Enfrentamiento entre sopranos en la Gala L¨ªrica del Xacobeo
Cr¨ªticas de Gallardo-Dom?s a la direcci¨®n del festival
La Gran Gala L¨ªrica del Xacobeo en el Palacio de Congresos compostelano tuvo, en la noche del pasado mi¨¦rcoles, un final inesperado, aunque buena parte del p¨²blico no se percatase. Acabado el programa y sendos bises de Marco Berti, Leo Nucci, Celso Albelo y Maria Guleghina, la soprano Cristina Gallardo-Dom?s no cant¨® el suyo previsto, Vai lavala cara. En el escenario, ramos de flores, gestos tensos -salvo la perfecta sonrisa esc¨¦nica de Nucci- y raros viajes de Pietro Rizzo entre podio y bastidores.
Los problemas de competencia y celos entre cantantes, viejos como la ¨®pera misma, hab¨ªan saltado ya en los ensayos. En declaraciones a este diario, Gallardo-Dom?s, primera soprano pucciniana del mundo, explic¨® lo ocurrido: "Guleghina quiso pasar su aria de la primera parte al final de la gala, pasando por encima de la organizaci¨®n. Y nadie responsable hizo valer su autoridad ni en el ensayo ni en el concierto. Ni el director de la agencia con la que se firmaron los contratos, ni el del Xacobeo Classics 2010, que prefiri¨® verlo todo desde el patio de butacas, lo que me ha producido una gran frustraci¨®n".
"He sentido una gran frustraci¨®n", declar¨® la cantante chilena
Gallardo-Dom?s, muy seria y ya vestida de calle, tard¨® largo rato en salir a recibir su ramo, que r¨¢pidamente lanz¨® al p¨²blico. Agradeci¨® as¨ª, con expresi¨®n de disgusto, la gran ovaci¨®n recibida tras una gala en la que, seg¨²n sus palabras, "hab¨ªa sido contratada para cantar arias de ¨®pera", avini¨¦ndose luego a presentar dos piezas de su disco patrocinado por el Xacobeo.
Con su talento, la soprano chilena-canaria elev¨® sus dos breves intervenciones a la mayor calidad, con su gran belleza de voz y rara emotividad. La Real Filharmon¨ªa y Rizzo hicieron la obertura de Las bodas de F¨ªgaro y El barbero de Sevilla ligeras, transparentes y plenas de estilo. Nucci se mostr¨® como el gran artista que es, por encima de las dificultades de la edad. Mar¨ªa Jos¨¦ Montiel tuvo en sus intervenciones bellos filados, un buen fiatto y el hermoso dramatismo de su registro grave.
Albelo es de esos tenores de una belleza de timbre, afinaci¨®n y musicalidad que hacen llegar la voz como cantada para cada espectador. La voz de Desrir¨¦e Rancatore tiene momentos de belleza y preciosa agilidad, pero se ve comprometida a veces por un excesivo vibrato y unos apoyos nasales algo desagradables. Guleghina logr¨® superar alg¨²n ligero problema de voz para acabar expresando todo el dramatismo del aria que reserv¨® para propina. Berti luci¨® una voz potente y bien timbrada, pero emitida con notoria brusquedad y apoyos un tanto irregulares.
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