Estrella Morente
Esta noche estamos de suerte, a las ocho y media Estrella Morente act¨²a en el teatro Auditorio de El Escorial con su espect¨¢culo El amor brujo, de Manuel de Falla, acompa?ada por la prestigiosa orquesta de Cadaqu¨¦s. Una conjunci¨®n de flamenco y m¨²sica cl¨¢sica a la medida de una de las grandes, porque es el talento y el fuerte entorno cultural en el que se ha criado Estrella los que la convierten en una artista muy completa y poderosa. La conoc¨ª de ni?a de la mano de su padre, Enrique Morente, y cuando volv¨ª a verla ya era una mujer hecha y derecha y estaba en un escenario dejando a todo el mundo boquiabierto. Con mucho empaque, mucha personalidad y una elegancia que pone a las cantaoras en la vanguardia del siglo XXI. Incluso alguien completamente ajeno al flamenco y a su est¨¦tica no podr¨ªa resistirse al estilismo con el que Estrella llena el escenario. Siempre me ha encantado el gusto que tiene para vestirse y crear una marca propia en un mundo tan cl¨¢sico como el flamenco. La combinaci¨®n de colores de los vestidos, que a veces parecen arrancados de alguna hermosa l¨¢mina antigua, buena mata de pelo ondulado, las peinetas, ?de d¨®nde saca esas peinetas tan especiales? Seguro que ha aprendido mucho de su madre, la bailaora Aurora Carbonell, de quien por cierto tambi¨¦n ha heredado su guapura. Piel clara, ojos verdes, cuerpo de bailaora. Estrella hace joven lo antiguo y a lo muy moderno lo pone en su sitio. Todo lo que entra en contacto con ella se convierta inmediatamente en Estrella Morente, por dentro y por fuera porque el estilismo es solo la puerta de entrada al estilo, a la voz, al arte que lleva dentro. Como cuando se revuelve en la silla porque se llena de energ¨ªa para alcanzar y electrizar al que est¨¢ al otro lado del escenario entre las sombras.
Me puse en pie para recibirla. Me mir¨® con su amplia sonrisa, generosa. Aquello era algo m¨¢gico
Hasta ahora yo siempre hab¨ªa sido uno de los alcanzados por el rayo l¨¢ser de Estrella. Hasta la noche en que compart¨ª escenario con ella. Como lo oyen. Ni en mis m¨¢s locas fantas¨ªas (esas en que te ves corriendo los mil metros lisos y ganando o doblando cucharillas con la mirada y dejando al personal maravillado) me atrev¨ª a imaginarme algo as¨ª. Pero la vida a veces es la repera. ?Qu¨¦ te parecer¨ªa estar en el escenario con Estrella Morente? Por supuesto yo no iba a cantar ni a bailar, se trataba de que escritora y cantaora nos mir¨¢semos la una en el espejo de la otra y que nuestros mundos se cruzaran. ?bamos a actuar en el espect¨¢culo M¨²sica de los espejos, dentro del ciclo Suma Flamenca, que se celebrar¨ªa en la antigua f¨¢brica de cervezas El ?guila.
Me qued¨¦ muerta. ?Qu¨¦ me pondr¨ªa? Seguro que Estrella estar¨ªa pensando en sus alegr¨ªas, tangos, en cosas importantes... Los flamencos son la gente m¨¢s seria que he conocido en mi vida, entregados en cuerpo y alma al arte. Y he de decir que tuve la suerte de conocer su mundo cuando ten¨ªa 20 a?os y que de ¨¦l he aprendido el respeto por lo que uno hace, aprend¨ª que vivir en la creatividad es vivir m¨¢s y mejor. En aquel tiempo Estrella estar¨ªa naciendo, pero conoc¨ªa a su padre, cuyo ejemplo de confianza en s¨ª mismo, de renovaci¨®n, de no bajar la guardia para dar lo mejor de s¨ª mismo me ha servido de ejemplo en alg¨²n momento de baj¨®n. Qui¨¦n me iba a decir entonces que ahora estar¨ªa sacando lo mejorcito de mi armario para sentarme junto a la cantaora.
Y lleg¨® la noche. Quedamos un rato antes para cambiar impresiones y ajustar un poco nuestras actuaciones. Si no la conocen, tendr¨ªan que conocerla. Es una de las personas m¨¢s c¨¢lidas, simp¨¢ticas y con sentido del humor que he conocido. Y es tan joven. Cu¨¢ntas cosas ha hecho ya en la vida esta chica, diva, madre, esposa del torero Javier Conde (guapo donde los haya). Servidora estaba nerviosa.
Sub¨ª al escenario, dije lo que ten¨ªa que decir, y a los pocos minutos lleg¨® Estrella removiendo el aire, levantando las emociones con un mant¨®n fucsia como si hiciese viento cuando no hac¨ªa ni una brizna de aire. Me puse en pie para recibirla, Estrella recog¨ªa toda la luz de la noche. Me mir¨® con su amplia sonrisa, generosa. Aquello empezaba a convertirse en algo m¨¢gico. El p¨²blico entre las sombras esperaba ser electrizado y entonces Estrella se arranc¨® por alegr¨ªas. Luego una taranta dedicada a La Ni?a de los Peines. Cerr¨® el pu?o llen¨¢ndose de fuerza y se levant¨® a bailar, despu¨¦s una sole¨¢ y esos tangos a petici¨®n m¨ªa que dicen: "A la hora de mi muerte / no pon¨¦rmela delante, / que como la quiero tanto / el coraz¨®n se me parte". ?Qu¨¦ voz la que aquella noche!
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