Una cantera inagotable de ficci¨®n
Parece como si el deseo de viajar en el tiempo se viera hoy satisfecho simplemente a trav¨¦s de la ficci¨®n. Pero una ficci¨®n que recree al detalle la forma de vivir de otras ¨¦pocas y en proximidad de personajes hist¨®ricos en momentos determinantes de la aventura de su vida. El fen¨®meno de la novela hist¨®rica se mantiene al m¨¢s alto nivel en Espa?a desde hace m¨¢s de una d¨¦cada. Las mesas de novedades de este g¨¦nero no dejan de renovarse con obras de autores que se inician en la ficci¨®n amarrados fuertemente al andamiaje de la historia. Una afici¨®n que se extiende tambi¨¦n a las series de televisi¨®n (Roma, ?guila Roja, Los Tudor, Espartaco, sangre y arena, por citar algunos ejemplos). Y que cuenta con apasionados foros de aficionados como hislibris.com. Es una moda, ciertamente, y revisando o leyendo muchos de esos libros es evidente que la calidad de la escritura suele ser baja, mediocre. Pero hay algunas cosas en las que todos est¨¢n de acuerdo.
"Historiadores y novelistas son como dos coches que se cruzan en la carretera en direcciones contrarias", dice Almudena Grandes
"En las librer¨ªas se encuentran muchas novelas hist¨®ricas, entre las que hay buenas, malas y regulares. Esa mescolanza crea cierta prevenci¨®n. Es algo que sucede tambi¨¦n en otros g¨¦neros como la novela negra o la rom¨¢ntica, por eso me parece injusto que se considere todo un g¨¦nero como el hist¨®rico dentro del mismo prejuicio", reclama Santiago Posteguillo, quien no tiene inconveniente en que sus obras sean consideradas novela hist¨®rica, "siempre que se mantenga el sintagma de que el sustantivo es novela y el adjetivo es hist¨®rica", subraya este ling¨¹ista, autor de la trilog¨ªa de Escipi¨®n (Ediciones B). "Es esencial que la novela tenga una buena tensi¨®n dram¨¢tica y un nivel de historicidad razonable", apunta. "No cabe duda de que la novela hist¨®rica cumple un papel de divulgaci¨®n. Por eso es algo que los historiadores no deber¨ªan criticar, nosotros rellenamos un espacio para el conocimiento que muchos de ellos no practican".
El medievalista Jos¨¦ Enrique Ruiz Dom¨¨nec reconoce que lee m¨¢s novela hist¨®rica de lo habitual en su profesi¨®n. "?ltimamente hay mucho inter¨¦s entre los historiadores por lo que se llama 'otros modos de comunicaci¨®n del pasado", explica. Esos modos pasan por la ficci¨®n o simplemente por el estilo narrativo. "La afici¨®n por la historia despert¨® en Francia a mediados de los a?os setenta, cuando se empezaron a publicar y demandar libros de historia de uso colectivo. Incluso los historiadores m¨¢s serios y prestigiosos (como Hobsbawm o Duby) se prestaron a ello llevados por su compromiso con la sociedad, y se convirti¨® en un fen¨®meno editorial. Eso los llev¨® a refinar y mejorar su escritura", apunta Ruiz Dom¨¨nec. "Ese es el drama espa?ol. Todav¨ªa hay un divorcio entre los acad¨¦micos y los divulgadores. Ese vac¨ªo en Espa?a lo ocupa la novela hist¨®rica".
"En la explosi¨®n de este fen¨®meno hay un antes y un despu¨¦s de El nombre de la rosa", se?ala Ruiz Dom¨¨nec. "Eco la escribi¨® cuando estaba en la c¨²spide y era el gur¨² universitario. Hab¨ªa educado conceptualmente a toda una generaci¨®n cuando consider¨® que la mejor manera de acercarse a un p¨²blico m¨¢s amplio podr¨ªa ser mediante un thriller como aquel. Una novela que ten¨ªa mucho de la novela negra de los a?os treinta y cuarenta, pero que serv¨ªa para entender lo que sucedi¨® en la Italia del siglo IV, como una met¨¢fora pol¨ªtica del siglo XX. Hay novelistas extraordinarios que han abordado la historia, desde Cort¨¢zar y Garc¨ªa M¨¢rquez hasta Vargas Llosa y P¨¦rez Reverte. Este ¨²ltimo se documenta profundamente y usa esos elementos correctamente en su construcci¨®n de la novela. Yo recomiendo mucho Un d¨ªa de c¨®lera (Alfaguara) sobre el 2 de mayo a mis alumnos. (Posteriormente ha publicado otra, El asedio). En la microhistoria la novela se crece en el detalle".
Entre dramas de romanos, manuscritos medievales y biograf¨ªas noveladas hay un periodo hist¨®rico que en Espa?a ha generado en los ¨²ltimos a?os muchas recreaciones que mezclan ficci¨®n y realidad: la Guerra Civil. Despu¨¦s de terminar El coraz¨®n helado, ambientada en esta contienda b¨¦lica, Almudena Grandes se ha embarcado en un proyecto de seis novelas ambientadas en la posguerra. La primera, In¨¦s y la alegr¨ªa (Tusquets), est¨¢ a punto de aparecer. "Como la mayor¨ªa, yo cre¨ªa que sab¨ªa mucho sobre la Guerra Civil, pero cuando estaba escribiendo Coraz¨®n helado me di cuenta de que no sab¨ªa nada", admite. La escritora hizo la carrera de Historia con especialidad en Prehistoria, aunque nunca pens¨® que volver¨ªa a ella. "Lo de estudiar Contempor¨¢nea me parec¨ªa una vulgaridad", recuerda. Pero la vida -y la literatura a¨²n m¨¢s- discurre por extra?os caminos. Sus modelos para este proyecto son los Episodios nacionales, de P¨¦rez Gald¨®s, y tambi¨¦n las seis novelas de El laberinto m¨¢gico, de Max Aub. "Mis seis novelas transcurren en el marco hist¨®rico de la posguerra. Los personajes reales interact¨²an con los m¨ªos. Al ir investigando se me despert¨® una tremenda avidez por la historia. Es otro mundo, como estudiar otro idioma".
La relaci¨®n entre novela e historia, seg¨²n Grandes, debe guardar tantas "lealtades como libertades". "Al no haber una versi¨®n oficial de la historia me formo mis propias hip¨®tesis", dice. "Cuando escribes novelas se deben respetar ciertas coyunturas. Hay que ser leal con los hechos, mantener ese cord¨®n umbilical, porque lo contrario es fraude. Lo que el novelista hace es interpretar, no inventar".
"Yo me llevo muy bien con los historiadores, me nutro de ellos", reconoce. "Aunque tambi¨¦n puedo ser audaz. La historia de la Guerra Civil sigue estando en construcci¨®n. Se asentaba en los libros de los anglosajones y los franceses, pero ahora los historiadores de mi generaci¨®n la han tomado por los cuernos y est¨¢n escribiendo libros muy importantes. Las interpretaciones est¨¢n cambiando", afirma. "Los historiadores y los novelistas son como dos coches que se cruzan en la carretera en direcciones contrarias".
Seg¨²n Ruiz Domenec la novela hist¨®rica actual tiene auge porque hay muchas m¨¢s y mejores formas de documentarse. "Hoy se hace mejor historia que antes", subraya. "Se han publicado muchos estudios excelentes en las ¨²ltimas d¨¦cadas, muchos m¨¢s que en ¨¦pocas anteriores. Por eso y por otras razones, la historia es la cantera de la novela".
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