Indulto menor para endulzar las penas
Los ¨¢nimos est¨¢n tan caldeados que se puede esperar cualquier cosa. Y habr¨¢ que entender lo que ocurra porque esta es una fiesta en la que el sentimiento se sit¨²a siempre por encima de la raz¨®n, Quiz¨¢, por eso, se mantiene a lo largo del tiempo a pesar de tantas prohibiciones como ha sufrido.
Ayer, por ejemplo, Barcelona fue protagonista de un hecho ins¨®lito: el tercer toro de la tarde fue indultado a petici¨®n de un p¨²blico enfervorizado que, de alg¨²n modo, parec¨ªa buscar la venganza contra los pol¨ªticos y los antitaurinos. Y qu¨¦ mejor respuesta que devolver a la dehesa a un toro, al que se le perdon¨® la vida, supuestamente, por su bravura y nobleza en el ruedo. Como gesto oportuno, extraordinario; la pena es que ni la apasionada petici¨®n ni la decisi¨®n presidencial resisten el m¨¢s m¨ªnimo an¨¢lisis.
VALDEFRESNO / PADILLA, D?AZ, TENDERO
Toros de Valdefresno, bien presentados, sosotes y nobles. Destac¨® el tercero, que fue indultado.
Juan Jos¨¦ Padilla: dos pinchazos y media (silencio); pinchazo y estocada baja (silencio).
Curro D¨ªaz: media en los costillares, cinco descabellos -aviso- y dos descabellos (ovaci¨®n); pinchazo y estocada (ovaci¨®n).
Miguel Tendero: dos orejas y rabo simb¨®licos; pinchazo, estocada, descabello -aviso- y descabello (ovaci¨®n).
Plaza Monumental de Barcelona. 1 de agosto. Menos de un cuarto de entrada.
Rayito, n¨²mero 93, de 535 kilos de peso, de pelo negro, perteneciente a la ganader¨ªa de Valdefresno, fue un toro de gran nobleza, fijeza y recorrido por el lado derecho, y acudi¨® con codicia al capote y obediencia ciega a la muleta de Tendero. Rayito baj¨® su diapas¨®n por la izquierda y, sobre todo, -lo m¨¢s grave y trascendental-, es que no fue picado. Mejor dicho, acudi¨® dos veces y no le hicieron sangre ni para un an¨¢lisis cl¨ªnico. En suma, un toro de buenas condiciones que no debi¨® superar el examen final porque suspendi¨® la materia m¨¢s importante. Pero, bueno, despu¨¦s de tantos disgustos, bien est¨¢ que esta afici¨®n, tan minoritaria como ejemplar en su encendida y solitaria defensa de las corridas contra viento y marea, tenga una alegr¨ªa en el coraz¨®n. No obstante, estos aficionados saben en lo m¨¢s hondo de su alma que una plaza de primera categor¨ªa como es Barcelona debe exigir unos par¨¢metros m¨¢s serios.
Miguel Tendero, que debutaba en esta plaza, se jart¨® de dar pases, con un toreo casi siempre bullanguero, alegre, acelerado y entregado, pero falto de reposo, hondura y gracia. Destac¨® m¨¢s con la mano derecha, por donde la embestida del toro era m¨¢s larga, y, al final, a medida que se calentaba el ambiente, prefiri¨® los adornos al toreo fundamental. La verdad es que el momento lo exig¨ªa, y, as¨ª, el chaval saltaba de alegr¨ªa cuando se vio con las dos orejas y el rabo simb¨®licos en la tarde de su deb¨².
Tampoco picaron al sexto, noble tambi¨¦n, pero de menos fijeza, al que hizo una faena larga, desbordante de ilusi¨®n y carente del necesario sosiego.
No tuvieron tanta suerte sus compa?eros de terna, que, si bien se enfrentaron a nobles oponentes, no derrocharon -los toros- la codicia necesaria para que el toreo se hiciera presente. Qued¨® clara, por ejemplo, la exquisitez de Curro D¨ªaz y sus mu?ecas prodigiosas. As¨ª, dibuj¨® varios naturales de ensue?o en su primero y lo intent¨® en vano en el quinto. C¨®mo torear¨ªa Curro si no citara tanto fuera de cacho y tuviera menos inter¨¦s en despegarse de los toros. Pero ca uno es ca uno... y Curro no va a cambiar a estas alturas de la pel¨ªcula. Como Padilla es y ser¨¢ genio y figura; torero honesto y basto, ni tuvo toros a modo ni ¨¦l se encontr¨® a gusto consigo mismo.
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