Lisboa entre los muy ricos y los muy pobres, y para ello es muy importante que la clase media y los j¨®venes sean parte importante de la poblaci¨®n de la ciudad", se?ala Manuel Salgado.
La ciudad tiene 650.000 puestos de trabajo, pero solo 500.000 residentes, de los que una cuarta parte son activos, explica el teniente de alcalde. "Esto significa que cada d¨ªa entra y sale de Lisboa m¨¢s de medio mill¨®n de personas. Es una situaci¨®n pr¨¢cticamente ¨²nica en Europa, solo comparable con Oslo, que tiene m¨¢s puntos en com¨²n con las ciudades estadounidenses". El ge¨®grafo Jo?o Seixas, profesor de la Universidad de Lisboa, define el fen¨®meno como "una enorme fragmentaci¨®n de residencia".
Las consecuencias de este trasiego diario son dram¨¢ticas para una ciudad que se llena y vac¨ªa como un pulm¨®n. Desequilibrio, congesti¨®n de la v¨ªa p¨²blica, contaminaci¨®n y ruido. "Hay 162.000 veh¨ªculos registrados en Lisboa y entran cada d¨ªa unos 400.000, que suponen un gran desgaste para la ciudad y no aportan ingreso alguno a las arcas del Ayuntamiento porque pagan sus impuestos en otros municipios", explica Salgado.
Las noches y los fines de semana, Lisboa se vac¨ªa y hay zonas que adquieren un aire fantasmag¨®rico. Algunos barrios m¨¢s c¨¦ntricos, donde abundan edificios abandonados, tienen notables carencias de servicios. Ante la falta de demanda hay poca oferta de tiendas, bares o taxis, lo que ahuyenta a los moradores j¨®venes, que optan por vivir en barrios m¨¢s lejanos pero con m¨¢s vida.
Propietarios, inquilinos y autoridades municipales se acusan mutuamente del deterioro del parque inmobiliario. Los primeros se quejan de la ley de arrendamientos urbanos, que se remonta a los a?os cincuenta, en plena dictadura salazarista, y mantiene congelados alquileres irrisorios que no permiten afrontar obras de rehabilitaci¨®n. "La propiedad se ha convertido en Portugal en una asistencia social privada al inquilino", dice Monteiro de Barros, de la Asociaci¨®n Lisboeta de Propietarios.
Los contratos firmados desde 1990 son libres y el nuevo r¨¦gimen de arrendamiento de 2006 permite aumentar los alquileres si la casa est¨¢ en condiciones de habitabilidad, lo que no ocurre en bastantes barrios. Pero no se han tocado las rentas antiguas porque, seg¨²n Manuel Salgado, "provocar¨ªa un choque social muy serio". Rom?o Lavadinho, presidente de la Asociaci¨®n de Inquilinos Lisboetas, reconoce que "hay muchos pisos en mal estado, por los que el inquilino paga unos 70 euros al mes". "Pero no es menos cierto", a?ade, "que muchos propietarios dejan que las casas est¨¦n al borde de la ruina, para lograr su demolici¨®n y construir un inmueble con m¨¢s pisos y m¨¢s rentable". Lavadinho tambi¨¦n acusa a los ayuntamientos de ciudades como Lisboa y Oporto: "Son los mayores propietarios y los que tienen el patrimonio m¨¢s deteriorado".
A pesar de la decadencia de la Lisboa antigua y se?orial, la belleza de la ciudad, con sus siete colinas y el r¨ªo Tajo omnipresente, sigue siendo un poderoso im¨¢n para el visitante extranjero. Consciente de ello, el Ayuntamiento ha encontrado un instrumento para recuperar la vitalidad de la ciudad: el programa Erasmus, que facilita la movilidad acad¨¦mica de los estudiantes dentro de la Uni¨®n Europea. "Nuestro objetivo es transformar Lisboa en una ciudad Erasmus", asegura Manuel Salgado. Seg¨²n los indicadores municipales, los 3.000 estudiantes extranjeros que llegan por a?o est¨¢n contribuyendo a dinamizar el mercado de vivienda de alquiler.
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