"Es un sonido de celebraci¨®n"
Amor por el f¨²tbol, artesan¨ªa y visi¨®n comercial. Neil van Schalkwyk, natural de Ciudad del Cabo, de 37 a?os y con dos hijos, es el responsable del ruido de enjambres de abejas enfurecidas que los televisores han emitido durante la retransmisi¨®n de los partidos de f¨²tbol del Mundial de Sud¨¢frica. Es el innovador de la vuvuzela, que ha inundado los estadios y que los seguidores de los equipos de todo el mundo han llevado de vuelta a casa, el recuerdo m¨¢s natural -y estruendoso- del evento futbol¨ªstico.
Van Schalkwyk se dir¨ªa lo contrario a una vuvuzela. Si la una es estrepitosa, fiestera y provoca carcajada (o furia) inmediata, su innovador habla serio y quedo, con gestos discretos y sonrisas escasas. Se llama innovador porque nadie tiene muy claro de d¨®nde sali¨® la idea de la vuvuzela (en zul¨² significa haz ruido). "Yo jugaba a f¨²tbol, semiprofesional, en el Santos de Ciudad del Cabo. Entonces era aprendiz en una f¨¢brica de productos de pl¨¢stico, de menaje. Ser¨ªa 1993 cuando me fij¨¦ en que los seguidores de los equipos de Johanesburgo, Orlando Pirates o Kaizer Chiefs, hac¨ªan sonar vuvuzelas de hojalata, hechas a mano, un sonido ¨²nico, de celebraci¨®n. Fue cuando pens¨¦ que podr¨ªa tener ¨¦xito una versi¨®n de pl¨¢stico que pudiera producirse en cadena". Y vaya si lo tuvo.
"El nuestro es un producto con m¨¢s de 10 a?os de investigaci¨®n"
Expuso la idea a su jefe, ahora socio en Masincedane Sport, y comenzaron a investigar. En 2001 iniciaban la producci¨®n, 500 unidades al mes que al principio regalaron. "Empezamos a crear el mercado, y cuando Sud¨¢frica fue candidata a albergar el Mundial contactamos con la organizaci¨®n y fomentamos el inter¨¦s". En 2003, un banco local -"el ¨²nico que patrocinaba equipos de f¨²tbol"- se hizo con 20.000 vuvuzelas, lo que inici¨® la viabilidad de Masincedane, que registr¨® la marca Vuvuzela en Sud¨¢frica y en Europa.
En 2004, Sud¨¢frica se hac¨ªa con el Mundial y la delegaci¨®n del pa¨ªs en Suiza ya hizo sonar vuvuzelas. La pol¨¦mica sobre su uso durante el ensayo general del Mundial, la Copa Confederaciones, el pasado a?o, solo sirvi¨® para hacerla m¨¢s popular entre los sudafricanos, que la adoptaron como instrumento nacional.
Pero no todo iba a ser f¨¢cil. La empresa alemana con la que Masincedane se asoci¨® para distribuirla en Europa consider¨® que no era adecuado: de una sola pieza, pod¨ªa ser utilizada como arma por los seguidores m¨¢s belicosos. Hubo que ajustar el dise?o, hacerla en piezas: si alguien es golpeado en la cabeza con una vuvuzela oficial, esta se desmonta en tres, lo que amortigua el impacto. Tambi¨¦n han reformado la boca, de forma que no corta, reseca o deforma los labios (algo que no pocos seguidores han sufrido) y, en el momento de mayor debate sobre el impacto auditivo, rebajaron su capacidad de 140 decibelios a 121. "No estamos hablando de un trozo de pl¨¢stico, el nuestro es un producto de calidad, con m¨¢s de 10 a?os de investigaci¨®n", dice muy serio Van Schalkwyk, que recuerda que su empresa podr¨ªa haber optado por el camino m¨¢s f¨¢cil: producir la vuvuzela en Asia y reducir costes, "pero, con los niveles de desempleo que tenemos en Sud¨¢frica, quer¨ªamos contribuir. Empleamos a 70 personas, y eso es importante".
Aun as¨ª, no ha habido manera de parar la avalancha de productos copiados llegados de China. "Hasta Coca-Cola distribuy¨® vuvuzelas propias gratis". En Alemania se han producido un mill¨®n y medio de vuvuzelas. En Sud¨¢frica, 800.000, 300.000 para el Mundial, "de las que hemos vendido un 20%; es una decepci¨®n", se lamenta el empresario.
Pero a¨²n hay demanda: "La gente es consciente de la calidad que compra. Ahora nos ha llegado un nuevo encargo. No son muchas, 30, pero viene de Estados Unidos, de seguidores satisfechos con el producto". Y nuevos retos: entrar en el mercado europeo, una vez la percepci¨®n de la vuvuzela ha cambiado, e irrumpir en el sudamericano, con Brasil 2014 como objetivo. ?Por qu¨¦ deber¨ªa tener ¨¦xito? "Hay mucha gente que no tiene voz. En Sud¨¢frica, por ejemplo, tenemos 11 lenguas oficiales, no todos las entendemos todas. El idioma de la vuvuzela es nuestra otra lengua, todo el mundo la entiende. No s¨¦ por qu¨¦ el sonido es tan distorsionado en los televisores. En el estadio es electrizante, ¨²nico, de celebraci¨®n. Tiene mucho potencial".
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