No m¨¢s vacas viudas
A la Democracia Feijoniana le sienta fenomenal de la muerte el verano. Miren si no la alegr¨ªa que transmiten las im¨¢genes de esa fiesta del albari?o que, en glamur, elegancia y buen gusto, es lo m¨¢s parecido que tenemos a los Oscar o la entrega de los premios Nobel. La pol¨ªtica se vuelve ligera y fugaz como un partido de f¨²tbol en la playa. M¨¢s que en ninguna otra ¨¦poca del a?o triunfa su mayor virtud, el regate corto y chispeante. Ninguno estamos para sesudas reflexiones y complejos razonamientos. Se premia dar espect¨¢culo antes que dar doctrina.
En una jugada maestra, inici¨® la temporada de est¨ªo como es debido, con un buen culebr¨®n que bien podr¨ªa titularse El se?or de las deudas. Con su heroica resistencia ante los afanes recaudatorios de la Hacienda del Rey, Feij¨®o ha encontrado la manera de culpar a Zapatero por los recortes que ejecutar¨¢ en el presupuesto de la Xunta guiado por su programa y sus valores y prejuicios, que para eso se ganan las elecciones. Es el sue?o dorado de cualquier gobernante. Ejecutar su programa de m¨¢ximos ideol¨®gicos alegando las circunstancias o la malicia de otro Gobierno hostil. Recortar en sanidad o dependencia para gastar m¨¢s en cemento y ayudas a nuestros necesitados amigos del autom¨®vil. Hacerlo culpando a Madrid por pretender la devoluci¨®n del dinero adelantado en concepto de impuestos. Un chollo argumental que se puede reempaquetar y vender miles de veces. Primero emplazando a Zapatero, luego a los dos V¨¢zquez, luego a cada V¨¢zquez por separado hasta que se contradigan; y as¨ª hasta septiembre. Entretiene y no tiene precio
Sindicatos y patronal regalan a Feij¨®o una foto de paz y amistad mientras dan con el l¨¢tigo a Zapatero
Al culebr¨®n fiscal, se suma ahora la foto del verano. Mientras los sindicatos y la patronal golpean con el l¨¢tigo de la indiferencia al despiadado recaudador Zapatero, a nuestro compasivo Feij¨®o le obsequian con una instant¨¢nea de amor y paz social que, sin duda, debe figurar en su haber. Los contenidos del acuerdo lucen un tanto vagos y et¨¦reos de seguir, pero resulta est¨¦ticamente irreprochable. Feij¨®o tiene su imagen de consenso y los dem¨¢s lo que suelen querer en estos arreglos. La patronal, m¨¢s subvenciones y ayudas p¨²blicas para organizar mejor sus negocios e intereses privados. Los sindicatos, mangonear los servicios de empleo y repartirse los legendarios cursillos de formaci¨®n.
La prohibici¨®n taurina pone ahora ante la Democracia Feijoniana la oportunidad perfecta para asentar su imagen de derecha amable y cool entre esa parte de la izquierda que siempre anda buscando una buena excusa para votar a la derecha y que le baje los impuestos. La encomiable decisi¨®n del Parlament -un peque?o paso para el hombre, un gran salto para los toros- ha excitado lo m¨¢s racial y contradictorio de la caverna neoespa?ola, poniendo de manifiesto la intensidad del problem¨¢tico "hecho diferencial madrile?o". Al parecer, puede prohibirse por ley que alguien se declare naci¨®n y es bueno para la libertad. En cambio, proscribir que se ajusticie a toros a estocadas ataviados con unas singulares mallas es un acto de represi¨®n. Al parecer, los mismos ciudadanos del mundo que no se cansan de imputar pecados de sectarismo identitario al nacionalismo, defienden que las corridas de toros son cultura y son buenas por formar parte de nuestra identidad. Figuran en el n¨²cleo duro de la misma esencia de ser espa?ol.
Junto con otras verdades universales como el gol fantasma de Michel contra Brasil, que nadie cocina mejor que nuestra madre o que el di¨¦sel compensa si se hacen m¨¢s de 50.000 kil¨®metros al a?o. Prohibir las corridas no ofrece un ejemplo de civilizaci¨®n y modernidad ilustrada, sino un arrebato de antiespa?olidad. "En Galicia nos preocupan m¨¢s las vacas que los toros", dijo, provocador, Feij¨®o, con esa brillantez de tertuliano tan suya. Cu¨¢nta raz¨®n tiene. Debemos animarle a dar un paso m¨¢s. Prohib¨¢moslas tambi¨¦n en Galicia. Pero no por los toros, sino por las vacas. Frente a la barbarie, ni una vaca viuda m¨¢s. Convirtamos juntos a Galicia en ese templo de la democracia donde el toro y la vaca puedan estar seguros de que si alguien llama a su puerta a las cinco de la ma?ana, con toda seguridad, es el lechero.
antonlosada.blogspot.com
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