?M¨²sica maestro!
La desesperaci¨®n lleva algunas veces a pedir cualquier cosa para que cambie el signo de la tarde. As¨ª, a falta de faenas para jalear y de inter¨¦s en el ruedo, los tendidos no tuvieron otra ocasi¨®n para divertirse que escuchar los pasodobles. Y como el presidente era consciente de que en la arena no hab¨ªa nada que alegrar, desoy¨® constantemente las solicitudes del respetable.
Con silbidos a ritmo sil¨¢bico del consabido ?M¨²-si-ca!, con gestos y hasta con improperios hacia los profesionales de la banda. Pero ni por esas estaba el presidente por la labor de acompa?ar a las insustanciales faenas de los espadas. As¨ª fueron, sin sustancia. ?Pases? Muchos. ?Minutos delante de la cara? Demasiados. Pero nada que contar al p¨²blico.
PUERTO / PONCE, FANDI Y TALAVANTE
6 toros de Puerto de San Lorenzo, desiguales de presentaci¨®n, con poca fuerza y muy descastados. El sexto fue sustituido por un sobrero del mismo hierro, m¨¢s grande pero de similar condici¨®n.
Enrique Ponce: Estocada ca¨ªda (vuelta tras fuerte petici¨®n despu¨¦s de un aviso) y pinchazo, estocada baja y un descabello (saludos)
David Fandila 'El Fandi': Tres pinchazos y estocada (silencio tras un aviso) y media trasera y descabello (silencio).
Alejandro Talavante: Dos pinchazos bajos sin soltar, estocada y descabello (silencio) y estocada (silencio).
Plaza de Vitoria. 8 de agosto de 2010. Cuarta de la feria de La Virgen Blanca. M¨¢s de media entrada.
La mala condici¨®n de los toros volvi¨® a arruinar el festejo
El motivo fue, un d¨ªa m¨¢s, la falta de casta de los astados, que adem¨¢s adolecieron de debilidad y embistieron m¨¢s veces arrodillados que con energ¨ªa. Un fiasco de la ganader¨ªa de Puerto de San Lorenzo, cuya sangre ten¨ªa m¨¢s agua que vino en la mezcla de la bravura. Y la fiesta necesita br¨ªo, chispa y movilidad para que haya emoci¨®n y se transmita importancia a los tendidos.
A falta de toros, por lo menos que nos den m¨²sica, debi¨® pensar alguno. Y all¨ª se dirigi¨® El Fandi en el quinto de la tarde. Banderillas en mano, alert¨® a los m¨²sicos desde los medios para que arrancara el pasodoble. Fue el comienzo de un manual de vulgaridad del diestro granadino, que quiso ganarse el benepl¨¢cito del p¨²blico a base de trucos ramplones. Clav¨® las banderillas a toro pasado, cit¨® siempre cogiendo el estaquillador de la muleta desde el extremo, muletazos hacia afuera, enganchones, paso atr¨¢s y, por si faltara algo, su cuadrilla hizo la rueda al toro para que doblase. Un manual de toreo de pueblo, que acab¨® por cansar a un p¨²blico que hab¨ªa estado dispuesto a aplaudirle.
Si no llega a ser por esa lucha por conseguir m¨²sica y algunos atractivos pasajes en la zona de los blusas, m¨¢s de uno habr¨ªa claudicado en una tarde tan anodina, donde ni se picaron los toros ni se luci¨® en banderillas ni se vibr¨® en el ¨²ltimo tercio.
Tan s¨®lo Ponce abri¨® la tarde con una faena habilidosa, sin obligar al toro y con m¨¢s puesta en escena que fondo. Al p¨²blico de Vitoria le vale todo lo que haga el valenciano y le pidieron con fuerza una oreja, que el presidente no quiso conceder y la presumible bronca hacia el palco qued¨® en unos silbidos despu¨¦s de la vuelta al ruedo de Ponce. Lo cierto es que la fea estocada era suficiente motivo como para negar el trofeo. Talavante se desesper¨® ante su mal lote y demostr¨® que no sabe andar tapando faltas cuando no tiene enemigo para hacer su particular toreo. El p¨²blico quer¨ªa alegr¨ªa y fue al ¨²nico espada que recrimin¨® en ocasiones, sobre todo por andar desangelado por la arena.
Con todo, los tres toreros fueron despedidos con fuertes palmas al abandonar la plaza. Pero al igual que el resto de los d¨ªas de la feria, falt¨® el animal para poner algo relevante en la tarde. Ayer se cumpl¨ªa un a?o del d¨ªa que Ponce cort¨® un rabo en esta plaza ante un toro de la misma ganader¨ªa. ?Qu¨¦ lejos queda aquel recuerdo! De ayer no quedar¨¢ nada.
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