Cine de verano en los Alpes
50.000 'peregrinos' acuden cada agosto al festival suizo de Locarno, que ofrece proyecciones al aire libre sobre una de las pantallas m¨¢s grandes del mundo
Despu¨¦s de un d¨ªa en este pueblo de postal al sur de los Alpes, el pelaje de la mascota de su festival de cine se te mete en la mollera de tal forma que cuesta discernir si es el colmo del buen gusto o una simple horterada. El leopardo negro y amarillo chill¨®n invade todo Locarno: muros, sombrillas, vestidos, escaparates. Pero, ?qu¨¦ demonios pinta un leopardo en los Alpes?
Estos d¨ªas, el festival est¨¢ celebrando su 63? edici¨®n bajo un solazo y un bochorno que una no imaginaba en Suiza (como tampoco imaginaba que hubiera tantas palmeras). A principios de agosto, unos 50.000 turistas y profesionales de toda Europa viajan hasta esta localidad italoparlante y bastante cara (incluso el c¨¢mping lo es: 30 euros por persona la noche). Imposible olvidar que estamos en Suiza: todo sucede de forma civilizada y, por supuesto, bajo el sello ecol¨®gico. Aunque resulta un tanto excesivo que la primera sugerencia que recibe el reci¨¦n llegado, con su maleta a cuestas, al preguntar por m¨¦todos para llegar a su hotel sea "en bici".
Nadie viene hasta aqu¨ª buscando el 'glamour' de Cannes o grandes nombres
Olivier P¨¨re, nuevo director art¨ªstico, aporta contactos y atenci¨®n medi¨¢tica
'La vida sublime' es la ¨²nica cinta espa?ola que compite este a?o
El festival de cine de Locarno naci¨® en 1946, el mismo a?o en que el de Venecia y el de Cannes retomaban sus ediciones tras el forzoso par¨®n de la II Guerra Mundial. Su nacimiento fue fruto de un fracaso: los residentes de la vecina localidad de Lugano rechazaron por votaci¨®n popular la construcci¨®n de un anfiteatro para su festival, que se vio forzado a trasladarse a esta localidad vecina de 15.000 habitantes situada al borde del lago Maggiore.
Durante los primeros a?os, la estatuilla consist¨ªa en un velero, una de las pasiones de la zona. En 1968, inspir¨¢ndose en el felino del escudo de la ciudad, La vela fue sustituida por este leopardo kitsch y lo gracioso es que nadie en el festival sabe explicar el porqu¨¦.
Locarno es el hermano peque?o de los grandes festivales europeos. Para unos, el m¨¢s cin¨¦filo y arriesgado. Para otros, el m¨¢s marginal y alejado del gran p¨²blico. Una cosa est¨¢ clara: nadie viene hasta aqu¨ª buscando el glamour de Cannes o los grandes nombres de Berl¨ªn. Este a?o Locarno est¨¢ en el punto de mira porque estrena director art¨ªstico, el sofisticado periodista franc¨¦s Olivier P¨¨re, de 39 a?os, encargado hasta el a?o pasado de la Quinzaine des r¨¦alisateurs del festival de Cannes.
P¨¨re ha aportado a Locarno sus contactos, atenci¨®n medi¨¢tica y sus ganas de impulsar "el business", como ¨¦l lo llama. "Locarno es un festival donde hacer descubrimientos, pero tambi¨¦n negocio, y es en esa direcci¨®n en la que queremos ir", dice desde su despacho, vac¨ªo e impersonal y vestido con su caracter¨ªstica chaqueta blanca. Para su estreno al frente del certamen, P¨¨re ha querido homenajear a uno de sus directores preferidos, el maestro de la comedia Ernst Lubitsch, del que hay una completa retrospectiva. Entre otras joyas se han proyectado fragmentos de La llama (1922), la ¨²ltima pel¨ªcula que el director rod¨® en Alemania.
Entre los 18 filmes seleccionados por P¨¨re para el concurso internacional no hay puntos comunes. "Son pel¨ªculas muy distintas, de categor¨ªas y estilos diferentes, pero en todas hay talento y una mirada personal", explica el franc¨¦s, que ha encargado la presidencia del jurado al director Eric Khoo (Singapur).
Entre las propuestas hay bastante sexo, como en la impactante L.A. Zombie, de Bruce LaBruce, una cinta de porno gay en la que los muertos resucitan polvo mediante, o la expl¨ªcita Homme au bain, que comparte con la anterior al protagonista, el actor porno Fran?ois Sagat, todo testosterona y con el cr¨¢neo tatuado de negro. Desde China llega el ¨²nico documental a competici¨®n, Karamay, que dura seis horas y parte de un terrible suceso: el incendio en 1994 de un teatro en el que murieron 288 ni?os (se evacu¨® antes a los oficiales que estaban entre el p¨²blico que a los peque?os). Dos de las pel¨ªculas que m¨¢s han gustado hasta el momento son Beli beli svet, del serbio Oleg Novkovic, y la intimista Beyond the steppes, de la belga Vanja d'Alcantara, basada en la historia de su abuela, que tras la invasi¨®n de Polonia en 1940 fue deportada a Siberia con su beb¨¦.
El ¨²nico largometraje espa?ol que participa en el certamen tambi¨¦n se inspira en un abuelo de su realizador, el vallisoletano Daniel V. Villamediana. La vida sublime, que compite en la secci¨®n Cineastas del Presente, cost¨® 90.000 euros. Se trata, seg¨²n su director, de una ficci¨®n familiar que protagoniza su primo, V¨ªctor V¨¢zquez, y en la que tambi¨¦n participa su abuela. La narraci¨®n gira en torno a un hecho real: el misterioso viaje a C¨¢diz que en 1936 emprendi¨® su abuelo, El Cuco, y su regreso, siete meses m¨¢s tarde, sin dar explicaciones. ?Sucedi¨® algo en C¨¢diz? "La pel¨ªcula habla del Sur como una enso?aci¨®n. Adem¨¢s, es un homenaje a la generaci¨®n del franquismo, que no pudo cumplir sus sue?os", dice Villamediana. Una imagen queda tras ver la pel¨ªcula: la del valiente primo zamp¨¢ndose 90 sardinas de una tacada para emular el r¨¦cord de su abuelo ante la incr¨¦dula mirada del camarero. Y que me aspen si no se las zamp¨® de verdad.
Al margen de sus dos secciones a competici¨®n, lo que convierte a Locarno en un festival de cine ¨²nico en el mundo son sus proyecciones en la Piazza Grande, coronada por una enorme pantalla de 26 metros por 14. Puede que sea una de las m¨¢s grandes del mundo. Pero seguro que es uno de los sitios m¨¢s bonitos para ver una pel¨ªcula. Las monta?as, las casas de colores, las estrellas. Es como un inmenso cine de verano en un paraje buc¨®lico y con gran calidad de sonido. Una vez sentado uno pierde la perspectiva del tama?o de la piazza. Hasta que acaba la pel¨ªcula y el p¨²blico empieza a aplaudir. No en vano, tiene capacidad para 8.000 personas. Para la piazza se reservan las pel¨ªculas m¨¢s comerciales, como la inquietante Au fond des bois, de Beno?t Jacquot, o la comedia amarga Cyrus, de los hermanos Duplass y con John C. Reilly, uno de los rostros conocidos de esta edici¨®n.
El festival, que se clausura el pr¨®ximo s¨¢bado, ya ha pasado su ecuador. La buena noticia es que la lluvia no ha frustrado de momento ninguna proyecci¨®n en la Piazza Grande. La mala, que ning¨²n filme ha logrado acercarse a la ovaci¨®n que en 2006 cosech¨® La vida de los otros, de un debutante Florian Henckel von Donnersmarck. Pero a¨²n quedan cuatro d¨ªas por delante.
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