CINCO
Por las ma?anas, para calmar la conciencia, salgo a buscar curro, o hago como que. Entro en los restaurantes y pregunto de malos modos (para caer mal) si necesitan un ayudante de cocina. Siempre dicen que no, aunque sea que s¨ª. Camino cuatro o cinco horas, sin parar, como un sonso, para agotarme, para no pensar, aunque mi puta cabeza no hace otra puta cosa que dar vueltas, ?a qu¨¦?, a mi puta vida. Al mediod¨ªa, en un kebab que hay junto a Callao, tapi?o una pelota de grasa oscura y subo al chabolo, no te lo pierdas, a escribir. Soy un puto escritor, s¨ª, ?qu¨¦ pasa?
Como ni pertenezco a nadie ni nadie me pertenece, acabo imaginando que soy invisible. Y ah¨ª es donde se me ocurre la historia de un cr¨ªo de la edad de mi sobrino que un d¨ªa, al regresar del cole, comienza de repente a desmaterializarse. Al principio cree que le ha sentado mal la merienda y acelera el paso para llegar a casa cuanto antes y potar en el retrete. Pero en cuatro o cinco pasos m¨¢s la desmaterializaci¨®n se completa y resulta que se ha vuelto invisible, y no solo invisible sino permeable, porque los cuerpos de los dem¨¢s transe¨²ntes traspasan el suyo como si estuviera hecho de aire. Por resumir, que no acabamos: el cr¨ªo invisible se desmaya del susto y todo el mundo pasa por encima de ¨¦l hasta que vuelve en s¨ª y busca refugio en un portal intentando entender lo que le ocurre. Al rato, sin comerlo ni beberlo, su cuerpo se vuelve a materializar del mismo modo casual en que se desmaterializ¨®. Llega a casa hecho polvo, sin tener muy claro si la cosa ha sucedido de verdad o se la ha imaginado, y se pasa el resto de la tarde mir¨¢ndose en el espejo, palp¨¢ndose los brazos y las piernas. Pero no les cuenta nada a sus viejos. No le cuenta nada a nadie.
Al mediod¨ªa subo al chabolo, no te lo pierdas, a escribir. Soy un puto escritor, s¨ª, ?qu¨¦ pasa?
Al d¨ªa siguiente se vuelve de nuevo invisible, esta vez por la ma?ana, al ir al cole, y sin nada tampoco que lo anuncie. La experiencia, como el d¨ªa anterior, dura en torno a un cuarto de hora. Los episodios se repiten, de manera que el cr¨ªo alterna momentos de visibilidad con momentos de invisibilidad, como el que tiene jaquecas sin saber de d¨®nde co?o vienen.
Lee el cap¨ªtulo SEIS.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.